Entrevista con Osvaldo Bayer
El coraje civil de la militancia
Un intelectual es aquel que da testimonio de su época dijo Elías Canetti. Y Osvaldo Bayer es el testimonio vivo del intelectual comprometido con su tiempo e historia. Es el conocimiento y la coherencia puestos al servicio de la verdad. Sus obras y acciones dan cuenta de una vida en busca de la justicia y el coraje civil.
Siempre resultan insuficientes las palabras para describir la vida de un hombre como Bayer, humanamente ético y crítico. Además de un ser radiante en su bonhomía.
En esta entrevista Osvaldo Bayer nos ofrece su clara visión sobre el rol del intelectual, la relación entre cultura y medios de comunicación y el análisis de la realidad política y su proyección a futuro.
Por Conrado Yasenza
- Conrado Yasenza: Para comenzar me interesa saber si los intelectuales generan hoy prácticas capaces de intervenir en la realidad.
- Osvaldo Bayer: Sí, algunos intelectuales son actores en ese sentido. No los que se encierran en su torre de marfil. Sí, son actores los que crean intelectualmente pero al mismo tiempo salen a la calle cuando ven que hay injusticias en la sociedad. Y acompañan a los que sufren. Los que se reúnen para buscar soluciones. Se convierten en creador, consejero, acompañante, buscador de soluciones. Hasta lograr terminar con la violencia en la sociedad. Hasta lograr la soñada “Paz Eterna” del filósofo Kant.
- ¿Cómo influyen las prácticas discursivas del poder político, y cómo repercuten en nuestra sociedad las políticas económicas basadas en el logro individual?
- No a la búsqueda de “prosperidad” de unos en deterioro de otros. Tampoco preferir el “mal menor” y conformarse. Luchar por la dignidad de todos. Por solucionar los problemas urgentes de nuestra sociedad que son: terminar con el hambre de nuestros niños bajo el nivel de desnutrición, terminar con las villas miseria creando viviendas dignas para todos, asegurar trabajo a todos los desocupados. Mientras no consigamos eso –que es deber de toda la sociedad- no podremos decir que vivimos en democracia. Esos tres puntos son el toque inicial para lograr una cultura para todos mediante el debate, el protagonismo de todos, la escuela y la cultura para todos, y nada de élites ni de barrios cerrados con murallas. Volcar el presupuesto militar al verdadero culto de la ciencia que es la educación y la búsqueda inclaudicable de nuevas metas para llegar a descifrar el misterio de nuestro origen como seres humanos y del origen del universo que nos rodea.
- ¿Qué relación existe en la actualidad entre periodismo, conocimiento y cultura?
- La relación de la superficialidad. Todo lo superficial ocupa los titulares y las hojas o pantallas de la información pública. De ahí lo fundamental para una democracia es que los medios no pertenezcan a capitales privados o a familias centenarias sino que sean de derecho público. Los medios deben ser verdaderas escuelas de debates y búsqueda de soluciones y no de influencias políticas partidistas o sectoriales. Los medios tienen que volcar la opinión de todos los sectores y buscar la armonía de la sociedad. Y no los odios y la búsqueda de interpretaciones irracionales que lleven al enfrentamiento. Conocer exige, primero, saber; cultura significa información fidedigna y profunda, en base al saber ético y científico.
- ¿Y entre Información y Cultura?
-Todo está interrelacionado con el ser humano. Salvo que se limite sobre la base de la existencia de clases. La clase trae violencia a través del privilegio. La ética y no el oportunismo. La verdad y no la demagogia. La asamblea y no el individualismo. La sociedad capitalista no ha solucionado ningún problema: ni la pobreza, ni las agresiones militares, ni el racismo.
- ¿Cuál es su visión sobre la actualidad política del país y su proyección a futuro?
- Seguimos sin resolver ninguno de los problemas fundamentales de nuestra sociedad, que vive en un país de riquezas naturales. La Argentina era cantada como el país de las “espigas de oro” por los poetas a principios del siglo pasado. Sí, pero hay hambre, y eso es resultado del sistema económico que sigue creando desigualdad. En nuestro país, políticamente, la izquierda no existe, lo que nos gobierna actualmente es sólo el “mal menor” y la oposición no ofrece soluciones sino sólo provocación y superficialidad personalista. Somos nosotros los que nos debemos sentir protagonistas y exigir más democracia en busca de ver, por fin, “en trono, a la noble igualdad” como cantamos en el himno.
- ¿Observa Usted vestigios de autoritarismo en el acontecer político de nuestro país?
