Naturalización del capitalismo y producción de subjetividad.
Por César Hazaki*
Introducción:
Por César Hazaki*
Introducción:
Las riquezas de los países como las de las personas se pueden describir en términos de variedad, calidad y capacidad en los usos de los recursos que tienen. En el caso de los países se agrega la forma en que esos bienes son repartidos, es decir la distribución de la riqueza.
La experiencia histórica demuestra que la dependencia de otros en el desarrollo y en la generación de recursos va, inexorablemente, hacia el empobrecimiento del país y, consecuentemente, de sus habitantes. El capitalismo monopólico es como una gran fuerza centrípeta que absorbe todo hacia su único y exclusivo interés. Trataremos aquí algunas articulaciones entre la producción monopólica de semillas transgénicas y la cultura, a escala universal, que la industria farmacéutica lleva adelante con la producción de pastillas. Es decir producción concentrada de bienes y producción de subjetividad.
La experiencia histórica demuestra que la dependencia de otros en el desarrollo y en la generación de recursos va, inexorablemente, hacia el empobrecimiento del país y, consecuentemente, de sus habitantes. El capitalismo monopólico es como una gran fuerza centrípeta que absorbe todo hacia su único y exclusivo interés. Trataremos aquí algunas articulaciones entre la producción monopólica de semillas transgénicas y la cultura, a escala universal, que la industria farmacéutica lleva adelante con la producción de pastillas. Es decir producción concentrada de bienes y producción de subjetividad.
Institución educativa y orden social:
La educación formal planta y sistematiza la bandera de la ideología dominante, esa que ya estaba organizando y componiendo el cuerpo desde mucho antes del nacimiento del bebé, preparando el camino para todos los sometimientos y obediencias posteriores. La lectoescritura es el inicio de un largo camino para el niño. Allí en las instituciones educativas es donde aprende a querer y ser, como el sistema de creencias, valores y sujeciones dominantes le propone como única alternativa.
“-Composición tema: La vaca”. Así decía la esbelta maestra de segundo grado mientras caminaba entre los pasillos que los mismos bancos organizaban. Muchos de nosotros con ganas de agradarle y para reflejar, más claramente, el acto amoroso hacia el noble animal que íbamos a dejar documentado con tinta azul en el pulcro cuaderno de clase forrado en papel araña preguntábamos, una y otra vez, si había que subrayar con lápiz rojo o azul el título. Adecuados y meticulosos tratábamos de averiguar cuántos renglones separaban el titulado del comienzo de la narración. Con ello se lograba un efecto especial sobre la presentación de tan caro tema a los planteos y requisitos curriculares de entonces. También reiterábamos una cierta precisión al respecto de la cantidad de renglones que debían ser cubiertos en alabanzas al mamífero en cuestión. Creo que pocos niños en el mundo han estudiado tanto, por dentro y por fuera, un animal como los párvulos argentinos al mamífero nacional por excelencia."
“-Composición tema: La vaca”. Así decía la esbelta maestra de segundo grado mientras caminaba entre los pasillos que los mismos bancos organizaban. Muchos de nosotros con ganas de agradarle y para reflejar, más claramente, el acto amoroso hacia el noble animal que íbamos a dejar documentado con tinta azul en el pulcro cuaderno de clase forrado en papel araña preguntábamos, una y otra vez, si había que subrayar con lápiz rojo o azul el título. Adecuados y meticulosos tratábamos de averiguar cuántos renglones separaban el titulado del comienzo de la narración. Con ello se lograba un efecto especial sobre la presentación de tan caro tema a los planteos y requisitos curriculares de entonces. También reiterábamos una cierta precisión al respecto de la cantidad de renglones que debían ser cubiertos en alabanzas al mamífero en cuestión. Creo que pocos niños en el mundo han estudiado tanto, por dentro y por fuera, un animal como los párvulos argentinos al mamífero nacional por excelencia."
Sometimiento, grupo y subjetividad:
Romper con el sometimiento social es una actividad permanente que los sujetos deben realizar atravesando un desfiladero donde cuesta vencer resistencias, autoengaños, simplismos y comodidades de la acción y el pensamiento. Además, cuanto mayor es el funcionamiento de tipo enajenado y masivo, como tendencia social, más dificultoso será el tránsito por ese camino de esclarecimiento y transformación.
