10 julio 2009

Gabo Ferro/ Barbarie y Civilización/Literatura/Ensayo Histórico

Barbarie y Civilización. Sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas


Con generosidad, Gabo Ferro, autor del libro, nos acerca una síntesis que invita a reflexionar sobre los tropos metafóricos de la sangre y la simbología fundada durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas que funcionaron como un soporte riguroso de ideas y que persisten en la noción de la argentina civilizada


Por Gabo Ferro


(para La Tecl@ Eñe)


En el Buenos Aires de comienzos del siglo XIX los sujetos convivían, algunos a diario, con diversos tipos de sangre real, metafórica o simbólica: la propia, la sangre de Cristo presente en el vino de la misa y representado en las imágenes y los sermones de la iglesia, la de la matanza de los animales para la ingesta en las mismas casas o en los mataderos, la sangre escrita de la literatura, la de una herida propia o ajena, la retratada, la del asesinato o la del período femenino. Todos habrían visto sangre y sentido sus efectos en sí mismos, o en los demás, alguna vez y con muchísima más frecuencia que los individuos de la historia contemporánea reciente.
Como nadie pudo haberle sido indiferente, los dispositivos de la política moderna y sus prácticas sobre los asuntos en los cuales hay que tratar con grandes cantidades de individuos, no permitieron que la sangre corriera infructuosamente por Buenos Aires en el primer momento del gran ingreso de las clases populares a la actividad política.
Se hace referencia justamente al período en el cual Juan Manuel de Rosas considera, más que sus predecesores, la importancia de mantener estimulada y activa a la sociedad por medio de figuras impactantes, sencillas y de llegada rápida. Inventa sus propios logotipos y hasta sus propios slogans para la conquista de esta nueva clase de actores políticos. Les dona un elenco de enemigos y una causa, incluye a algunos por sus características y hábitos comunes de campaña, los activa social y políticamente, llena sus discursos de metáforas de sangre.
Sus adversarios eligen el mismo recurso para su contradiscurso. El Plata enrojece, se inunda entonces de sangre que tiñe, real y/o metafóricamente el agua, la ropa, las palabras, los distintos espacios públicos y privados, los cuerpos, las fachadas de las casas, las calles, las iglesias, la prensa, el arte, la política, la vida social, la vida privada y hasta la pirámide de Mayo.
Si bien menos sangriento que los regímenes europeos de aquel momento, desde entonces la figura de Rosas y el rosismo quedan atrapadas en la trama cultural del discurso de la sangre y lo sangriento extendiéndose, además, al elenco de referencias al gobierno efectivo ejercido por Rosas - una dictadura según sus opositores - como forma caduca que impide el avance de Buenos Aires y las provincias hacia otras formas de gobierno contemporáneas, civilizadas.
En pleno siglo XX el Restaurador de las Leyes y su tiempo no se han corrido aun del debate político ni se han templado las reacciones en su contra. En este territorio de largo aliento puede distinguirse con claridad que los autores esgrimen un mismo recurso para definirlo: metáforas de la sangre y lo monstruoso.
Si la palabra es el elemento activo para la escritura de la historia, la soldadura discursiva Rosas – Sangre – Monstruo - Barbarie, puntos trabados en relación directa por su persistencia en la soflama antirrosista, limitará un universo discursivo inestimable que merece la atención para reflexionar sobre su persistencia en los discursos posteriores a la caída de La Columna de la Federación.
En épocas de la segunda dictadura, según bautiza la nueva generación de agentes guardianes de la civilización al gobierno peronista, el arsenal heredado por los padres fundadores es reactivado para ser aplicado - muchas veces desde Montevideo mismo y en soportes alternativos similares a los primeros – sobre la figura simbólica y paradigma de la barbarie de su propia historia contemporánea, su propio engendro histórico.

Por medio del análisis de la emergencia, fundación, difusión y subsistencia de los tropos más recurrentes en los embates plásticos y literarios y los estudios historiográficos contemporáneos vertidos sobre la figura y el gobierno de Juan Manuel de Rosas, este examen analiza la formación y el propósito de sus productores - y los principales soportes que las difunden - para demostrar cómo estas metáforas condicionaron la manera en que debía pensarse el período y funcionaron como dispositivos radicales de un riguroso soporte de ideas levantado por los padres fundadores de la Argentina civilizada sobre el cual debía construirse el discurso de esta parte de la historia de los argentinos.