“Si Hamlet duda le daremos muerte”: la mejor antología de poesía argentina publicada en 2010
Por Luis Benítez*
(para La Tecl@ Eñe)
Por Luis Benítez*
(para La Tecl@ Eñe)
En busca de la poesía viva
En octubre de 2010 salió de imprenta la primera edición de “Si Hamlet duda le daremos muerte. Antología de poesía salvaje”, una muy particular e interesante antología de la nueva poesía argentina, bajo el sello de la editorial Los Libros de la Talita Dorada (delatalitadorada@yahoo.com.ar), dentro de su colección Los Detectives Salvajes. El volumen, que compila 52 nuevas voces, abarca autores nacidos a partir de 1970 en diversas regiones del país, incluyendo algunos que ya poseen un tercer poemario editado y otros que todavía no alcanzaron la edición individual. La obra se abre con un primer prólogo de los autores Julián Axat y Juan Aiub, coordinadores de la colección, y un segundo texto preliminar del poeta Emiliano Bustos. La cierra un epílogo firmado por el también poeta Nicolás Prividera.
En el variopinto panorama de las antologías poéticas publicadas en 2010, cabe observar señaladamente la intención de legitimar un canon basado más en exclusiones que en inclusiones, restringiendo la visión del fenómeno poético local a un conjunto de autores poseedores de méritos propios, pero además aprobados por el establishment cultural, como si ellos fueran los únicos representantes posibles del conjunto. La intención no es inocente en absoluto y puede ser leída como un procedimiento mediático, más propio de la TV que de la crítica literaria. La ocasión tampoco es una casualidad: el año del Bicentenario fue entendido como el momento más adecuado para el lanzamiento de estos productos comerciales, por la carga institucional que suma a los hechos y el correspondiente apoyo que los medios darían a las publicaciones.
Como reverso, aparece a fines del Bicentenario este trabajo tan distinto, editado por Libros de la Talita Dorada, un pequeño y valeroso sello de La Plata, Provincia de Buenos Aires, que dirige el poeta José María Pallaoro, donde se destaca la calidad de los trabajos compilados, y la variedad de corrientes y poéticas presentes. Se trata de autores jóvenes y algunos de ellos muy jóvenes, pero ya propietarios de un decir propio, dotado de características singulares y bien reconocibles. La intención que se lee en la obra no es la de legitimar a ultranza, sino la de mostrar, exponer, básicamente informar al lector respecto de lo que está sucediendo, aquí y ahora, entre las nuevas promociones del género.
Lejos de las cristalizaciones pretendidas por el canon, la propuesta de “Si Hamlet duda le daremos muerte” es hacer público el movimiento vivo y dinámico de la nueva poesía argentina, exhibir sus contradicciones, conquistas y retrocesos, sus rechazos tácitos y sus coincidencias formales y de sentido.
En el variopinto panorama de las antologías poéticas publicadas en 2010, cabe observar señaladamente la intención de legitimar un canon basado más en exclusiones que en inclusiones, restringiendo la visión del fenómeno poético local a un conjunto de autores poseedores de méritos propios, pero además aprobados por el establishment cultural, como si ellos fueran los únicos representantes posibles del conjunto. La intención no es inocente en absoluto y puede ser leída como un procedimiento mediático, más propio de la TV que de la crítica literaria. La ocasión tampoco es una casualidad: el año del Bicentenario fue entendido como el momento más adecuado para el lanzamiento de estos productos comerciales, por la carga institucional que suma a los hechos y el correspondiente apoyo que los medios darían a las publicaciones.
Como reverso, aparece a fines del Bicentenario este trabajo tan distinto, editado por Libros de la Talita Dorada, un pequeño y valeroso sello de La Plata, Provincia de Buenos Aires, que dirige el poeta José María Pallaoro, donde se destaca la calidad de los trabajos compilados, y la variedad de corrientes y poéticas presentes. Se trata de autores jóvenes y algunos de ellos muy jóvenes, pero ya propietarios de un decir propio, dotado de características singulares y bien reconocibles. La intención que se lee en la obra no es la de legitimar a ultranza, sino la de mostrar, exponer, básicamente informar al lector respecto de lo que está sucediendo, aquí y ahora, entre las nuevas promociones del género.
