24 diciembre 2011

A DIEZ AÑOS DEL 19-20 DE DICIEMBRE DE 2001: Guitarras/Por Sebastián Lalaurette


Guitarras

Por Sebastián Lalaurette*

(para La Tecl@ Eñe)


No existe la política, sólo las historias que nos contamos acerca del poder. Pero, a la vez, las historias tampoco existen: son fraudes, nega­cio­nes fútiles del carácter irracional del mundo. Recordar es contarse un cuento improbable, yuxtaponer imá­ge­nes, palabras, y hacerlas dialogar como si fuera ése su propósito. Opera­ción absurda, se sabe. ¿Matías se reci­bió “el año que nos fuimos de vacacio­nes a Brasil”? ¿Por qué no “el año que el tumor empezó a formarse en el cuerpo de papá”? Un hecho es tan real como el otro, ponele. La ligazón, en cambio, es arbitraria.

En diciembre de 2001 se fue todo al diablo. Eso es lo que nos decimos, combinando los hechos caprichosa­mente. El mundo estaba en guerra y George Harrison acababa de morir: Here comes the sun y While my guitar gently weeps habían estado sonando en las radios otra vez, y puta si no parecía que esa guitarra lloraba ahora por nosotros, por mi novia que justo abrió su primer plazo fijo cuatro días antes del corralito, por mis viejos que cobraban en patacones, por mí que estaba haciendo el máster del diario La Nación y repentinamente no sabía si podría terminar de pagarlo o cuándo conseguiría un trabajo para empezar a descontar.

Claramente son angustias de clase media: en la villa no suenan tanto los Beatles, tengo entendido. Es en esos momentos en que la clase media se ve empujada hacia abajo, en momentos en que asoma aterradoramente la Indignidad, cuando se despierta esa suerte de espíritu revolucionario y cacerolero. Para otros, por supuesto, no se trata más que de la relativa indignidad de siempre: la del barro, la del hambre, la del trabajo ingrato desde pibe. Esa indignidad con mi­nús­cula no dispara revoluciones. Pero por un momento... por un momento...

El diecinueve de diciembre yo estaba trabajando en mi tesis del máster y tuve que ir del diario a la sede del Ente del Riachuelo, en la Boca. Salí como a las tres de la tarde y tomé el colectivo. Ya la radio anunciaba que estaban pasando cosas raras: un supermercado saqueado por allí, otro por allá. El colectivero hizo algún comentario, uno o dos pasajeros dijeron quebarbaridad, me bajé, hice mi entrevista. Fue larga.

A la vuelta me costó encontrar colectivo. Yo no lo sabía en ese mo­mento pero la avenida estaba cortada porque la gente había salido a las calles a protestar. Me crucé con ellos, con algunos de ellos, mientras patea­ba interminablemente, pero no me hice una idea de la dimensión del cataclismo. Sólo ocurrió una hora y media después, cuando me bajé del otro colectivo en mi propio barrio y me recibió un aire impregnado de gas lacrimógeno. No one alerted you. A la noche mi novia me llamó aterrada porque decían que andaban saquean­do casas. Respiraba fuerte y no quería cortar. Estábamos a treinta kilómetros de distancia.

Lo demás fue por la tele. La noche del diecinueve la pasé pegado a la pantalla, viendo cómo la clase media invadía la Plaza de Mayo y se resistía a irse. Primero exigía la renuncia de Domingo Cavallo; el gobierno tardó en concederla y para entonces ya fue tarde. Ahora querían que se fuera De la Rúa. Y De la Rúa se fue. Lo vi al día siguiente también por la tele, con mi viejo subido al techo del edificio (es bajo, por suerte) porque la antena había elegido justo ese día para desbarajustarse y no se veía nada. Entre los no, no, ahí, corré más y estaba bien antes vimos al presidente inexpresivo, las aspas del helicóptero, el cielo cualunque. Y sentimos la angustia.

Yo elegí contarme cierta historia el diecinueve. Era la historia de la gente que finalmente se había despertado y reclamaba lo suyo, algo que nunca debía haber entregado: el corazón de la democracia, el contrato impres­cindible para la representación política. Ya no había representación, no había nada. Y era hora de recuperarla. Vino el Que se vayan todos y vinieron las asambleas y los ataques a las sucursales de los bancos, la cara visible del sistema financiero. Piquete y cacerola, la lucha es una sola, entonó la clase media cuando advirtió que otra gente que siempre había estado en el margen venía peleando su propia lucha. Por un momento “todos” estuvimos “juntos”. With every mistake/ we must surely be learning .

Y después lo votaron a Menem de nuevo.

Aquella historia frente a la tele, que me había contado a mí mismo en íntimo tono triunfal, había resultado terriblemente inadecuada. Menos de un año después de la caída delarruista, los piqueteros ya eran una molestia otra vez. La cacerola volvió a la cocina con la promesa íntima de que nunca, pero nunca nunca, volvería a compartir la línea de ataque con un villerito. Llegamos a las elecciones de 2003 con el expresidente que inventó a Cavallo no sólo como candidato viable, sino como el más votado. El nuevo gobierno amagó durante unos meses con una idea de transversalidad que apelaba a los últimos restos del Que se vayan todos pero finalmente se recostó en los intendentes de siempre, reelectos una y otra vez.

De alguna manera salimos adelan­te, claro. Yo terminé el máster y entré a trabajar en el diario (sigo allí). Los patacones desaparecieron y la gente volvió a cobrar en plata de verdad. La desocupación se ubicó nuevamente en un dígito gracias a la eternización de los planes sociales, ese supuesto sistema de emergencia. El incendio se apagó, la política volvió a sus cauces normales, y ahí nos quedamos.

Nos quedamos...

I don’t know how/ someone controlled you./ They bought and sold you.

George dijo alguna vez que While my guitar gently weeps fue compuesta en base a esa noción, muy oriental, de que todas las cosas están conectadas. A lo mejor es cierto y esta columna está equivocada desde el principio. Querido lector, le pido disculpas. Hágase un favor y olvídela.


*Escritor y Periodista


4 comentarios:

  1. I almost nеvеr wrіte remarks, howeveг i did a few seeking and wounԁ up hеre

    Revіew my wеb page ... http://knoxmates.com/blogs/viewstory/112123

    ResponderEliminar
  2. Ι do believe that pгoduct is thе best factοг ever.


    Fеel free to surf to mу weblog -
    Green Smoke E Cig

    ResponderEliminar
  3. I enϳoy геaԁing an article thаt can make рeople think.
    Also, thanks foг allowing for me tο comment!

    Hеre is my web blog: V2 Cigs Reviews

    ResponderEliminar
  4. A v2 electronic cigarette is the latest invention of electronic cigarettes to fill the
    industry. These smokers out there who dislike smelling
    cigarette smoke can constantly order light flavors that will make milder, light, and much more fragrant kinds of smoke alternatively.

    A quantity of the buyer evaluations for V2 cigs e-cigarettes are presented under:
    one. This Broadway mega fabulous hit musical
    is now in previews. Some cartridges are refillable, but numerous aren't.

    Feel free to surf to my web page - v2 cigs coupon code ()

    ResponderEliminar

comentarios