Colabora para que esto sea así que la denominada opinión pública no suele ser más que -nada más y nada menos- la consabida producción de maneras de sentir y pensar que los grandes medios de comunicación logran desarrollar e imponer en la gente. Apoyados en intereses propios del sector o en conveniencias más generales de clase, basan sus orientaciones, las más de las veces, en las maneras más retrógradas del pensamiento, muchas veces azuzando atávicos prejuicios, otras, impulsando creencias en direcciones claramente predeterminadas de antemano. Por todo esto se deja en manos de las clases dominantes la hegemonía en cuanto a la producción de verdad. No está demás recordar que no hay poder posible si el mismo no tiene el control, la hegemonía en la producción de sentido (en realidad y finalmente sólo se trata de la construcción de creencias). La demostración palmaria de esta estricta relación entre el poder y el manejo de la información, por si hiciera falta recordarlo, es el control informático y la censura que aún rige en los Estados Unidos desde la caída de la torres gemelas. Esta producción tiene como único interés desarrollar el convencimiento de la gente de que el capitalismo es la mejor, última y más desarrollada forma de organización social.
Por ello teniendo tantas fuerzas en oposición, la singularidad es una necesaria construcción en unión o unidad con otros que potencien el camino de la creación de acciones y pensamientos antisistema en colectivos sociales absolutamente necesarios y múltiples. Haciendo una exagerada comparación, como ocurre en el plano de la escritura y el trabajo, dado que el mundo está organizado como una tiranía de los diestros sobre los zurdos, así la acción y reflexión antisistema viene a “contramano”.
Era mayor el temor que los niños enfrentábamos si la indicación era del tipo:
“-Saquen una hoja, tenemos prueba de matemáticas”. La composición tema establecía que sólo se trataba de desarrollar nuestro vuelo poético y científico con relación al noble animal argentino que nos daba la sacrosanta leche. Es que las matemáticas o los verbos tenían vericuetos y variaciones que aprendíamos con dificultad y duramente de año en año. En cambio la vaca era un motivo recurrente que acompañaba y reforzaba nuestro conocimiento sobre la Argentina. Lamento no haber guardado las distintas composiciones sobre la vaca para ver en ellas los distintos modos de enajenación e incorporación de la ideología dominante.
Colabora para que esto sea así que la denominada opinión pública no suele ser más que -nada más y nada menos- la consabida producción de maneras de sentir y pensar que los grandes medios de comunicación logran desarrollar e imponer en la gente. Apoyados en intereses propios del sector o en conveniencias más generales de clase, basan sus orientaciones, las más de las veces, en las maneras más retrógradas del pensamiento, muchas veces azuzando atávicos prejuicios, otras, impulsando creencias en direcciones claramente predeterminadas de antemano. Por todo esto se deja en manos de las clases dominantes la hegemonía en cuanto a la producción de verdad. No está demás recordar que no hay poder posible si el mismo no tiene el control, la hegemonía en la producción de sentido (en realidad y finalmente sólo se trata de la construcción de creencias). La demostración palmaria de esta estricta relación entre el poder y el manejo de la información, por si hiciera falta recordarlo, es el control informático y la censura que aún rige en los Estados Unidos desde la caída de la torres gemelas. Esta producción tiene como único interés desarrollar el convencimiento de la gente de que el capitalismo es la mejor, última y más desarrollada forma de organización social.
Por ello teniendo tantas fuerzas en oposición, la singularidad es una necesaria construcción en unión o unidad con otros que potencien el camino de la creación de acciones y pensamientos antisistema en colectivos sociales absolutamente necesarios y múltiples. Haciendo una exagerada comparación, como ocurre en el plano de la escritura y el trabajo, dado que el mundo está organizado como una tiranía de los diestros sobre los zurdos, así la acción y reflexión antisistema viene a “contramano”.