Lejos de las cristalizaciones pretendidas por el canon, la propuesta de “Si Hamlet duda le daremos muerte” es hacer público el movimiento vivo y dinámico de la nueva poesía argentina, exhibir sus contradicciones, conquistas y retrocesos, sus rechazos tácitos y sus coincidencias formales y de sentido.
Una generación de corte y síntesis
La obra puede ser objeto de múltiples lecturas, desde el campo de lo estrictamente literario, lo social, lo político, etc., porque su riqueza polisémica abastece esas miradas de abundantes elementos de juicio. En tren de elegir un enfoque para esta breve reseña, es posible destacar la variedad de poéticas en juego, la intención de corte con lo formulado y abundantemente publicitado que dejó la generación de los ´90, con su característica introversión y su poco interés en lo social (muy acorde con el momento político del país en ese entonces, aunque los pretendidos “puristas” del punto de vista estético desprecien e impugnen este tipo de apreciación). Este corte con lo anterior no se desarrolla de un modo pasivo, limitado a dejar de lado la propuesta de la generación anterior; este corte se expresa a través de un síntesis nueva de elementos ya presentes en las generaciones anteriores de la poesía argentina, que atravesaron por estos aspectos de un modo diferente al que practican los autores reunidos en “Si Hamlet duda le daremos muerte”, pero dejaron su impronta en la tradición del género. Como lo expresó acabadamente César Vallejo: “No hay dios / ni hijo de dios / sin desarrollo”, y nada nace de la nada. Lo que sí innova y lo hace con fuerza fácilmente reconocible, es la tarea de síntesis de esos ya conocidos elementos y éste es uno de los aportes fundamentales de los autores reunidos en el volumen que nos ocupa. El retorno de lo social es evidente en la mayoría de ellos, como lo era en la generación de los ’60 en Argentina; se presentan como una suerte de “generación bisagra”, del mismo modo que la de los ’70, que rompió con lo anterior y amplió el punto de mira de la poesía nacional: es una generación que se proyecta hacia el futuro y no hay duda de que muchos de los poetas incluidos en la obra desarrollarán las poéticas más interesantes de la década siguiente. Por otra parte, comparten con la generación de los ’80 dos aspectos fundamentales, el primero de índole general y el segundo de tipo más particularizado, más propio de un segmento de la generación de los ‘80. El primero de estos aspectos, el general, es la diversidad de temáticas y tratamientos de la materia poética, algo que también caracterizó a los autores de aquellos años, quienes incursionaron en los más disímiles universos en busca del conocimiento y el reconocimiento de lo poético, sin limitarse a lo estrictamente literario. El segundo aspecto, el más particular, relaciona a los autores incluidos en “Si Hamlet duda le daremos muerte” con el segmento de la generación de los ’80 que se entregó a búsquedas estéticas individuales, lejos de los muy publicitados (en su tiempo, naturalmente) “ismos”, barricadas estéticas que pretendieron predominar en la década, tales como el neobarroco y el neobjetivismo. Aquel segmento de la generación de los ’80, ni neobarroco ni neobjetivista, llamado “el de los independientes” por críticos como Daniel Fara y Alejandro Elissagaray, entre otros, era, por otra parte, el mayoritario, detalle que intencionadamente han ocultado con pertinacia la mayoría de las publicaciones que se han ocupado del período, obedeciendo a los intereses de los sectores que las impulsan y sostienen. La historia del género hoy les devuelve, en esta síntesis operada por la nueva y pujante poesía nacional, la retorno inocultable de esa actitud de una búsqueda individual, no “ísmica”, de las poéticas personales, efectivamente comprobable en estos nuevos autores de los que nos ocupamos aquí. No se presentan como una generación en la que predomina tal o cual forzada bandería estética, cuando sería tan fácil buscar un “neo” que los agrupara y que le sirviera a cierta crítica para definirlos y encuadrarlos bajo una etiqueta, el paso previo a las cristalizaciones que parecen ser de rigor. En lugar de ello, eligen la diversidad y la independencia que sólo brindan las búsquedas particulares, menos espectaculares para el show mediático que todavía protagonizan algunos de sus antecesores, pero sin duda alguna un camino más honesto y más propio de la auténtica poesía argentina que la tarea de los lobbies culturales.
