El acompañante
-No suelo recoger a ningún extraño cuando viajo haciendo ruta, y mucho menos si ya es de noche -le explico mientras veo su cara bonita-; pero como ya llevaba más de dieciséis horas encima del camión y el sueño me vencía por la falta de descanso, supuse que sería de gran ayuda el tener a alguien con quien conversar durante el transcurso de las horas nocturnas de trabajo.
-De verdad, gracias por recogerme –me dice.
-Es un lugar muy peligroso para andar por ahí a estas horas. Tratá de tener cuidado; no hay que meterse en cualquier lugar a cualquier hora.
Con disimulo le miro las piernas; flacas, pero bien formadas.
-No se preocupe, ya he estado en peores lugares. Además sé defenderme sola.
-¿Y de dónde sos?
-Últimamente he estado en muchos lugares.
-¿Y sabés a dónde vas?
-Voy a visitar a mi abuela.
Saca un pequeño espejo y un lápiz labial de un bolsillo de su bolso, y con ellos comienza a pintarse los labios de rojo. Enciendo una de las luces interiores para que pueda verse mejor. Me agradece el gesto y echa su cuerpo unos centímetros hacia delante para arrimar su rostro a la luz. Desde mi ubicación casi se le pueden ver los pechos por entre el escote de su blusa. Parecen duros y redondos; muy lindos a pesar de que son pequeños. Deseo verlos; debo hacer mi cabeza un poco hacia arriba.
-¿La luz se hizo fuerte? –pregunta sin quitar sus ojos del espejito.
Miro hacia el camino. Quedo encandilado. Una bocina potente me ensordece. ¡Un brutal impacto! ¡Estallidos! El auto da vueltas violentas. Todo gira caóticamente: el interior del auto, luces, el rostro de ella, oscuridad.
De pronto el auto queda quieto; los metales crujen. Mis brazos tiemblan, y cuelgan de mi cuerpo. Me duele la cabeza. Nos encontramos al revés; pies arriba. Forcejeo para quitarme el cinturón de seguridad; está difícil. Empiezo a golpear la puerta con el hombro. Los golpes son débiles; apenas logro moverme. La puerta se abre y caigo desde el interior de la carrocería. Mi cuerpo parece desgarrarse. Mi sangre brota a borbollones. Me levanto muy aturdido. Le doy la vuelta al auto hasta llegar al asiento del acompañante. No la escucho quejarse ni hacer ningún ruido. Es para asustarse. Quiero abrir la puerta cinchando con la mano pero es imposible. Empiezo a pegarle patadas. Pateo una y otra vez. Cruje con un ruido metálico y al fin se abre. Cae al suelo el cuerpo de ella, ensangrentado, ¡sin vida! Su carita infantil está desfigurada por las graves lesiones. Maldita mi suerte. Soy culpable. ¿Qué va a pasar ahora? Estoy metido en un terrible problema. No sé qué hacer. No puedo dejar de temblar.
Observo a los alrededores; no hay una luz encendida a muchos kilómetros. Sólo los focos de luz de la ruta podrían delatarme. Pero todo está quieto y silencioso; no parece haber nadie. Tan solo se percibe el sonido del movimiento del agua al otro lado de la ruta. Ya he pasado por este lugar otras veces y de hecho conozco que por allí corre un arroyo. Quizás sea lo suficiente profundo para ocultar algo. Además, es muy probable que nadie haya visto nada. Debo calmarme. Tal vez el conductor del vehículo con el que chocamos también se encuentra muerto; es muy seguro que lo esté, sólo oigo el agua correr…
Voy hasta el cuerpo, y al verlo nuevamente, tan joven, horriblemente lastimado, no puedo evitar el llorar; los ojos me arden. Intuyo que en una situación así no se debe perder el tiempo; cada minuto que pasa es importante para lo que me sucederá a mí.
