El peronismo es una gran memoria colectiva
Claudio Díaz es Periodista y Profesor de Historia. En este reportaje Díaz reflexiona acerca de las discursividades del poder político atravesado por las prácticas económicas; sobre los medios y su relación con la información como también analiza, entre otros temas, la actualidad del peronismo y las candidaturas testimoniales.
Por Conrado Yasenza
- Conrado Yasenza: ¿Cómo influyen las prácticas discursivas del poder político, las cuales atraviesan el entramado cultural de nuestra sociedad, y cómo repercuten las políticas económicas en una cultura cuya directriz es la industria cultural?
- Claudio Díaz: Si se acepta que la Argentina ha sido distorsionada económica y socialmente para arrinconarla en la vitrina del colonialismo, podremos entender mejor que para alcanzar ese objetivo también se ha debido desarticular el alma y las creencias de su pueblo más el proceso histórico que les dio sustento, que es lo que yo entiendo como parte fundante de la cultura de un pueblo. Aparece entonces un conflicto, un choque de mentalidades y proyectos opuestos (porque en nuestro país hay, claramente, dos concepciones filosóficas muy antagónicas) que se dirime abrumadoramente a favor del país “no real”, porque las minorías ilustradas detentan el manejo casi absoluto de los resortes económicos y, por lo tanto, de la industria cultural. De esta manera, el “discurso de mercado” hace hincapié en que lo verdaderamente útil y recomendable para el momento que vivimos es “modernizarse”, “progresar”, “ilustrarse” y abandonar aquellas creencias y prácticas que quedaron estancadas en el “atraso”.
- ¿Qué relación existe en la actualidad entre periodismo, conocimiento y cultura?
- En cierto modo se asocian para mantener aplastado, bajo la bota del pensamiento único, cualquier atisbo de resistencia a la “supremacía” cultural de quienes detentan la riqueza y las palabras. El periodismo debiera ser materia prima para estar bien informados; el conocimiento, puerta de acceso a la sabiduría; y la cultura, trampolín para ser lo que somos. Pero resulta que cada día estamos más desinformados; acumulamos gracias a la sociedad electrónica un montón de conocimientos (quién es el Premio Nobel de Literatura, lo que dejó la cosecha de remolacha azucarera en Georgia, al campeón de la Liga Holandesa) que poco o nada aportan para alcanzar la sabiduría que nos ayude a encontrar nuestro destino; y nos siguen haciendo creer que cultura es ir al Teatro Colón o tener en nuestras bibliotecas algunos libros de autores prestigiados por el sistema.
-Y entre Información y Cultura o saber?
- Creo que parte de la respuesta está dada en la pregunta anterior. Agregaría que cuanto más nos informamos menos sabemos. Es la nueva técnica de los medios de comunicación masivos. Nos inundan con una catarata infernal de noticias que en la mayoría de los casos no sirve para lo que realmente necesitamos. Me gusta comparar ese ejercicio con lo que hacen ciertas madres que les compran caramelos, alfajores y comida chatarra a sus hijos, creyendo que con eso los están alimentando bien. Mucho colorido pero nada de contenido nutritivo, del que se requiere para desarrollarnos en serio. Con la información pasa igual. Cada día nos subdesarrollan más el pensamiento.
- Cuál es la lógica de los mass medias en cuanto al tratamiento de la información?
- La lógica del mercado. Porque el público consumidor de diarios y revistas, o de programas televisivos y radiales, ahora es tratado como “cliente”. Al mismo tiempo que les crean el hábito de comprar alguna marca de jabón en polvo o esos yogures que transforman a mujeres y hombres en dioses llenos de vitalidad, les venden al candidato tal o les hacen creer que los exportadores de cereales que durante cuatro meses descuartizaron a la Argentina a lo Túpac Amaru son abnegados patriotas que luchan por el engrandecimiento del país.
- Y cómo observa el fenómeno de Internet y su relación con la difusión de ideas culturales? Tiene alguna posición tomada frente al auge de blogs y revistas digitales?
