15 julio 2008

Entrevistas/Jorge Fernández Díaz


Entrevista a Jorge Fernández Díaz

La literatura o el arte de vencer la muerte


Jorge Fernández Díaz es periodista y escritor. Fue director de la revista Noticias y en el año 2002 fue designado como secretario de redacción de la sección política del diario La Nación. Actualmente es jefe de redacción de la Revista ADN Cultura del mismo diario.
Publicó las novelas “Mamá” (Sudamericana), “Fernández” (Sudamericana) y la serie de relatos “Corazones desatados” (diario La Nación). En esta entrevista Fernández Díaz reflexiona sobre el periodismo y la literatura, y sus vinculaciones con el mercado e Internet. También da su parecer sobre el conflicto entre el campo y el gobierno.


Por Conrado Yasenza


- Se ha preguntado y escrito mucho sobre los acontecimientos devenidos del conflicto entre el Gobierno y el Campo, pero poco se ha buscado la voz de los escritores. Es por eso que me interesaría saber cómo vive Usted este momento histórico y si elaboró alguna reflexión o sentimiento en torno a lo vivido.

- Mirá, creo que estamos viviendo una bisagra histórica. En la década del ’40 los desahuciados del campo argentino, víctima de aquella oligarquía vacuna y del atraso, vinieron a las grandes ciudades por la gran oportunidad que les planteaba la industrialización peronista. El peronismo es padre e hijo del proletariado industrial, en su alianza con otros sectores. El proletariado aquél fue el corazón del proyecto peronista. Más de sesenta años después, el mundo y el país han cambiado. Existe una crisis mundial de alimentos y el precio competitivo que plantea el modelo kirchnerista permitió expandir la agroindustria como nunca. En estos años se ha formado un nuevo actor social: el campo argentino, que dejó de ser lo que era. Se calcula que viven de manera directa o indirecta del campo doce millones de argentinos. Hoy la gente del campo no se viene a las grandes ciudades para “salvarse”, se queda trabajando y progresando en su lugar de origen, dando lugar a un fenómeno inédito. Mirar al campo con las categorías antiguas, aplicarle un impuestazo como las retenciones a sectores que eran afines al kirchnerismo y luego no ser capaz de alcanzar un consenso con este sector satanizándolo con ayuda de periodistas adeptos e intelectuales rentados es un grave error que nos puede costar muy caro a todos. El peronismo maneja con el espejo retrovisor, y debe adecuarse a los tiempos modernos. Nada tiene que ver esto con la función del Estado ni con la redistribución de la riqueza, como se está presentando.


- ¿Cree Usted que existe una suerte de banalización de la vida en general? Quiero decir, se banalizan los discursos cotidianos, los políticos, los televisivos ( los discursos de los medios masivos en general


- Estaría banalizando la respuesta si dijera que la televisión lo banaliza todo. No encuentro nada de banal en el actual debate público sobre las retenciones. No me preocupan las aventuras de Wanda Nara: son digestivas. Sí me preocupa que los periodistas y los intelectuales simplifiquen, que en los medios todo sea blanco o negro, lucha entre buenos y malos, como si no hubiera grises ni ambigüedades. En cuanto a la banalización de la vida cotidiana tengo mis dudas. Creo que somos sociedades sin ideología, religión ni propósito, y eso nos vuelve tristemente leves, pero a la vez, y como paradoja, también nos vuelve un poco más tolerantes. Siguen publicándose todo el tiempo libros sobre nuestra identidad. Ningún país del mundo tiene tantos problemas acerca de eso. La frase “descendemos de los barcos” es síntoma de que nunca aceptamos verdaderamente que somos parte de antiquísimas familias que lucharon, trabajaron y murieron antes de llegar al puerto de Buenos Aires. Luego barrimos bajo la alfombra la historia que siguió, la de nuestros inmigrantes, porque era una historia plebeya. Y entonces nos pasa que no sabemos de dónde venimos, ni quiénes somos, ni hacia donde vamos.


- ¿Le parece que la literatura que esboza algún grado de compromiso político tiene mala prensa en la actualidad?

- Martín Caparrós y Martín Kohan han escrito recientemente dos libros políticos ineludibles, uno sobre el setentismo y otro sobre la dictadura. Y nadie los ha objetado como obras de arte. La Argentina tiene una larga tradición acerca de la literatura como arma política: Sarmiento, Mitre, Mansilla, Walsh. Todos ellos, a su modo, han construido obras de compromiso político que han sido obras maestras. No creo que tenga mala prensa el compromiso político en la literatura argentina. Más bien todo lo contrario.


