03 mayo 2007

La Columna Grande/ Todos Somos - Alfredo Grande


TODOS SOMOS

La unión hace la fuerza. Pero la unidad nos debilita.
Aforismo Implicado





Por Alfredo Grande

Hace poco discutiamos el tema del Todos Somos. Yo señalaba que esa consigna, desde un origen que daba cuenta de la solidaridad con los compañeros represaliados, se había deslizado hacia su captura reaccionaria. Una especie de todos somos como sobreimplicación bizarra. Algo así como la evidencia del regreso de "la parte por el todo", donde el todo es "todos" y la parte queda como mayoría silenciosa, es decir, sin salud.
He visto tres afiches por las próximas elecciones: "Ibarra vuelve de la mano de todos" "Telerman: una ciudad para todos" "Bonasso piensa como vos"
Los tres son evidencia que el todos es encubridor. En el todos del afiche ibarrista no están victimas, familiares y amigos de Cromagnon. En el todos de Telerman no están los vecinos de lugano, ni los que padecen las torres, o las antenas para los celulares, ni los que languidecen en hospitales. En el de Bonasso el "como vos" es una variante sutil, pero según la letra, él piensa como todos los que ven ese afiche. Digámoslo claramente: estas afirmaciones son ataques al pensamiento, al menos al pensamiento crítico. Y el "todos" aparece como una unidad ( todos es el Uno) que se opone a la unión (multiplicidad) de los colectivos que luchan. No creo que ningún cartonero pudiera decir "todos somos cartoneros" y si lo dijera, estaríamos autorizados en suponer una proyección masiva. Curiosamente, la derecha se empeña en que "todos somos derechos y humanos", por supuesto porque los otros, los que no son derechos (o de derecha) no son humanos, o son humanos que no existen. Por eso quedaron los humanos que son derechos. Aunque vayamos derecho al matadero.
Esta captura de la cultura represora del significante todos, es una de las operaciones mediático culturales que transitan silenciosas. El todos es un deber ser, un mandato globalizador del cual nadie puede escapar. “La seguridad es problema de todos”. Lo que tiene implícito que todos hablamos de la seguridad de la misma manera. Por lo tanto el todos en una forma aggiornada del pensamiento único. Entre el Todos y el Uno hay una pacto perverso de complementariedad. Una sola forma de definir el problema, una sola manera de pensar la solución y todos contentos. Por supuesto que hay formas degradadas del todos. En los balotajes es justamente lo que se busca. Si no se puede contar con el interés de todos, al menos que la mitad mas uno otorgue la misma legitimidad que la de todos. El casi todos reemplaza el universo, por una muestra tan contundente que es casi lo mismo. “La fiesta de todos” decían los publicistas que trabajaron para los genocidas. La democracia actual cada vez mas organiza en hegemonías excluyentes. Radicales K, socialistas con Telerman, cooperativistas con Filmus, peronistas con Scioli…Actualmente, la diferencia espanta. La diversidad diluye. Son los tiempos donde a nadie le importa la suma de las partes, sino algo más contundente: el masacote de todas las partes todas. Pasando de la polifonía de un coro, a la monofonía de un solista. Quizá sea el motivo por el cual actualmente la mayoría de los candidatos se promociona con su nombre propio, impuesto a punta de avisos. No se menciona ningún partido político. Y en caso de hacerlo, es apenas un pálido logotipo que apenas se lee. Por supuesto, que cada candidato pone cara de gobernar para todas y todos. Si bien es cierto que una izquierda atomizada no parece ser el mejor camino por el cual los proletarios del mundo terminen unidos, también es cierto que la tendencia actual a compactar las diferencias, termina inevitablemente con un relleno político donde se recicla basura democrática. Si la democracia es un ranking de primeras, segundas y terceras marcas que buscan estar mejor posicionadas en las góndolas o en las urnas, mas temprano que tarde el hastío contagiará desde el primer ciudadano hasta el último militante. Las causas realmente importantes, como la lucha contra las pasteras, muestran lo ilusorio de pretender una solución que deje contentos a todos. Habrá vencedores y vencidos, y volveremos a sentir en nuestras entrañas que los unos no se juntan con los otros. El último grito de la batalla contra la democaca, fue el “que se vayan todos” de diciembre 2001. Pero creo que ni siquiera ese “todos” era algo mas que una expresión de deseos o la descarga de una bronca largo tiempo contenida. Seguramente, ni siquiera en ese momento había acuerdo de quienes eran los “todos” que tenían que irse. Creo que la única forma de escapar de la trampa del todos es organizar el pensamiento siempre como pensamiento de clase. Y no hay una superclase que contenga a todas las otras clases. El “estado” somos todos, es apenas letra escrita pero que muere apenas escapa del papel. La conclusión optimista es que todos no somos lo mismo. Por eso algunos de esos, nos encontramos en la lucha. La derecha preconiza el “todos” mientras fragmenta y dispersa. La izquierda debe repudiar el todo, mientras sigue trabajando por la unión, que no es por cierto la unidad. La política siempre va a ser para el mal de algunos y nunca para el bien de todos.

Fines de Abril de 2007

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