- Sí. El presidencialismo en sí, como sistema, es personalismo y el personalismo es autoritarismo, a pesar de ciertos afeites. Creo que como primer paso a una verdadera democracia debemos limitar todos los mandatos a un máximo de cuatro años, sin reelección. Para acabar con los personalismos y para fundamentar el derecho y el deber de todos a tener la responsabilidad de representar las necesidades verdaderas del pueblo. Como segundo paso, cambiar el sistema presidencial por el sistema parlamentario. Ya lo ha propugnado el juez Zafaroni con buenos argumentos. De allí podríamos ensayar luego otros sistemas donde el pueblo tenga más capacidad de resolución. Darle más importancia a la convocatoria de asambleas para ciertos temas fundamentales. Bajo los nombres de yrigoyenismo y peronismo se han practicado sistemas que cambian de programa según la dirección del viento de las circunstancias. El ejemplo lo dio el menemismo, que en nombre del peronismo impuso el sistema más atrozmente capitalista de la historia argentina.
- ¿Debe el gobierno retomar temas de suma importancia aún pendientes como la inflación, la pobreza, el Indec?
- Por supuesto. Sin resolver esos temas no podemos sostener que esto sea una verdadera democracia. Democracia no es conformarse con poner un papelito en una caja llamada urna cada dos años, en los cuales elegimos personalismos y no programas. Tenemos que impulsar desde abajo una política justa y racional. Para eso, la protesta, el coraje civil de salir a la calle.
El coraje civil de la militancia
Un intelectual es aquel que da testimonio de su época dijo Elías Canetti. Y Osvaldo Bayer es el testimonio vivo del intelectual comprometido con su tiempo e historia. Es el conocimiento y la coherencia puestos al servicio de la verdad. Sus obras y acciones dan cuenta de una vida en busca de la justicia y el coraje civil.
Siempre resultan insuficientes las palabras para describir la vida de un hombre como Bayer, humanamente ético y crítico. Además de un ser radiante en su bonhomía.
En esta entrevista Osvaldo Bayer nos ofrece su clara visión sobre el rol del intelectual, la relación entre cultura y medios de comunicación y el análisis de la realidad política y su proyección a futuro.
Por Conrado Yasenza
- Conrado Yasenza: Para comenzar me interesa saber si los intelectuales generan hoy prácticas capaces de intervenir en la realidad.
- Osvaldo Bayer: Sí, algunos intelectuales son actores en ese sentido. No los que se encierran en su torre de marfil. Sí, son actores los que crean intelectualmente pero al mismo tiempo salen a la calle cuando ven que hay injusticias en la sociedad. Y acompañan a los que sufren. Los que se reúnen para buscar soluciones. Se convierten en creador, consejero, acompañante, buscador de soluciones. Hasta lograr terminar con la violencia en la sociedad. Hasta lograr la soñada “Paz Eterna” del filósofo Kant.
- ¿Cómo influyen las prácticas discursivas del poder político, y cómo repercuten en nuestra sociedad las políticas económicas basadas en el logro individual?
- No a la búsqueda de “prosperidad” de unos en deterioro de otros. Tampoco preferir el “mal menor” y conformarse. Luchar por la dignidad de todos. Por solucionar los problemas urgentes de nuestra sociedad que son: terminar con el hambre de nuestros niños bajo el nivel de desnutrición, terminar con las villas miseria creando viviendas dignas para todos, asegurar trabajo a todos los desocupados. Mientras no consigamos eso –que es deber de toda la sociedad- no podremos decir que vivimos en democracia. Esos tres puntos son el toque inicial para lograr una cultura para todos mediante el debate, el protagonismo de todos, la escuela y la cultura para todos, y nada de élites ni de barrios cerrados con murallas. Volcar el presupuesto militar al verdadero culto de la ciencia que es la educación y la búsqueda inclaudicable de nuevas metas para llegar a descifrar el misterio de nuestro origen como seres humanos y del origen del universo que nos rodea.
- ¿Qué relación existe en la actualidad entre periodismo, conocimiento y cultura?
- La relación de la superficialidad. Todo lo superficial ocupa los titulares y las hojas o pantallas de la información pública. De ahí lo fundamental para una democracia es que los medios no pertenezcan a capitales privados o a familias centenarias sino que sean de derecho público. Los medios deben ser verdaderas escuelas de debates y búsqueda de soluciones y no de influencias políticas partidistas o sectoriales. Los medios tienen que volcar la opinión de todos los sectores y buscar la armonía de la sociedad. Y no los odios y la búsqueda de interpretaciones irracionales que lleven al enfrentamiento. Conocer exige, primero, saber; cultura significa información fidedigna y profunda, en base al saber ético y científico.
- ¿Y entre Información y Cultura?
-Todo está interrelacionado con el ser humano. Salvo que se limite sobre la base de la existencia de clases. La clase trae violencia a través del privilegio. La ética y no el oportunismo. La verdad y no la demagogia. La asamblea y no el individualismo. La sociedad capitalista no ha solucionado ningún problema: ni la pobreza, ni las agresiones militares, ni el racismo.
