05 julio 2007

Zona Literaria/Poesía - Sara Rosenberg



Nacimiento.


Por Sara Rosenberg (poeta y artista plástica)
Ilustraciones Regazzoni Carlos

Placenta. (del latín "placenta", torta).
Órgano redondeado y aplastado intermediario durante el embarazo entre la madre y el hijo; por una de sus caras, la más convexa, se adhiere al útero, y de la otra, más plana, sale el cordón umbilical; se expulsa en el parto, después del hijo.
(Botánica) Borde del carpelo, generalmente engrosado, donde se insertan los óvulos.
(Botánica).Parte vascular del fruto a las que están unidas las semillas.

I. Planeta
1.
¿Es un planeta de agua habitado por la memoria?
¿Y acaso por eso ella también ahora se derrama?
Los límites se borran y las orillas se van perdiendo.

2.
Mi cuerpo es el animal que te alimenta, te espera,
te intuye, te habla, te sueña, te canta y con temor
traza el círculo de ternura y ferocidad que contiene
las dos cabezas, cuarenta dedos, cuatro piernas...


II. El mareo también es redondo

1.
Recipiente donde la rotación ha grabado
la forma que tendrá tu frente, tu oreja,
la manera en que sonreirás bajo la sombra
del árbol cuando por el cielo cruce un pájaro.

2.
El mareo suele ser redondo y me dejo llevar
Como si yo fuera el aire que sostiene al pájaro
La que mueve las hojas para hacer su sombra
La que te dice, plumas, vuelo, polen, árbol.

3.
Riego tu pequeña mano con agua y alimento
Viajo a una zona desconocida y te traigo aquí
Consigo vencer el miedo a la muerte y nombro
Predigo cataclismos, disgregaciones y sueños.



III. Visiones.

1.
Veo la taza sobre la mesa, la cesta con las naranjas.
Barro, madera, pulpa dorada, cristal en la ventana.
Desde que estás aquí nada es natural, y enumero
uno a uno todos los bordes de las cosas, los invento.

2.
La palma de mi mano recibe el agua que bebo
Y la forma de la gota suspendida en los pliegues
es ahora un espejo cóncavo que tiene tu tamaño.
El brillo me penetra, baja y circula hacia tu cuerpo

3.
No sé cómo lo hago, ni cuándo respiro, o digo agua.
Me escucho y sé que estoy cantando para vos y sé
que te has movido, para que me mueva, asustada,
invadida por tus gestos, por otra sed, y por ser otra.



IV. Violencias.

1.
No es imaginable una violencia semejante
A la del desprendimiento de dos cuerpos.
Ni la estampida del búfalo de la pradera
ni la caída de un meteorito sobre la tierra.

2.
Sonido de esqueleto y un planeta se abre
Al tambor del nacimiento de otro completo.
Epitelial, acuática, informe y desesperada
Deseo ser humana, cerrada, sólida, quieta.

3.
Habitada por una fuerza que es ajena, impulso
el movimiento de un hueco que no me pertenece.
Del agua al aire se desbarranca en algún camino
Hasta una orilla donde no hay nadie, sólo restos.







V. Animales.
1.
Todos los que ves, los que caminan, vinieron. Dicen.
¿Cuántos miles de millones de años fueron necesarios
para que la rotación hiciera redonda y clara la pupila
que mira ahora el círculo donde sucede este milagro?

2.
Soy yo quien debería llorar perdida en esta orilla
Ahora que tu existencia me ha dejado la huella
del animal desconocido, o de un alga primigenia
que se hunde sin luz en la profundidad oceánica.

3.
Braceo ya sin aire para alejarme del descubrimiento.
Maldigo tu llanto en el que sucumbo y voy más atrás
Hasta verterme líquida, tetas de mamífera, enormes
Que manan sin voluntad hacia vos todo cuanto tengo.



VI. Paisajes

1.
El horizonte es también curvo y construye la forma de tus ojos,
en los párpados nacen tus pestañas y por ellas vienen a trepar
otros animales, que autónomos elegirán su paisaje, y otro barro.
oscuro como el silencio que precede esta pequeña catástrofe.

2.
La luna gira y arrastra hacia la marea la sombra de los árboles.
Dibuja otra vez las orillas, separa playa de aire y sol de nube.
En la arena siguen el vertiginoso caracol y la dura piedra


golpeándose una y otra vez para modelar tus primeras vértebras.


3.
El ojo no puede verlo, lo sabemos como sólo se sabe en los sueños.
El agua gira, cubre el gran plegamiento de la montaña inversa.


Caverna donde se ha grabado una mano temblorosa para espantar


el terror que se siente al descubrir que no hay quietud ni es eterno.





VII. Invitación

1.
Ven. Pon tu cabeza entre mis piernas
verás el círculo que describe el pez
cuando abandona el agua un instante
para saltar, se da vuelta y moja el aire.


2.
Ven. Somos este mareo continuo de la materia
Que se muestra en formas que no imaginamos.
Se trata, dicen, de leyes conocidas o aleatorias,
O bien, digo, una forma de embriaguez planetaria

3.
Ven. Acércate a tu dedo. Obsérvalo y nombra.
Es digital la huella de los planetas, tócalos,
mira la lejana órbita de Mercurio tan pequeña
y los anillos de Saturno, o la Luna iluminada.





VIII. Iniciación.
1.
Lo que llamamos "todo" es puro nacimiento, perpetua convulsión,
Origen, salto, encuentro, ni siquiera la muerte está aquietada.
La ilusión de los sólidos eternos es trampa de nuestra ceguera,
la forma, el límite que la rotación usa para evitarnos el mareo.

2.
Rotando se hizo este hueco en mi para vos.
Para que me habites y te vayas. En calma.
Estaciones, tormentas, augurios del cambio.
Como el río al cauce y la hierba sobre el valle.

3.
Galaxia llamo a la sombra de las patas de una araña
en el tejido de innumerables y violentos cruzamientos
que gravitan en nuestra fragilidad bajo el mismo cielo.
Visto de nombres cada cosa y te protejo, digo estrella.

4.
No se ven la urdimbre ni los hilos del tejido
en la poca luz que recibe para mostrarse.
Detrás de lo convulso sólo hay oscuridad
Por eso te canto, y te dibujo con palabras.

5.
Al partir se abrirán todos los verbos posibles.
Y el mundo se ordenará en una sintonía secreta
Después de la erupción del volcán volverá el agua


El viento, entonces, traerá el polen nuevo de siempre.




Sara Rosenberg

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