03 enero 2008

Informe Especial sobre Cultura/ Enrique Carpintero

Modelos Socioculturales del Poder

En su columna Modelos Socioculturales del Poder, Enrique Carpintero analiza las diferentes formas en que el modelo socioeconómico de la cultura dominante se manifiesta. En este artículo el tema a recorrer es la socialización de la Salud, desde una perspectiva ética, racional y científica que de cuenta del padecimiento humano.

Modelos socioculturales del poder III

La socialización de la Salud: una perspectiva ética, racional y científica para dar cuenta del padecimiento humano

Enrique Carpintero*

Los problemas que atraviesa el campo de la Salud Mental provienen desde sus orígenes. Pero lo que ocurre en la actualidad debe ser entendido por el grave deterioro de la salud pública en la Argentina en los últimos 30 años. La dictadura de 1976 instaló la primacía del poder privado sobre lo público. En los ´90 el gobierno de Menem desarrolló una política que beneficiaba los intereses de las grandes empresas de la salud que, con diferentes variantes continúa hasta la actualidad. Su resultado es una mala calidad de la atención y la exclusión de los sectores de bajos ingresos ya que el único interés de estos grupos monopólicos son los costos-beneficios. Esta perspectiva ha llevado a que el modelo sociocultural del poder en el campo de la Salud Mental es la psiquiatrización del padecimiento subjetivo. Una de sus consecuencias es que la Argentina se encuentra entre los primeros puestos de consumo de psicofármacos.
Defender la salud pública implica exigir al Estado que asigne los recursos necesarios para dar cuenta con la participación de los profesionales y de los usuarios de una calidad de atención para el conjunto de la población. Este es un derecho que todo ciudadano tiene asignado por la Constitución Nacional.
Como veremos en el desarrollo de este artículo garantizar este derecho nos lleva a plantear lo que en otros países se denomina la socialización de la salud: una perspectiva ética, racional y científica para dar cuenta de la salud y la enfermedad.

Comunidad de locos es un documental de Ana Cutuli que narra dos experiencias de comunidad terapéutica surgidas en los años ´70 a partir del Plan Nacional de Salud Mental y desarrolladas durante la dictadura de Onganía. Una es la realizada en Lomas de Zamora en el Hospital Neuropsiquiátrico José A. Estévez. En 1968 Wilbur R. Grimson se hace cargo de la dirección en el “Centro Piloto” del hospital con un equipo interdisciplinario y una nueva forma de trabajo: La comunidad terapéutica. En el mismo año, Raúl A. Camino se instala en Federal, Entre Ríos para crear la comunidad terapéutica de Colonia Federal.
Ambas experiencias fueron reprimidas por diferentes dictaduras y sus protagonistas perseguidos.




Ilustración: Rodrigo Crespo Vides



En el final de este excelente documental de Ana Cutuli se señala que “Hoy, con más del 30% de la población bajo la línea de pobreza, queda claro, como ya quedaba en aquella época, que más de la mitad de los internados en hospitales psiquiátricos están más por pobres que por locos”. Es decir, luego de 40 años, el sistema manicomial en la Argentina sigue igual. No existe una política desde el poder que lleve a modificar el sistema manicomial. Los cambios que se han realizado y se siguen realizando dependen de la iniciativa de profesionales sin que estos puedan plasmarse en una política del campo de la Salud Mental que beneficie a la mayoría de la población.

Sicko es un documental realizado con el estilo egocéntrico y maniqueo de Michel Moore sobre los sistemas de Salud. Allí compara el sistema de Salud privatizado de EEUU con los sistemas socializados de Canadá, Inglaterra y Cuba. En el primero la calidad de atención es pésima ya que lo único que interesa es la ganancia. El que no tiene un seguro de salud no puede ser atendido. En los otros países no sólo existe una gran calidad de atención sino un respeto por el trabajo de los profesionales. Algunas escenas son impactantes como la que muestra el video de monitores de un hospital donde se ve como una ambulancia de otro hospital deja un paciente en la puerta por que no tiene el seguro social. De esta manera se sacan a los pacientes que no cubren el seguro. También se muestra el dinero que reciben muchos diputados de los laboratorios. Entre ellos podemos observar como Hillary Clinton se oponía hace unos años a leyes que benefician a la industria farmacéutica para luego cambiar su posición al recibir una fuerte suma de dinero para su campaña presidencial. Pero lo importante que queremos señalar, al mencionar esta película, es que hablar de socialización de la Salud no implica solamente a un país socialista como Cuba sino otros países con economías capitalista como Inglaterra y Canadá. Es decir, hablar de socialización de la Salud nos plantea llevar adelante una perspectiva ética, racional y científica para dar cuenta del padecimiento humano.