- Lo veo como un aire nuevo, como esas brisas que vienen a aliviarnos un poco de la atmósfera contaminante de los grandes medios. La verdad es que Internet y los blogs representan un contrapeso cada vez más interesante. Y por otra parte auténtico, virtuoso. Porque no salen al mercado a partir de la lógica del lucro, sino animados por un espíritu verdaderamente cultural. Todos los seres humanos tenemos cosas para decir, pero no tenemos lugares desde donde decir. Por eso me parece fabulosa esta nueva herramienta de comunicación. Perón decía una cosa muy cierta, además de sabia: “El sistema genera sus propios anticuerpos”. Bueno, me parece que al mundo del capitalismo salvaje le empieza a pasar eso con Internet.
- Cuál es su visión sobre la actualidad política del país y su proyección a futuro teniendo en cuenta los acontecimientos ocurridos en torno al conflicto campo-gobierno y la crisis económica o financiera norteamericana?
- Si se me permite abusar un poco del espacio que me ofrecen para responder quisiera resumir cuál es el trasfondo de la gran pelea que tiene que enfrentar la Argentina y, en verdad, el resto del mundo periférico. La mundialización del Gran Capital, esto es: el fenómeno político conocido como globalización que impusieron las corporaciones transnacionales, intenta sentar las bases de un nuevo orden imperial que (con la eliminación de la figura del Estado-Nación) pretende “organizar” económicamente al planeta como una unidad de producción exclusiva. El poder que hoy detentan las compañías multinacionales, haciendo valer sus intereses por sobre la voluntad de los Estados (muy cercano está el ejemplo de la pastera Botnia, que impuso su negocio pasando por encima de Uruguay y Argentina) exhibe sin pudor alguno el grado de dominio que ejerce la llamada Internacional de los Ricos. El mundo es concebido como una gran plutocracia donde cada región debe someterse al rol que se le adjudica previamente, de acuerdo a su influencia en el mapa del poder universal. De un lado se agrupan los países más avanzados tecnológicamente y con capacidad nuclear; del otro los que cumplen tareas industriales; y en un tercer espacio aparecen los agrarios o abastecedores de materias primas. No todo es tan lineal, porque en algunos casos hay territorios que cumplen dos funciones al mismo tiempo. Pero en términos generales, la producción económica mundial que impulsan las corporaciones se inspira en la necesidad de favorecer a unos y perjudicar a otros de acuerdo a los mercados que les interese desarrollar para sacar rédito del poder de consumo que establezcan allí. Para esta parte del Cono Sur el esquema prevé que el desarrollo industrial debe estar encabezado por Brasil, mientras que la Argentina puede acoplarse como socio menor, ya que su mayor aporte al mercado mundial debe provenir de su generosidad para ceder alimentos (aunque fronteras adentro no se le pueda asegurar un plato diario de comida a sus 40 millones de habitantes) y energía. Bueno, el período que se abrió con la dictadura de Videla y Martínez de Hoz marca el momento cumbre de la reconversión de la Argentina 1973-74 como Nación en vías de desarrollo industrial, con capacidad para expandirse e intentar, a su vez, una independencia respecto del uso de la tecnología nuclear. En ese nuevo “formateo”, lo que se buscó y logró fue hacerla retroceder al estado pre-peronista de la Década Infame. Desde hace seis años, a partir del gobierno de Néstor Kirchner, se está intentando generar un modelo que confronte a ese proyecto de dominación, pero el poder al que hay que enfrentar es demasiado sólido. Por ahí pasa, básicamente, nuestra resolución por Ser o no ser.
- ¿Debe el gobierno retomar temas de suma importancia aún pendientes como la inflación, la pobreza, el Indec, los servicios públicos?
- Sí, absolutamente. Lo que ocurre es que, por un lado, sufre un gran desgaste en su enfrentamiento contra toda esa conjunción de intereses antinacionales que quiere ver a la Argentina en el mundo colonial. Pero por otro lado, el gobierno yerra demasiado en muchas cuestiones, a veces hasta infantilmente, y sigue confiando en algunos actores políticos y sociales que francamente no están dispuestos a jugarse por una causa verdaderamente nacional.
