08 noviembre 2007

Editorial


Apuntes, sólo apuntes, y esperanzados
Ilustración: Aimée Zito Lema
En Diciembre terminan cuatro años de gestión del Presidente Néstor Kirchner y el futuro nos espera para profundizar el cambio representado por Cristina Fernández de Kirchner. Él electo con el veintidós por ciento de los votos en el 2003, logró cierta recuperación económica, aunque la minería y el petróleo nacional sigan en manos extranjeras, e impulsó la política de derechos humanos como política de Estado, sin por ello lograr que Julio Jorge López aparezca con vida. Los indicadores económicos nos mostraron que las políticas de recuperación del trabajo dieron como resultado una baja del desempleo y la pobreza, aunque la brecha entre ricos y pobres en el país sigue siendo escandalosa. También existieron durante esta gestión el caso Skanska y las valijas del venezolano Antonini Wilson, hechos que por ahora no han sido resueltos judicialmente, a pesar de reformas importantes en la Corte Suprema de Justicia. Ella, Cristina, como la llamaban los medios masivos de comunicación antes de ser electa Presidenta, fue designada para pelear el cargo en las elecciones sin interna partidaria. Resultó clara vencedora con el cuarenta y cuatro por ciento de los votos, a pesar de las denuncias de irregularidades en los comicios – robo de boletas y falta de fiscales. Cristina, ella, la Presidenta electa de los argentinos, puso en marcha el operativo “leve diferenciación”, concediendo antes y después de las elecciones entrevistas a determinados periodistas. Acorde con el ambiguo y vacuo slogan de campaña, “Profundización del cambio”, Cristina planteó un todavía informe “Pacto Social” entre los diversos sectores de la economía del país que todavía no sabemos bien cómo será implementado. Y se comprometió con la profundización que tendrá que ver con bajar aún más los índices de pobreza y desempleo. Profetizó un panorama de fuerte inversión del cuál desconocemos todavía su desarrollo. Pero para tranquilizarnos se nos informó que la industria automotriz creció considerablemente, que incrementó sus exportaciones al mundo, que producimos cajas de cambio ( sí, literal, cualquier segunda lectura simbólica sería mal intencionada), y que junto a la firma de automóviles Tata se realizará en el país una 4x4 que se venderá en el mundo. ¿Será como la famosa inversión China?.
Ahora bien, todavía no se nos explicó con claridad, y esto tiene que ver con la ausencia absoluta de debates programáticos, cómo será puesto en marcha el slogan motorizador de campaña, profundizar el cambio. Y si, como se dijo durante los días posteriores al rotundo triunfo, Cristina encarnará una continuación de la gestión de gobierno de Néstor, dónde residirá entonces dicho cambio, y en consecuencia, en qué consistirá la profundización de la permanencia. Que fantástica reedición de los contrastes filosóficos entre Heráclito y Parménides. Un dato alentador es la aceptación del papelón del Indec, reconocimiento que generó el rumor de un posible cambio en el modelo de medición de los índices de precios
Pero en la vida, y en la política como en la vida, hay que saber esperar, tener paciencia. Cristina no ha empezado aún a gobernar; queda tiempo para pulir ideas de cambio, profundización y políticas de gobierno. Dicen los que manejan datos económicos que los precios internacionales nos seguirán siendo favorables y que la Argentina seguirá creciendo, creo, al 8 por ciento anual, lo cual redundará en un aumento del superávit fiscal por retenciones y, consecuentemente, proyectará luz sobre la asignatura aún pendiente de la redistribución de la renta pública. También dicen que el pueblo nunca se equivoca – aunque existan pruebas elocuentes que parecen demostrar lo contrario, como por ejemplo, la reelección en 1999 del famoso riojano de patillas y melena cambiantes; todos, o casi todos, sabemos en qué terminó su último período de gobierno: hambre, pobreza extrema, desempleo sideral, impunidad e injusticia, y la inefable instauración del modelo tener para ser, del consumo como meta primordial de la existencia.
También se equivocó el pueblo cuando eligió la ensalada ideológica que se llamó la Alianza, y que nos deparó un De la Rúa inoperante y productor de un caos económico y social que concluyó con los trágicos días de Diciembre del 2001; días de gesta popular, de rebelión que fueron ahogados con una brutal represión que derivó en asesinatos todavía impunes. Y luego siete presidentes en cinco días, y la historia ya conocida por todos.
Pero démosle crédito al refrán que reza que no nos equivocamos nunca, que elegimos bien a pesar de que las fronteras ideológicas hoy no sean claras, o por lo menos no se nos presenten definidas, sí mezcladas y avaladas por un sistema de medios masivos que contribuyen al aturdimiento y la confusión. Y aceptemos este cambalache ideológico donde izquierdas y derechas pugnan con denodado ahínco por erigirse en los representantes políticamente correctos del centro en la Argentina. Un centro Pro o de Coalición Cívica.
Y pensemos, con fervor patriótico, dejando de lado la abulia política generalizada, que otro país es posible... más allá de los slogans.
Allá vamos.

Conrado Yasenza

Noviembre del 2007

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