Entrevista al Premio Nóbel de medicina Richard J. Roberts:


- ¿Qué modelo de investigación le parece más eficaz, el estadounidense o el europeo?
- Es obvio que el estadounidense, en el que toma parte activa el capital privado, es mucho más eficiente. Tómese por ejemplo el espectacular avance de la industria informática, donde es el dinero privado el que financia la investigación básica y aplicada, pero respecto a la industria de la salud... Tengo mis reservas.
- Le escucho.
- La investigación en la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad económica. Lo que es bueno para los dividendos de las empresas no siempre es bueno para las personas.
- Explíquese.
- La industria farmacéutica quiere servir a los mercados de capital...
- Como cualquier otra industria.
- Es que no es cualquier otra industria: estamos hablando de nuestra salud y nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos.
- Pero si son rentables, investigarán mejor.
- Si sólo piensas en los beneficios, dejas de preocuparte por servir a los seres humanos.
- Por ejemplo...
- He comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos
privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por
completo con una enfermedad...
- ¿Y por qué dejan de investigar?
- Porque las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento.
- Es una grave acusación.
- Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que digo.
- Hay dividendos que matan.
- Por eso le decía que la salud no puede ser un mercado más ni puede entenderse tan sólo como un medio para ganar dinero. Y por eso creo que el modelo europeo mixto de capital público y privado es menos fácil que propicie ese tipo de abusos.
- ¿Un ejemplo de esos abusos?
- Se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez había sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año pasado a un millón de personas.
- ¿No me habla usted del Tercer Mundo?
- Ése es otro triste capítulo: apenas se investigan las enfermedades tercermundistas, porque los medicamentos que las combatirían no serían rentables. Pero yo le estoy hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del todo no es rentable y por eso no investigan en ella.
- ¿Los políticos no intervienen?
- No se haga ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos.
- De todo habrá.
-Al capital sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los políticos - y sé de lo que hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas que financian sus campañas. Lo demás son palabras...