Era mayor el temor que los niños enfrentábamos si la indicación era del tipo:
“-Saquen una hoja, tenemos prueba de matemáticas”. La composición tema establecía que sólo se trataba de desarrollar nuestro vuelo poético y científico con relación al noble animal argentino que nos daba la sacrosanta leche. Es que las matemáticas o los verbos tenían vericuetos y variaciones que aprendíamos con dificultad y duramente de año en año. En cambio la vaca era un motivo recurrente que acompañaba y reforzaba nuestro conocimiento sobre la Argentina. Lamento no haber guardado las distintas composiciones sobre la vaca para ver en ellas los distintos modos de enajenación e incorporación de la ideología dominante.
Naturalización del capitalismo:
Es un hecho cruel y, al mismo tiempo, terrible, que la devastación del planeta y la condena de millones de personas al exterminio, sea el modo social predominante que, como una creencia fundante, naturaliza las relaciones sociales como antaño había logrado establecer la aristocracia con el poder del rey.
Las clases dominantes en el ámbito mundial, pese a sus pujas, capturan el imaginario colectivo para que la mayoría de la población mundial acepte el mismo y, con ello, impedir, obstaculizar o reprimir el imaginar y tratar de implementar cambios sociales radicales con relación al sistema reinante (nada tan claro como el decreto del gobierno del peronismo firmado por Luder: “Aniquilar al enemigo”). Así hoy, en Argentina, vuelve a ser un término cuasi peyorativo la denominación de “piquetero”.
Durante mucho tiempo no supe que mi amor hacia el campo, la naturaleza, el anhelo de ser un chacarero era, simplemente, lo que comencé a desear escribiendo composiciones sobre la vaca. Esto inclinaba, en el fondo, fantasías e idealizaciones hacia los dueños de las pampas argentinas. El juego del Estanciero reforzaba, en los momentos de ocio, las inclinaciones hacia el poder y el dinero.
Mis padres habían salido del campo por hambre o por falta de expectativas después de la crisis de los años treinta. A fuerza de composiciones yo idealizaba volver, para abrazarme a los que no habían dejado mucho para repartir y distribuir en los años treinta. Es decir a los mismos que habían empobrecido y desarraigado a los míos.
Las clases dominantes en el ámbito mundial, pese a sus pujas, capturan el imaginario colectivo para que la mayoría de la población mundial acepte el mismo y, con ello, impedir, obstaculizar o reprimir el imaginar y tratar de implementar cambios sociales radicales con relación al sistema reinante (nada tan claro como el decreto del gobierno del peronismo firmado por Luder: “Aniquilar al enemigo”). Así hoy, en Argentina, vuelve a ser un término cuasi peyorativo la denominación de “piquetero”.
Durante mucho tiempo no supe que mi amor hacia el campo, la naturaleza, el anhelo de ser un chacarero era, simplemente, lo que comencé a desear escribiendo composiciones sobre la vaca. Esto inclinaba, en el fondo, fantasías e idealizaciones hacia los dueños de las pampas argentinas. El juego del Estanciero reforzaba, en los momentos de ocio, las inclinaciones hacia el poder y el dinero.
Mis padres habían salido del campo por hambre o por falta de expectativas después de la crisis de los años treinta. A fuerza de composiciones yo idealizaba volver, para abrazarme a los que no habían dejado mucho para repartir y distribuir en los años treinta. Es decir a los mismos que habían empobrecido y desarraigado a los míos.
Campo y poder:
Nuevamente la Argentina genera su sustentación en divisas en los productos primarios que vienen del campo y el subsuelo. Estos dan la posibilidad de sustento político. Para el mismo se conjugan cuatro factores:
1) La devaluación del peso. (La más exitosa de la historia al decir del ministro de economía Lavagna, llamado públicamente a silencio por esto).
2) Exclusión social del sesenta por ciento de la población condenada a vivir por debajo de la línea de pobreza.
3) El petróleo
4) La soja
En el fondo, estos dos últimos productos son de poco valor agregado y, por sus características, podemos afirmar que sólo establecen y auguran futuras miserias. El petróleo es, como sabemos, una fuente no renovable de energía, y la soja condena al campo que la cobija a un desvastamiento futuro y no muy lejano. Ninguno de los dos proyectos es estrictamente parte de un proyecto nacional de inserción en el mundo. El petróleo abastece más las arcas de una multinacional española que las de nuestro país, y la soja es más una necesidad del capitalismo mundial que una real inserción de la economía argentina en el mundo.