- ¿Cuál es su visión sobre la actualidad política del país y su proyección a futuro?
- Seguimos sin resolver ninguno de los problemas fundamentales de nuestra sociedad, que vive en un país de riquezas naturales. La Argentina era cantada como el país de las “espigas de oro” por los poetas a principios del siglo pasado. Sí, pero hay hambre, y eso es resultado del sistema económico que sigue creando desigualdad. En nuestro país, políticamente, la izquierda no existe, lo que nos gobierna actualmente es sólo el “mal menor” y la oposición no ofrece soluciones sino sólo provocación y superficialidad personalista. Somos nosotros los que nos debemos sentir protagonistas y exigir más democracia en busca de ver, por fin, “en trono, a la noble igualdad” como cantamos en el himno.
- ¿Observa Usted vestigios de autoritarismo en el acontecer político de nuestro país?
- Sí. El presidencialismo en sí, como sistema, es personalismo y el personalismo es autoritarismo, a pesar de ciertos afeites. Creo que como primer paso a una verdadera democracia debemos limitar todos los mandatos a un máximo de cuatro años, sin reelección. Para acabar con los personalismos y para fundamentar el derecho y el deber de todos a tener la responsabilidad de representar las necesidades verdaderas del pueblo. Como segundo paso, cambiar el sistema presidencial por el sistema parlamentario. Ya lo ha propugnado el juez Zafaroni con buenos argumentos. De allí podríamos ensayar luego otros sistemas donde el pueblo tenga más capacidad de resolución. Darle más importancia a la convocatoria de asambleas para ciertos temas fundamentales. Bajo los nombres de yrigoyenismo y peronismo se han practicado sistemas que cambian de programa según la dirección del viento de las circunstancias. El ejemplo lo dio el menemismo, que en nombre del peronismo impuso el sistema más atrozmente capitalista de la historia argentina.
- ¿Debe el gobierno retomar temas de suma importancia aún pendientes como la inflación, la pobreza, el Indec?
- Por supuesto. Sin resolver esos temas no podemos sostener que esto sea una verdadera democracia. Democracia no es conformarse con poner un papelito en una caja llamada urna cada dos años, en los cuales elegimos personalismos y no programas. Tenemos que impulsar desde abajo una política justa y racional. Para eso, la protesta, el coraje civil de salir a la calle.
-¿Qué significa hoy el Peronismo?
- El peronismo significa hoy todo. Lo vemos hoy en la división y en los candidatos. Desde caudillos que recuerdan a los capo-maffia del pasado, como en el gran Buenos Aires, a personajes de la pantalla que nunca se interesaron por los problemas artgentinos. Desde Barrionuevo a Duhalde, desde “los gordos” de la CGT al ex gobernador Juárez, de Santiago del Estero. Todo eso y enfrente, a un John William Cooke y a un Paco Urondo. No, hay que aprender. Hay que borrar y comenzar de nuevo, fundar políticamente una nueva nación siguiendo fielmente los principios liberadores de Mayo, con aquel Mariano Moreno, aquel Castelli, aquel Belgrano. Releer sus escritos y aprender. Aprender del desastre mundial del capitalismo y seguir las líneas de la honestidad buscando la igualdad en libertad.
- ¿Qué opina de las candidaturas testimoniales?
- Lo de las candidaturas testimoniales es una burla teatral a la ingenuidad del pueblo. He propuesto ya en un escrito que en las próximas elecciones deberían estar impresos en las boletas electorales sólo los programas que se votan. Y en vez de nombres de candidatos, al dorso de esas boletas, sólo el numero de D.N.I. de ellos. Para que el pueblo vote ideas y no rostros de pantallas de una televisión idiotizante y defensora lasciva de un sistema de oprobio que permite niños con hambre.
- ¿Qué importancia adquiere el lenguaje, la palabra, en el contexto de crisis de paradigmas en la actualidad?
- La importancia de los fundamentos racionales. No a las mentiras, a las promesas, a las sonrisas hipócritas. Sí a los hechos. A la justicia, a la ética.
- Para Finalizar, cómo analiza Usted el fenómeno de la violencia instalada en nuestro país?
- Esa violencia es producto de nuestro sistema. Repito siempre: jamás habrá violencia de abajo si primero no hay violencia de arriba. Si el hogar tiene un techo digno, un trabajo que le permita solventar una vida honrada y alimentar a sus niños, escuela y porvenir, nadie sale a la calle a romper vidrios, a cortar calles o hasta cometer delitos. Como decíamos, no se arregla nada con erigir muros entre ricos y pobres. Se llega a la paz con la mano abierta para todos, con el derecho de todos a una vida con trabajo, dignidad y estudio.
Entrevista realizada por Conrado Yasenza
Mayo de 2009
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