Tomo el cadáver; es liviano. Lo sostengo tratando de que no vuelque sangre y deje rastros sobre la hierba. Camino rápidamente rumbo hacia el arroyo. La sangre tibia chorrea sobre mis brazos. Recuerdo cuando la recogí en el camino; se veía tan indefensa…Observo su cara y distingo el rojo del lápiz labial. Siento mucha culpa. ¡Mierda con todo esto! Casi llego a la ruta; falta cruzar algo de balastro. Piso mal sobre las piedras. El suelo se mueve y resbalo. Caigo. El cuerpo de ella rueda hasta pasar las balizas y queda visible en plena ruta.
-¿Para qué mierda levanté a esta pendeja?
De repente escucho una bocina que se me acerca velozmente. Levanto la cabeza. Una luz me enceguece. Siento un golpe en la frente. Abro mis ojos. Tomo el volante con fuerza. Lo giro instintivamente. La luz poderosa desaparece en un pestañear.
-¡No te duermas! –escucho gritar. -¡Casi nos matamos! ¡Nos salvamos por un pelo! ¡Creí que íbamos a morir!
Piso el freno y el camión se detiene de un tirón. Observo al desconocido. Es un hombre de apariencia callejera: pelo largo y descuidado, tiene la barba de hace muchos días, igual que uno de esos tipos de la cárcel, y por lo demás está bastante deteriorado. Sin embargo, a pesar de esta extraña compañía, siento un gran alivio; una descarga de mil kilos de masa criminal.
-Menos mal que yo le estoy haciendo compañía –menciona. –Si no, solo, ya se hubiera matado… Hubiese pasado del sueño a la muerte sin darse cuenta.
Quedo mudo, observando su cara de pobre tipo, y tratando de encontrar aquella cara joven y bonita de labios rojos.
Andrés Fabián Valdés
-No suelo recoger a ningún extraño cuando viajo haciendo ruta, y mucho menos si ya es de noche -le explico mientras veo su cara bonita-; pero como ya llevaba más de dieciséis horas encima del camión y el sueño me vencía por la falta de descanso, supuse que sería de gran ayuda el tener a alguien con quien conversar durante el transcurso de las horas nocturnas de trabajo.
-De verdad, gracias por recogerme –me dice.
-Es un lugar muy peligroso para andar por ahí a estas horas. Tratá de tener cuidado; no hay que meterse en cualquier lugar a cualquier hora.
Con disimulo le miro las piernas; flacas, pero bien formadas.
-No se preocupe, ya he estado en peores lugares. Además sé defenderme sola.
-¿Y de dónde sos?
-Últimamente he estado en muchos lugares.
-¿Y sabés a dónde vas?
-Voy a visitar a mi abuela.
Saca un pequeño espejo y un lápiz labial de un bolsillo de su bolso, y con ellos comienza a pintarse los labios de rojo. Enciendo una de las luces interiores para que pueda verse mejor. Me agradece el gesto y echa su cuerpo unos centímetros hacia delante para arrimar su rostro a la luz. Desde mi ubicación casi se le pueden ver los pechos por entre el escote de su blusa. Parecen duros y redondos; muy lindos a pesar de que son pequeños. Deseo verlos; debo hacer mi cabeza un poco hacia arriba.
-¿La luz se hizo fuerte? –pregunta sin quitar sus ojos del espejito.
Miro hacia el camino. Quedo encandilado. Una bocina potente me ensordece. ¡Un brutal impacto! ¡Estallidos! El auto da vueltas violentas. Todo gira caóticamente: el interior del auto, luces, el rostro de ella, oscuridad.
De pronto el auto queda quieto; los metales crujen. Mis brazos tiemblan, y cuelgan de mi cuerpo. Me duele la cabeza. Nos encontramos al revés; pies arriba. Forcejeo para quitarme el cinturón de seguridad; está difícil. Empiezo a golpear la puerta con el hombro. Los golpes son débiles; apenas logro moverme. La puerta se abre y caigo desde el interior de la carrocería. Mi cuerpo parece desgarrarse. Mi sangre brota a borbollones. Me levanto muy aturdido. Le doy la vuelta al auto hasta llegar al asiento del acompañante. No la escucho quejarse ni hacer ningún ruido. Es para asustarse. Quiero abrir la puerta cinchando con la mano pero es imposible. Empiezo a pegarle patadas. Pateo una y otra vez. Cruje con un ruido metálico y al fin se abre. Cae al suelo el cuerpo de ella, ensangrentado, ¡sin vida! Su carita infantil está desfigurada por las graves lesiones. Maldita mi suerte. Soy culpable. ¿Qué va a pasar ahora? Estoy metido en un terrible problema. No sé qué hacer. No puedo dejar de temblar.