- Y en todo caso, ¿qué significa para Usted el término o categoría “Literatura Comprometida”?

- Es la literatura que practican los escritores cuyo arte interviene en el imaginario político de un modo más bien explícito. Digo esto porque, naturalmente, todo libro, toda obra de arte y casi todo acto humano pueden ser tildado de políticos. Los novelistas “comprometidos” sirven a dos amos: el arte y la realidad a denunciar. Con esta técnica se han hecho obras maestras, como “Facundo”, y bodrios como “El libro de Manuel”.

- ¿Cree Usted en la idea de que la creación literaria se vincula con la exploración de los márgenes de la vida y la existencia?


- Creo que esa puede ser una de las acepciones de la creación literaria. Pero hay muchas otras.

- ¿Qué le sugiere la idea del encuentro o cruce de la literatura con el espacio de la muerte y la locura?. ¿ La literatura debe reivindicar para sí algo como la posibilidad de inquietar y enfrentarnos con fantasmas negados?


- Otra de las acepciones de la literatura podría ser la del arte que intenta vencer a la muerte. “Facundo” venció a la muerte de Sarmiento, volviéndolo inmortal. Creo que la literatura explora mejor los fantasmas negados de los hombres que los medios no pueden revelar. Veo a la literatura como la otra cara de la moneda del periodismo. O el lado oscuro de la luna.


- ¿Cómo ve la relación entre cine y literatura? Por ejemplo, el proceso de adaptación o transformación de una novela a guión de cine?


- Es una relación necesariamente tensa. Son dos artes diferentes y no necesariamente complementarios. Conozco pocos casos de escritores que no haya sufrido al ver su novela convertida en un guión de cine. Ahí está Chandler, que escribía en una carta lo que sentía al tener que adaptar una de sus novelas: “Siento que la estoy reduciendo a huesos”. Como si el guión fuera sólo el esqueleto de una novela, y en el traspaso de una a otra forma se perdiera casi todo. Los novelistas le tenemos miedo a ese proceso, y a la vez nos fascina la idea de que alguien construya buenas películas con nuestras historias.

- ¿Y cómo observa el fenómeno de Internet y su relación con la literatura?


- Hay literatura en Internet. Y cada vez habrá más. Lo que aún no se sabe es cómo influirá Internet en la prosa literaria. Es muy prematuro sacar conclusiones acerca de eso.

- ¿Sobre qué estructuras ideológicas e incluso filosóficas se articula hoy la construcción de una literatura argentina.? Existe algún paradigma de este tipo?

- La literatura argentina es muy amplia y diversa. Pero yo diría que todos escribimos contra, con, como o por Borges.


- ¿Cuál es la relación que existe entre literatura y mercado (la mercadotecnia?), y la vinculación de la literatura y el periodismo?

- Hay mucho mito en la vieja cuestión de la literatura y el mercado. A los escritores les encanta hablar del tema. Es como si escucháramos a una mujer diciendo todo el día que la prostitución es aberrante: terminaríamos creyendo que esa mujer fantasea con prostituirse. No conozco ninguna editorial argentina que haya podido tomar a un escritor de ficciones y con encuestas en la mano lo haya convertido en un best seller. Por otra parte, el mercado son los lectores, ¿no? Quienes abominan del mercado suelen publicar sus libros en el mercado, matarse por sus regalías, exigir publicidad para su obra, pelearse por aparecer en los medios y firmar autógrafos en la Feria del Libro. La manera más honesta es escribir para uno mismo, y luego tratar de que la mayor cantidad de lectores coincida con uno. Hay algunos críticos para los cuales si un libro está en la lista de los más vendidos es necesariamente un libro malo. Son los que piensan que nosotros, los lectores, no somos suficientemente maduros para apreciar una gran obra. Que el gusto general es horrible. Y que sólo algunos iniciados pueden entender verdaderamente la buena literatura. Es una idea tan reaccionaria que da pena.

- ¿Le interesa la poesía? ¿Y cómo observa el panorama de la creación y difusión poética en la argentina?

- Me interesa la poesía, y trato de difundirla en adncultura. Admito, no obstante, que es un arte con pocos lectores. ¿Por qué ocurre esto? No lo sé.

- Para finalizar, ¿cuál es a su entender la función de la literaura?

- No tengo la menor idea. Puedo responder qué espero de un libro. Que me transporte a otra realidad. Que lo haga con honestidad y eficacia. Y que cale hondo.

Por Conrado Yasenza

Julio 2008

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