Ilustración:Rodrigo Crespo Vides

Un breve recorrido en la historia de la salud Mental en la Argentina. Todo lo anterior nos lleva a plantear que la lucha antimanicomial tiene un límite mientras la salud este en manos del poder privado. Las necesarias experiencias parciales que se realizan y las leyes que se aprueban no podrán implementarse plenamente mientras el Estado no garantice una salud socializada para el conjunto de la población.
Para que esto no quede en una cuestión de principios realicemos un breve recorrido desde la creación de las grandes estructuras manicomiales en la Argentina hasta la actualidad. Aunque el lector se sorprenda verá que a más de un siglo, en lo fundamental nada a cambiado.
Veamos algunos momentos de su desarrollo
A) Entre 1880 y 1910 se afirma un dispositivo psiquiátrico a partir del denominado “alienismo” siguiendo al positivismo y a la psiquiatría francesa. En este modelo se proponía la supuesta curación de la enfermedad mental mediante el encierro de los pacientes a los cuales se les aplicaba una serie de tratamientos físicos y sociales de diversa índole. De esta manera se constituye el primer modelo disciplinario de lo que se llamaba medicina mental o feniatría basado en un discurso positivista. El loco era peligroso y había que apartarlo de la sociedad. Se construyeron los primeros hospicios y se organizaron las primeras cátedras de psiquiatría y las primeras publicaciones. En 1854 se creó el Hospicio de Mujeres, hoy “Braulio Moyano” y en 1863 el de Hombres, actualmente Hospital “José T. Borda”, en la ciudad de Buenos Aires.
A principios del siglo pasado el edificio de la psiquiatría institucional estaba a medio camino por varios motivos, principalmente debido a la falta de cumplimiento de los proyectos de construcción de hospitales y los límites de los tratamientos empleados. En el caso de los primeros manicomios, en poco tiempo reflejaban imágenes del gran encarcelamiento, desatendiendo las condiciones especiales con las cuales debía contar el alienista para producir el denominado “tratamiento moral”. Se aprobaban planes, pero quedaba una gran distancia entre intenciones y prácticas concretas, tal como muchas veces en la historia de nuestro país.
Esta situación fue aliviada parcialmente por el alienista Domingo Cabred que creó la Colonia Nacional de Alienados Open Door en 1899, y en 1906 la Dirección de la Comisión de Asilos y Hospitales Regionales. En 1910 promovió la construcción de numerosas colonias y asilos. Cabred llevó adelante una serie de reformas que estaban en las intenciones de algunos alienistas progresistas.
Sin embargo, las transformaciones de la situación social del país comprometieron este panorama. El modelo agro-exportador y el fomento de las inmigraciones implicaron un desplazamiento de población hacia las ciudades, que crecieron rápidamente y produjeron nuevos problemas sociales y sanitarios. De ese modo se incorporaron las nacientes ideas del “higienismo”, que tenía como objetivo prevenir los diversos problemas sanitarios –desde epidemias hasta delitos- en el conjunto social.
En las siguientes décadas se produjo una transición que fue desnudando los límites de las políticas de alienistas e higienistas debido a la indigencia estructural, propia de la lógica manicomial; y por la insuficiencia crónica de recursos que negaban las clases dominantes.
En 1931 el destacado psiquiatra Gonzalo Bosch publicó un texto sobre “El pavoroso aspecto de la locura en la República Argentina” en el cual criticaba a un Estado que fracasaba, a una crisis de legitimación en la psiquiatría y a sus deudas respecto a la resolución del problema de la psiquiatría en la Argentina. Sin embargo se crearon nuevas instituciones de asistencia social de grupos vulnerables que fueron paralelas a las ofertas de los primeros servicios de internación psiquiátrica privada: los Institutos Frenopáticos. Mientras los locos pobres tenían que ir a las instituciones públicas abandonadas los que tendían dinero podían acceder a lugares de mayor confort y comodidad.
B) En la década del ‘40 se afianzó el Estado de Bienestar en la Argentina, de característica populista, mediante el surgimiento y consolidación del peronismo. En esta época aparece un nuevo grupo aliado a los psiquiatras manicomiales. La creación desde el Estado de organizaciones burocráticas sindicales que manejan las obras sociales llevó a que estos comenzaran a defender junto a los psiquiatras las estructuras manicomiales. El ministro de Salud desde 1946 a 1952 fue el neurólogo Ramón Carrillo. En Salud Mental intentó dar soluciones materiales a problemas tales como la falta de capacidad hospitalaria y de coordinación entre distintas jurisdicciones responsables del tratamiento de la locura. Así se reformaron e inauguraron nuevos lugares de atención, tales como los nuevos Hospicios construidos por pabellones. En el ámbito de la Psiquiatría fue controvertido. Por un lado encontró apoyos en los psiquiatras nacionalistas de los Hospitales y Colonias, especialmente en el Hospicio de Hombres. Estos junto con los burócratas sindicales fueron los que echaron a Enrique Pichón Rivieré del Hospital acusándolo de “comunista” y “de promover la homosexualidad” por haber comenzado a implementar grupos terapéuticos con los pacientes. Pero el gremio médico y la mayor parte de los psiquiatras ligados al higienismo no apoyaron las reformas de Carrillo. En esos años del gobierno peronista el deterioro de la situación en los manicomios se mantuvo.