-¿Qué significa hoy el Peronismo? Es un territorio de la cultura popular o responde más a una estructura orgánica vinculada al Justicialismo?
- El peronismo es una gran memoria colectiva que -pese a lo que nos quieran hacer creer- sigue teniendo todos los valores para poder conjugarse perfectamente en tiempo presente y en tiempo futuro. El problema es que sobre el peronismo se tendió una especie de toldo que pasa de mano en mano en esa estructura decadente del Partido Justicialista, que es la que no deja entrar la luz de lo que es -al menos para mí y para millones de argentinos- la bellísima y armoniosa doctrina que creara Perón.
- ¿Qué opinión le merecen las candidaturas testimoniales y las renuncias a sus cargos por parte de la oposición?
- Lo de las candidaturas testimoniales me parece una aberración. El poder social que se necesita para transformar la Argentina se consigue, se consolida y se mantiene con política concreta y no poniendo caritas conocidas o apellidos “famosos” que puedan cautivar al pueblo. Porque ahora se habla, inclusive, de convocar a Nacha Guevara… Lo que ocurre es que el kirchnerismo también se ha desentendido de la formación de cuadros y dirigentes. Es imposible cosechar hombres y mujeres para el pensamiento y la acción nacional si no se siembra, si seguimos experimentando germinaciones con semillas raras (transgénicas diría) o si directamente las importamos de otro lado. Entonces, claro, no hay a quien poner en las listas de candidatos y se comete la burrada de llevar a los intendentes, a los ministros, a los gobernadores, a los familiares que portan el mismo apellido… ¡Esto es de locos o de aficionados! Porque encima se la dejan picando al enemigo. Lo digo con bronca y dolor porque apoyo al actual gobierno; no hay nada al costado ni detrás de él. Y desde 2003 ha transformado muchas cosas. Pero los desmanejos que comete no pueden pasarse por alto.
- ¿Cómo analiza Usted el fenómeno de la violencia instalada en nuestro país?
- Creo que el clima enrarecido que vive la Argentina a partir de estos fenómenos sociales proviene de dos lugares distintos. Uno, diría que “natural”, es consecuencia de tantas décadas de decadencia económica y social que -como es lógico- lo único que podía traernos es este panorama de angustia determinada por la miseria, la violencia de todo tipo, el incremento notable de las adicciones con estupefacientes o alcohol, la falta de expectativas y el fomento del pasatismo entre la juventud, el regreso de enfermedades que uno creía sepultadas para siempre… Ahora, como militante político, por supuesto también creo en los efectos disolventes que provocan los grupos de poder mundiales, que conspiran para mantener la dominación y mueven sus piezas para desatar una serie de episodios “negativos” que terminen por destruir al país. En 1976 liquidaron a toda una generación por vía militar. En los 90 reemplazaron la técnica de la desaparición física “limpiando” a otros miles de jóvenes desde la droga y la imbecilización a través de los mass media. Ahora parece que entramos en otra fase, que es esta de “producir” entre cinco y seis asesinatos por día, con el “mensaje” que ello dispara entre la gente, sobre todo en la mente de las capas medias. Porque es allí cuando salen algunos oportunistas que intentan golpear la cáscara del huevo de la serpiente. Y que conste que esto que digo no tiene la más mínima intención de asociar la figura reptil con la de Elisa Carrió.
- ¿Qué opinión le merece la frase “sensación de inseguridad”, y por qué cree que los medios masivos asocian tal ligeramente Violencia con Villas, sin destacar las buenas cosas y acciones que pueden ocurrir en un barrio en eternos estado de emergencia?