Si hubiese que definir el trabajo de estos autores –y también el de sus compiladores- además de talento y diversidad habría que agregar otro término: honestidad, saludable honestidad, necesaria siempre en toda compilación y antología poética. “Si Hamlet duda le daremos muerte” incluye a los siguientes poetas, cuya trayectoria deberemos seguir muy atentamente: Andrés Szychowski, Alejandra Szir, Camilo Blajaquis, Carolina Mettini, Dafne Pidemunt, Juan Martín González Moras, Eliana Drajer, Rodrigo Malmsten, Diego Roel, Dulce María Pallero, Mauro Cesari, Enrique Schmukler, Fernando Alfón, Fernando Manzini, Gabriela Milone, Emiliano Cruz Luna, Inés Aprea, Jonás Gómez, Leticia Hernando, Daniela Andújar, Lucio Greco, Eric Schierloh, Leandro Daniel Barret, Lorena Fernández Soto, Marcos Bauzá, María Eugenia López, Mariano Schuster, María Romina Pérez, Guillermina Watkins, Jorge Ignacio Areta, Nicolás Castro, Ramón D. Tarruella, Marilina Beatriz Cuesta, Pablo Ohde, Nicolás Prividera, Eduardo Rezzano, Rosario González Sánchez, Alberto Elías, Sebastián Lalaurette, Emiliano Bustos, Leandro Andrini, Joaquín Piechocki, Sebastián González, Verónica Sánchez Viamonte, Tomás Fernández, Tomás Watkins, Demetrio Iramain, María Virginia Fuente, Carlos Juárez Aldazábal, Emmanuel Taub, Rodrigo Zubiría y Juan Pablo Bertazza.
Poeta , ensayista y crítico de libros
Si hubiese que definir el trabajo de estos autores –y también el de sus compiladores- además de talento y diversidad habría que agregar otro término: honestidad, saludable honestidad, necesaria siempre en toda compilación y antología poética. “Si Hamlet duda le daremos muerte” incluye a los siguientes poetas, cuya trayectoria deberemos seguir muy atentamente: Andrés Szychowski, Alejandra Szir, Camilo Blajaquis, Carolina Mettini, Dafne Pidemunt, Juan Martín González Moras, Eliana Drajer, Rodrigo Malmsten, Diego Roel, Dulce María Pallero, Mauro Cesari, Enrique Schmukler, Fernando Alfón, Fernando Manzini, Gabriela Milone, Emiliano Cruz Luna, Inés Aprea, Jonás Gómez, Leticia Hernando, Daniela Andújar, Lucio Greco, Eric Schierloh, Leandro Daniel Barret, Lorena Fernández Soto, Marcos Bauzá, María Eugenia López, Mariano Schuster, María Romina Pérez, Guillermina Watkins, Jorge Ignacio Areta, Nicolás Castro, Ramón D. Tarruella, Marilina Beatriz Cuesta, Pablo Ohde, Nicolás Prividera, Eduardo Rezzano, Rosario González Sánchez, Alberto Elías, Sebastián Lalaurette, Emiliano Bustos, Leandro Andrini, Joaquín Piechocki, Sebastián González, Verónica Sánchez Viamonte, Tomás Fernández, Tomás Watkins, Demetrio Iramain, María Virginia Fuente, Carlos Juárez Aldazábal, Emmanuel Taub, Rodrigo Zubiría y Juan Pablo Bertazza.
Poeta , ensayista y crítico de libros
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comentarios