C) En la década del ´50 la situación mundial había cambiado y el capitalismo necesitaba reformular un nuevo pacto social en el que se debía asegurar el desarrollo económico. Para ello, el Estado debe cumplir la función de brindar seguridad social y económica a los ciudadanos. Desde el final de la Segunda Guerra se había afirmado el llamado movimiento de Salud Mental en los países centrales capitalistas. Esta corriente se incluía dentro de la perspectiva keynesiana del Estado de Bienestar. Podemos señalar que, en este momento, la mitad de las camas de internación en el mundo eran psiquiátricas. Por lo tanto era necesario disminuir esos tremendos costos. Es en este contexto donde el proceso de transformación del orden manicomial estará determinado por esa dinámica económica y política. En 1953 la OMS recomendó la transformación en comunidades terapéuticas de todos los hospitales psiquiátricos, lo cual fue cumplido parcialmente por algunos países.
En Inglaterra comenzaron a gestarse los movimientos de comunidades terapéuticas propiciadas por Maxwell Jones. En EEUU la psiquiatría comunitaria. En Francia se lleva a delante la llamada “Política del Sector”. En Italia la psiquiatría democrática liderada por Franco Basaglia que surgirá en 1967.
En nuestro país a mediados de la década del ‘50 las tareas por realizar eran enormes debido a las condiciones desastrosas de los Hospicios.
Durante el año 1957, en la Argentina con la imposición del desarrollismo como estrategia económica, política y social en el período del gobierno de Frondizi y durante la dictadura de Onganía se producen tres hechos determinantes para reafirmar en nuestro país el “campo de la salud mental”: 1°) Se crea el Instituto Nacional de Salud Mental. 2°) El Dr. Mauricio Goldenberg funda el primer Servicio de Psicopatología en el Hospital General de Lanús, es decir fuera de un Hospital Psiquiátrico y 3°) Se crea la carrera de Psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Ya no era solamente el psiquiatra el que daba cuenta de la Salud Mental, también aparecían otros actores, en especial los psicólogos que a pesar de tener prohibida la práctica clínica por lo cual debían trabajar gratis ganaban importantes espacios en los hospitales y Centros de Salud Mental. Las conceptualizaciones del psicoanálisis, la sociología, la antropología, la psicología institucional y la psiquiatría comunitaria cuestionaban las instituciones manicomiales y ponían el acento en las prácticas comunitarias y preventivas-asistenciales. Durante estos años, se crearon las primeras residencias de Salud Mental, las salas de internación en Hospitales Generales, los Hospitales de Día y las Comunidades Terapéuticas. A la vez se difundieron los tratamientos terapéuticos que mostraban la potencialidad de extender los límites del psicoanálisis: los tratamientos grupales, familiares e institucionales, el psicodrama, la psicología social, el psicoanálisis de niños y las escuelas para padres.
Sin embargo la estructura manicomial sigue vigente apoyada por los diferentes poderes políticos que atraviesan las décadas del ´60 y ´70, los cuales prohibieron y reprimieron algunas experiencias. Las reformas quedan como experiencias parciales que no son integradas a un plan Nacional de Salud Mental como se muestra en el documental de Ana Cutuli.
D) La dictadura militar de 1976 instala el Terror de Estado. Se destruyen los servicios de Salud Mental ya que las instituciones fueron intervenidas por una burocracia cívico-militar para llevar adelante la Doctrina de Seguridad Nacional. En este momento empieza a afianzarse una política privatista en el campo de la Salud. Es decir, si hasta ahora el Estado se había desentendido de la Salud Mental empiezan a tomar poder los grupos privados para poner el campo de la Salud Mental al servicio de sus intereses económicos.
E) Cuando comienza el período de transición democrática, se intenta generar una política en Salud Mental para recuperar los espacios destruidos por la dictadura.
Nuevamente se comienza con planes pilotos que finalizan al breve tiempo por no contar con un apoyo del estado. Debemos decir que la historia de nuestro país es la historia de planes pilotos y la continuidad de los manicomios desde fines del siglo XIX.
En los noventa se reafirma una política neoliberal regida por la desregulación, la
privatización y la competencia. La salud queda en manos de los grandes laboratorios y empresas de medicina. El Estado desaparece en su función social de atender la salud pública. De esta manera se produce el desmantelamiento de las instituciones públicas ya que, la salud queda en manos de la iniciativa privada donde su eje es costos-beneficios. De esta manera la locura importa, si el paciente tiene plata para comprar medicamentos, pagarse una internación o lograr que algún pre-pago u obra social pueda solventar sus gastos. Los locos si son pobres se los ignora. No interesan.
Ilustración: Wolfli