Esta leguminosa, por su parte, es el destino y conveniencia que el capitalismo mundial le otorga a las pampas y praderas de Argentina y Brasil. Coherente en su irracionalidad, al capitalismo, poco le importan las devastadoras consecuencias ecológicas de ese tipo de sembrado. Tampoco es de su interés hacer notar que detrás de las rápidas ganancias de la soja se pierdan variedad de recursos: tambos que cierran, crías de animales que desaparecen, etc. Así en este “alquiler de vientre”, la región se somete al único interés de los monopolios: mantener el poder y la producción de las semillas transgénicas que nuestros países están obligados a comprar a, cuándo no, empresas multinacionales y monopólicas, y ser el suelo donde se plante o crezca sólo lo que esos poderosos necesitan. Es decir que el lugar que la Argentina viene encontrando en el mundo es consecuencia del capitalismo mundial y no de un desarrollo autónomo.
Cuando a Perico, por ser zurdo, le ataban la mano izquierda atrás para que aprendiera a escribir con la derecha me sorprendí mucho más que cuando el maestro de cuarto grado nos tiraba con una tiza o el borrador en la cabeza para que dejáramos de hablar. Perico no hacía buenas composiciones sobre la vaca, era muy vago y poco aplicado. Además, por si esto fuera poco, mentía demasiado. Mi cabeza sacaba algunas conclusiones al respecto: la vaca y la mentira no se podían llevar bien. Dado que nuestro animal era noble y generoso. Perico era, por aquél entonces, un rebelde -eso decía el maestro de sexto- que había que domar.
Ya grande me di cuenta de que siendo éste un país tan rico no era el ganado vacuno autóctono de aquí. Era un legado de los primeros españoles que fueron aniquilados por las poblaciones autóctonas. En la conquista de América, en lo que a nosotros nos corresponde, podemos decir que la vaca se adaptó primero a nuestros campos que el hombre europeo.
1) La devaluación del peso. (La más exitosa de la historia al decir del ministro de economía Lavagna, llamado públicamente a silencio por esto).
2) Exclusión social del sesenta por ciento de la población condenada a vivir por debajo de la línea de pobreza.
3) El petróleo
4) La soja
En el fondo, estos dos últimos productos son de poco valor agregado y, por sus características, podemos afirmar que sólo establecen y auguran futuras miserias. El petróleo es, como sabemos, una fuente no renovable de energía, y la soja condena al campo que la cobija a un desvastamiento futuro y no muy lejano. Ninguno de los dos proyectos es estrictamente parte de un proyecto nacional de inserción en el mundo. El petróleo abastece más las arcas de una multinacional española que las de nuestro país, y la soja es más una necesidad del capitalismo mundial que una real inserción de la economía argentina en el mundo.
Esta leguminosa, por su parte, es el destino y conveniencia que el capitalismo mundial le otorga a las pampas y praderas de Argentina y Brasil. Coherente en su irracionalidad, al capitalismo, poco le importan las devastadoras consecuencias ecológicas de ese tipo de sembrado. Tampoco es de su interés hacer notar que detrás de las rápidas ganancias de la soja se pierdan variedad de recursos: tambos que cierran, crías de animales que desaparecen, etc. Así en este “alquiler de vientre”, la región se somete al único interés de los monopolios: mantener el poder y la producción de las semillas transgénicas que nuestros países están obligados a comprar a, cuándo no, empresas multinacionales y monopólicas, y ser el suelo donde se plante o crezca sólo lo que esos poderosos necesitan. Es decir que el lugar que la Argentina viene encontrando en el mundo es consecuencia del capitalismo mundial y no de un desarrollo autónomo.