Observo a los alrededores; no hay una luz encendida a muchos kilómetros. Sólo los focos de luz de la ruta podrían delatarme. Pero todo está quieto y silencioso; no parece haber nadie. Tan solo se percibe el sonido del movimiento del agua al otro lado de la ruta. Ya he pasado por este lugar otras veces y de hecho conozco que por allí corre un arroyo. Quizás sea lo suficiente profundo para ocultar algo. Además, es muy probable que nadie haya visto nada. Debo calmarme. Tal vez el conductor del vehículo con el que chocamos también se encuentra muerto; es muy seguro que lo esté, sólo oigo el agua correr…
Voy hasta el cuerpo, y al verlo nuevamente, tan joven, horriblemente lastimado, no puedo evitar el llorar; los ojos me arden. Intuyo que en una situación así no se debe perder el tiempo; cada minuto que pasa es importante para lo que me sucederá a mí.
Tomo el cadáver; es liviano. Lo sostengo tratando de que no vuelque sangre y deje rastros sobre la hierba. Camino rápidamente rumbo hacia el arroyo. La sangre tibia chorrea sobre mis brazos. Recuerdo cuando la recogí en el camino; se veía tan indefensa…Observo su cara y distingo el rojo del lápiz labial. Siento mucha culpa. ¡Mierda con todo esto! Casi llego a la ruta; falta cruzar algo de balastro. Piso mal sobre las piedras. El suelo se mueve y resbalo. Caigo. El cuerpo de ella rueda hasta pasar las balizas y queda visible en plena ruta.
-¿Para qué mierda levanté a esta pendeja?
De repente escucho una bocina que se me acerca velozmente. Levanto la cabeza. Una luz me enceguece. Siento un golpe en la frente. Abro mis ojos. Tomo el volante con fuerza. Lo giro instintivamente. La luz poderosa desaparece en un pestañear.
-¡No te duermas! –escucho gritar. -¡Casi nos matamos! ¡Nos salvamos por un pelo! ¡Creí que íbamos a morir!
Piso el freno y el camión se detiene de un tirón. Observo al desconocido. Es un hombre de apariencia callejera: pelo largo y descuidado, tiene la barba de hace muchos días, igual que uno de esos tipos de la cárcel, y por lo demás está bastante deteriorado. Sin embargo, a pesar de esta extraña compañía, siento un gran alivio; una descarga de mil kilos de masa criminal.
-Menos mal que yo le estoy haciendo compañía –menciona. –Si no, solo, ya se hubiera matado… Hubiese pasado del sueño a la muerte sin darse cuenta.
Quedo mudo, observando su cara de pobre tipo, y tratando de encontrar aquella cara joven y bonita de labios rojos.
Andrés Fabián Valdés
NOTA BIOGRÁFICA
Oriundo de Uruguay, nacido el día 17 de julio de 1978. Actualmente residiendo en Argentina.
1997 – Egresa como publicista gráfico en Escuela de Artes y Artesanías “Dr. Pedro Figari”.
2004 – Seleccionado en el VIII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. Editorial De Los Cuatro Vientos. Director Pablo Albornoz. Argentina.
2005 – septiembre – Comienza a publicar bimensualmente hasta el mes de junio del año 2006 en la revista de arte “Vademécum”, dirigida por Lautaro Salgado. (Uruguay)
2006 – 24 de julio – Viaja a Argentina donde se pone en contacto con diferentes medios literarios.