La actualidad del campo de la Salud Mental. Un informe del CELS establece que el 10% de la población internada tiene más de 25 años, el 25% entre 10 y 25 años de internación. El promedio de tiempo que pasa una persona internada es de nueve años. El 20% del total de internados deberían estar dados de alta. A ello se suma las malas condiciones edilicias, de alimentación, de higiene, de atención y un porcentaje importante de profesionales que trabajan sin cobrar ningún sueldo.
Como decíamos al inicio, a más de cien años de la creación del dispositivo manicomial en la Argentina, éste sigue vigente como modelo custodial de los pobres que padecen desordenes psíquicos. El poder en el campo de la Salud Mental se encuentra en una alianza entre sectores del Estado, los grandes laboratorios, las instituciones de medicina privada, la burocracia sindical que manejan sus intereses en las obras sociales y las organizaciones médicas que se oponen a cualquier proyecto de transformación. Esto ha llevado a una psiquiatrización del campo de la Salud Mental donde el predominio de un neopositivismo médico pretende entender el padecimiento psíquico exclusivamente como un problema neuronal. Su resultado ha sido el avance de una contrarreforma psiquiátrica que lo único que le interesa es recetar psicofármacos. Sin embargo el empeño de diferentes profesionales que, en su mayoría trabajan ad honorem y en condiciones adversas, posibilitaron que se generaran importantes espacios antimanicomiales. El mayor logro fue que se sancionara la Ley 448 de la Ciudad de Buenos Aires. Esta ley, con sus virtudes y sus defectos, es un excelente programa desde el cual unificar la lucha contra las estructuras manicomiales. Su plena aplicación es impedida por el poder privado avalado por el poder político de la ciudad de Buenos Aires. Por ello para oponerse al poder privado es necesario plantear la socialización de la Salud. Con esto queremos decir que el Estado sostenga la salud pública desarrollando una política con la participación de equipos interdisciplinarios y los usuarios. Para ello debe asignar un presupuesto adecuado para dar una cobertura de Salud a todos los ciudadanos independientemente de sus posibilidades económicas y que los profesionales cobren un sueldo acorde con la práctica que realizan. Esto no sólo es posible sino necesario. Si esto no se realiza, se pueden arreglar los manicomios como plantean algunos diputados “macristas”, cerrarlos para hacer tratamientos ambulatorios. Pero mientras el poder lo tengan los monopolios privados la hegemonía neopositivista llevará a remplazar el encierro por el chaleco químico, tal como ocurre en Italia luego de Berlusconi.
Si el documental de Ana Cutuli nos muestra la importancia de generar espacios antimanicomiales, en “Sicko”, de Michel Moore, podemos observar que la socialización de la Salud no implica solamente una formulación ideológica sino ser consecuentes con una ética para llevar adelante una perspectiva racional y científica en el campo de la Salud Mental. Esto nos lleva a señalar que, en cualquier Ley Nacional de Salud Mental en la que no se formule la socialización de la Salud, sus artículos quedarán como meros enunciados ya que el poder va a seguir estando en manos de las empresas privadas.

Buenos Aires, diciembre de 2007






*Dr. Enrique Carpintero, psicoanalista, escritor, editor y director de la revista y la editorial Topía. Coautor junto a Alejandro Vainer de Las huellas de la memoria. Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los ´60 y ´70 Tomo I (1957-1969), Tomo II (1970-1983), editorial Topía, Buenos Aires, 2004- 2005. Su último libro publicado es La alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud, segunda edición corregida y aumentada, editorial Topía, Buenos Aires 2007

1 comentario:

  1. leí la revista, por primera vez, muy interesante, tengo que volver a leerla, no interpreto aún el campo semántico, para sentirme cómoda y poder esbozar una opinión formal.Como ciudadana común les digo que me acuerdo de ustedes cada vez que voy a comprar ¿es poca cosa? para mi no.Quizás a la gente que se la recomiendo, alguna vez le suceda lo mismo ¿no?.Porque soy una chica creyente...Creyente de que las cosas pueden cambiar!!
    UN GUSTO.
    GRACIELA

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