Cuando a Perico, por ser zurdo, le ataban la mano izquierda atrás para que aprendiera a escribir con la derecha me sorprendí mucho más que cuando el maestro de cuarto grado nos tiraba con una tiza o el borrador en la cabeza para que dejáramos de hablar. Perico no hacía buenas composiciones sobre la vaca, era muy vago y poco aplicado. Además, por si esto fuera poco, mentía demasiado. Mi cabeza sacaba algunas conclusiones al respecto: la vaca y la mentira no se podían llevar bien. Dado que nuestro animal era noble y generoso. Perico era, por aquél entonces, un rebelde -eso decía el maestro de sexto- que había que domar.
Ya grande me di cuenta de que siendo éste un país tan rico no era el ganado vacuno autóctono de aquí. Era un legado de los primeros españoles que fueron aniquilados por las poblaciones autóctonas. En la conquista de América, en lo que a nosotros nos corresponde, podemos decir que la vaca se adaptó primero a nuestros campos que el hombre europeo.
Pastillas, semillas, empobrecimiento:
Entonces la producción de semillas controlada, explotada por el gran capital, funciona como los medicamentos y la gran industria farmacéutica. Ambas aúnan tecnología de punta tanto en la producción de remedios, como de semillas, con los condimentos ideológicos y políticos para promover el convencimiento de que esas son las mejores formas de resolver los problemas alimentarios y las enfermedades. Así los sembrados con semilla transgénica terminan cerca de las soluciones medicinales. Es decir, la semilla se transforma en pastilla de laboratorio cuya fórmula sólo es conocida y atesorada por los monopolios. Los que venden la ilusión de que así se mejora la capacidad alimenticia de la humanidad, en realidad sólo pretenden conservar para sí a quién venderle esas semillas y con ello tener el control mundial de la producción de alimentos. Al igual que la industria farmacéutica que genera, con las grageas salidas de sus laboratorios, la ilusión de una salud sostenida en el consumo eterno de pastillas.
Unas y otras, de capturarnos, hacen que terminemos más pobres: como región, dado que los costos de las semillas transgénicas pueden elevarse a gusto y piacere de los monopolios del ramo y a merced de la conveniencia o no de que los mismos monopolios quieran entregarnos sus exclusivas semillas. Debemos recordar que los sembrados transgénicos no generan semillas naturalmente dado que son híbridos. Como personas empobrecidas anhelando soluciones medicamentosas a los asuntos humanos y como habitantes de esta región, veremos el suelo yermo en no muchos años y no serán esos conglomerados económicos los que ayudarán a resolver el problema. Excepto que de eso también logren hacer un buen negocio. Por su parte, como sabemos, la constitución de subjetividad en el soporte de la pastilla de la salud y/o la felicidad sólo nos condena a tomar remedios para siempre.
Cualquier debate que no incluya estos ítems, más la desigual distribución de la riqueza, con la consecuente exclusión social devastadora que atraviesa nuestra patria y el arrasamiento ecológico de suelo y reservas naturales, poco agrega al caracterizar la situación actual, excepto que se quiera volver a reciclar viejos argumentos.
Unas y otras, de capturarnos, hacen que terminemos más pobres: como región, dado que los costos de las semillas transgénicas pueden elevarse a gusto y piacere de los monopolios del ramo y a merced de la conveniencia o no de que los mismos monopolios quieran entregarnos sus exclusivas semillas. Debemos recordar que los sembrados transgénicos no generan semillas naturalmente dado que son híbridos. Como personas empobrecidas anhelando soluciones medicamentosas a los asuntos humanos y como habitantes de esta región, veremos el suelo yermo en no muchos años y no serán esos conglomerados económicos los que ayudarán a resolver el problema. Excepto que de eso también logren hacer un buen negocio. Por su parte, como sabemos, la constitución de subjetividad en el soporte de la pastilla de la salud y/o la felicidad sólo nos condena a tomar remedios para siempre.
Cualquier debate que no incluya estos ítems, más la desigual distribución de la riqueza, con la consecuente exclusión social devastadora que atraviesa nuestra patria y el arrasamiento ecológico de suelo y reservas naturales, poco agrega al caracterizar la situación actual, excepto que se quiera volver a reciclar viejos argumentos.
*Psicoanalista
cesar.hazaki@topia.com.ar
cesar.hazaki@topia.com.ar
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