2006 – diciembre - Publica variedad de cuentos en “Revista Literaria Azul@rte”, revista digital peruana diseñada por el editor y poeta Jaime Serey.
http://revistaliterariaazularte.blogspot.com/search/label/Uruguay
2006 – 22 de diciembre – Participa como miembro en “Planeta SF”, Creado y coordinado por Sergio Gaut vel Hartman, director de la revista literaria Axxón.
2007 – 12 de enero – Publica en el Blog de “Revista Esperando a Godot”, revista digital argentina diseñada por el editor Víctor Malumián.
http://www.egodot.blogspot.com/
2007 – 15 de enero – Publica en revista digital argentina “La Tecl@ Eñe” No 21, dirigida por el periodista y poeta Conrado Yasenza.
http://lateclaene.blogspot.com/2007/01/zona-literariacuento_17.html
2007 – 18 de enero – Publica en “Marca Acme”, portal de literatura, arte y eventos culturales en Nicaragua y Centroamérica, editado y dirigido por Rodrigo Peñalba, y co-editado por Eunice Shade.
http://marcaacme.com/index.php
http://marcaacme.com/escritor-view.php?id=90
2007 – 31 de enero – Publica las obras poéticas “A orillas de la ruina”, “Deseos en la noche”, “Jugar serio” y “Voz que busca el sonido” en revista de creación literaria y actualidad cultural “Remolinos” No 20, revista digital de Perú, dirigida por el editor y poeta Paolo Astorga.
http://es.geocities.com/revista_remolinos/
http://es.geocities.com/poesiaremolinos/index_p39.htm
2007 – comienzo de febrero – Publica las obras poéticas “Jugar serio”, “Confesión” y “Voz que busca el sonido” en revista digital de Brasil “Jornal De Poesía” editada por Soares Feitosa, en sección “Banda Hispânica” coordinada por Floriano Martins.
http://www.secrel.com.br/jpoesia/bh33valdes.htm
2007 – 17 de febrero – Publica en espacio de creación “Poesiasalvaje.org”.
http://www.poesiasalvaje.org/aire/index.php?option=com_content&task=view&id=182&Itemid=35
2007 – 19 de febrero – Publica cuentos y las obras poéticas “A orillas de la ruina”, “Deseos en la noche”, “Jugar serio”, “Dormir en mi cama” y “Era nuestro amor” en portal de Madrid (España) “Liceus -El portal de las humanidades-”
http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/Andres_Fabian_poemas.asp
http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/Andres_Fabian_relatos.asp
Correo: navegaaporfia@hotmail.com
Oriundo de Uruguay, nacido el día 17 de julio de 1978. Actualmente residiendo en Argentina.
1997 – Egresa como publicista gráfico en Escuela de Artes y Artesanías “Dr. Pedro Figari”.
2004 – Seleccionado en el VIII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve. Editorial De Los Cuatro Vientos. Director Pablo Albornoz. Argentina.
2005 – septiembre – Comienza a publicar bimensualmente hasta el mes de junio del año 2006 en la revista de arte “Vademécum”, dirigida por Lautaro Salgado. (Uruguay)
2006 – 24 de julio – Viaja a Argentina donde se pone en contacto con diferentes medios literarios.
2006 – diciembre - Publica variedad de cuentos en “Revista Literaria Azul@rte”, revista digital peruana diseñada por el editor y poeta Jaime Serey.
http://revistaliterariaazularte.blogspot.com/search/label/Uruguay
2006 – 22 de diciembre – Participa como miembro en “Planeta SF”, Creado y coordinado por Sergio Gaut vel Hartman, director de la revista literaria Axxón.