- El año pasado, cuando mataron en San Isidro al ingeniero Ricardo Barrenechea, algunos de sus amigos decidieron publicar en La Nación un aviso fúnebre muy irónico que afirmaba que este padre de familia había sido víctima de la “sensación de inseguridad”, en clara alusión a la figura que utilizan muchos políticos cuando están al frente de alguna cartera de seguridad y son cuestionados por el incremento en la ola de delitos. Sería estúpido no reconocer que en los grandes centros urbanos hoy se producen muchos hechos violentos. Pero al mismo tiempo existe un ejercicio de “estimulación” del fenómeno delictivo que practican los grandes medios, al inducir a lectores, oyentes y televidentes a que “tomen conciencia” de que en la Argentina (o al menos en Buenos Aires) ya no se puede vivir más porque detrás de cada árbol hay un asesino esperándonos. A esa atmósfera de pánico contribuye decididamente el sistema de medios que hoy tenemos, con cinco canales de noticias (América, Canal 26, Crónica, CN5 y TN) más los 20 noticieros diarios de los canales de aire. Por poner un ejemplo: cuando se comete un crimen, todas las ediciones de esos informativos dan cuenta del episodio pero, además, los canales de cable lo repiten cada dos horas promedio durante las 24 horas de emisión. Entonces tendríamos que preguntarnos cuántas veces al día se difunde ese hecho… Llegaríamos a un número que se acerca, tranquilamente, al centenar. Estamos viendo y/o escuchando que siempre se trata del mismo crimen… Sin embargo, el efecto que produce en nuestras mentes ese repiqueteo constante nos puede llevar a creer que acá están matando a 100 argentinos por día. En ese contexto, casi todos los días las villas aparecen en los diarios y la televisión por sucesos similares: los medios asocian sistemáticamente violencia con delincuencia y drogas, como sucede en toda América Latina. Pero la violencia y la delincuencia tienen un costado político, algo que los medios esconden. Un solo dato: la violencia y el crimen crecieron en el mismo período en que se disparó la desigualdad y la pobreza. Y esto no lo dicen. Si no se habla del contexto da la impresión de que en la sociedad existe un grupo de locos que cometen delitos. Pero además, mientras se estigmatiza a los negros y villeros como delincuentes, a los grandes chorros de la clase educada y blanca, a los que estafaron a todo un pueblo, a los que vaciaron empresas y se quedaron con el ahorro de la gente, ningún medio los presenta como lo que realmente son. En este punto no quiero dejar de expresar mi repudio al gobernador bonaerense Daniel Scioli, que como máxima autoridad provincial sigue permitiendo que una empresa extranjera que está al servicio de la desculturización del país, me refiero a Endemol, utilice a un organismo de seguridad estatal, como es la policía de la provincia de Buenos Aires, para producir un programa que le permite ganar mucho dinero denigrando a las barriadas pobres del conurbano y asociándolas con el delito. Me refiero al ciclo Policías en acción. Esto es un despropósito. No me imagino, ya no en Alemania o Canadá, sino en cualquiera de nuestros países hermanos de Suramérica, que se recurra a un ente como la fuerza de seguridad policial para producir un programa de TV que busca asociar a la gente humilde con el delito. Encima, uno tiene que seguir soportando el discurso que instaló la Mediocracia en tiempos de Videla y Martínez de Hoz. Clarín publicaba la semana pasada, creo que el viernes 24, la carta de una lectora que sostenía que hace 30 años (es decir, ¡en plena dictadura!) el país era espectacular y la gente estaba segura y tranquila; que se podía salir de noche sin temor a que nos pasara algo; y todas esas argumentaciones típicas de los sectores del mediopelo que ayudaron a construir esa imagen tan certera de que no hay peor gorila que un gorila asustado…
*Claudio Díaz es Periodista, Profesor de Historia y Escritor. Trabajó en La Razón, El Periodista, Línea y Clarín. En 1988 le otorgaron el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí.
Entre sus libros se encuentra el Manual del antiperonista ilustrado.
Obtuvo tres Martín Fierro al mejor servicio informativo por el noticiero de Radio Mitre, del cual fue productor.
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