2007 – 12 de enero – Publica en el Blog de “Revista Esperando a Godot”, revista digital argentina diseñada por el editor Víctor Malumián.
http://www.egodot.blogspot.com/
2007 – 15 de enero – Publica en revista digital argentina “La Tecl@ Eñe” No 21, dirigida por el periodista y poeta Conrado Yasenza.
http://lateclaene.blogspot.com/2007/01/zona-literariacuento_17.html
2007 – 18 de enero – Publica en “Marca Acme”, portal de literatura, arte y eventos culturales en Nicaragua y Centroamérica, editado y dirigido por Rodrigo Peñalba, y co-editado por Eunice Shade.
http://marcaacme.com/index.php
http://marcaacme.com/escritor-view.php?id=90
2007 – 31 de enero – Publica las obras poéticas “A orillas de la ruina”, “Deseos en la noche”, “Jugar serio” y “Voz que busca el sonido” en revista de creación literaria y actualidad cultural “Remolinos” No 20, revista digital de Perú, dirigida por el editor y poeta Paolo Astorga.
http://es.geocities.com/revista_remolinos/
http://es.geocities.com/poesiaremolinos/index_p39.htm
2007 – comienzo de febrero – Publica las obras poéticas “Jugar serio”, “Confesión” y “Voz que busca el sonido” en revista digital de Brasil “Jornal De Poesía” editada por Soares Feitosa, en sección “Banda Hispânica” coordinada por Floriano Martins.
http://www.secrel.com.br/jpoesia/bh33valdes.htm
2007 – 17 de febrero – Publica en espacio de creación “Poesiasalvaje.org”.
http://www.poesiasalvaje.org/aire/index.php?option=com_content&task=view&id=182&Itemid=35
2007 – 19 de febrero – Publica cuentos y las obras poéticas “A orillas de la ruina”, “Deseos en la noche”, “Jugar serio”, “Dormir en mi cama” y “Era nuestro amor” en portal de Madrid (España) “Liceus -El portal de las humanidades-”
http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/Andres_Fabian_poemas.asp
http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/Andres_Fabian_relatos.asp
Correo: navegaaporfia@hotmail.com
Que brutal por dios!! Muy atrapante.
ResponderEliminarestuve eléctrica hasta el final,y justo allí, no sabría explicar la sensación que me causó.
ResponderEliminarestuve eléctrica hasta el final,y justo allí, no sabría explicar la sensación que me causó.
ResponderEliminarDesesperante el rol de los deseos: el deseo de poseer, el deseo de salvarse y por último el deseo que causa fuerte un recuerdo.
ResponderEliminarmuy impresionante. de escalofrío. pero sobre todo hace reflexionar sobre nuestros más bajos instintos
ResponderEliminarLos felicito como siempre... buen trabajo de selección.
ResponderEliminarVerónica Díaz
Me encantó el final. Me pareció un trabajo fino y hecho con dedicación.
ResponderEliminarhe disfrutado mucho de la lectura. se puede decir que esto es bastante nuevo, original, por lo menos la forma en que es puesto de manifiesto.
ResponderEliminarhe disfrutado mucho de la lectura. se puede decir que esto es bastante nuevo, original, por lo menos la forma en que es puesto de manifiesto.
ResponderEliminarcreo que hoy por hoy se puede topar uno con muy buenas cosas navegando en internet, y hoy he hallado en esta revista un trabajo en conjunto que es para halagar.
ResponderEliminarLos errores que uno puede cometer en la vida están tan dentro nuestro que jamás podremos deshacernos de ellos, por más que despertemos de nuestros profundos sueños.
ResponderEliminarEs intrigante como los deseos pueden llegarnos a mostrar una persona diferente y auténtica
ResponderEliminarDe corazón mucha suerte Andrés. Te quiero mucho y te deseo el mejor de los éxitos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, es un cuento con una historia que te por momentos te hace odiar la naturaleza humana y por otros te hace sentir pena por los deseos a los que uno a veces se ve sometido.
ResponderEliminardejo aquí mis saludos a un gran amigo.
ResponderEliminarLos deseos nos reducen el sentimiento de vivir, pero un mundo sin deseos es tambien un mundo sin vida.
ResponderEliminarGracias a todos aquellos que han dedicado su tiempo en leer La Tecla Eñe y en vertir sus comentarios. Agradezco también a Conrado Yasenza por brindarme la grata posibilidad de permanecer en su blog.
ResponderEliminarque cuento mas sorprendente en pocas lineas: mostrar la bestia que llevamos dentro y al mismo tiempo el ser monstruoso que uno puede llegar a ser
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