EL DIA DE LA CEBITA.
“lucharé para ganarle al kirchnerismo por izquierda; y lucharé para que no pierda por derecha” (aforismo implicado)
Escribe ALFREDO GRANDE*
“lucharé para ganarle al kirchnerismo por izquierda; y lucharé para que no pierda por derecha” (aforismo implicado)
Escribe ALFREDO GRANDE*
(para La Tecl@ Eñe)
20 de diciembre. Las glorias del argentinazo cuando la utopia de que los piquetes y las cacerolas tenían una lucha sola, y que era posible de lograr “que se vayan todos”, han dejado paso a una preocupación, mas bien una terrible persecuta, que Duhalde, el Cabezón, más peligroso aún que la Mole Moli, haya sido el demiurgo de los enfrentamientos de pobres contra excluidos. Es evidente que el discurso kirchnerista no tiene empacho y por lo tanto se empacha frecuentemente, con lo que en psicología social llamamos “el chivo expiatorio”. Mas allá de las condiciones personales, políticas, psicológicas de algunas y algunos dirigentes y gerenciadores políticos, la tendencia a ultra chivatear es preocupante. Muerto el perro nunca se acaba la rabia y desconocer que, por ejemplo el vicepresidente, fue un invento de la transversalidad, es casi una descortesía histórica. El Cabezón fue el origen de esta narrativa llamada kirchnerismo. Por supuesto, el destino contrarió el origen y podemos decirle que al ya lejano intendente de Lomas de Zamora, le salió el candidato por la culata. Sin embargo, nunca muere cierta yerba, y menos cuando en los primeros años de gobierno K, ni siquiera se pretendió enfrentarla. Ahora renace, al calor de asesinatos, represiones al mejor estilo de la maldita policía, gatillos, trompadas, gases, hidrantes, todos fáciles. Demasiado fáciles. Las masacres de baja intensidad en Formosa, los ataques al movimiento estudiantil en Córdoba, cuna de la Reforma Universitaria de 1918, los embates contra la heroica resistencia de estudiantes ante la prepotencia academicista de Hallú, son mas que elocuentes analizadores de que el nunca más debería ser apenas una pregunta, pero nunca más una afirmación. Para el nivel convencional encubridor de la cultura represora
Todo empezó con el asesinato de Mariano Ferreyra. Incluso algunas de las teorías sobre las causas del fallecimiento de Néstor Kirchner, lo atribuyen al impacto emocional de esa noticia. Recuerdo cuando Carlos Auyero murió durante un programa televisivo cuando el ahora diputado Eduardo Amadeo le reprochó: “ahora el frepaso tiene su primer muerto”, en alusión al asesinato de Teresa Rodríguez. El dirigente democristiano, hombre de bien, no pudo tolerar la acusación del entonces, ahora y siempre menemista . Al menos Horacio Verbistky, también presente, logró que el programa se suspendiera, a pesar de la idea en contrario del redactor de comunicados castrenses, Mariano Grondona. Lo importante no es la certeza médica de la causa de muerte de Néstor Kirchner. Me interesa mas señalar que parte de ese impacto puede haber sido comprobar, con la certeza de una muerte irreparable, que los gorilas mas gorilas siempre han estado dentro del movimiento peronista. Ya lo cantaba la Tendencia: “que pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”. Y que la negación maníaca de la lucha de clases, uno de los fundantes del movimiento nacional y popular, implica, a veces mas temprano, a veces mas tarde, dormir con varios enemigos y despertar con amenazas renovadas. ¿Cómo entender que ante una ocupación de terrenos, que en una escala menor se realizan en los bajo autopistas, zaguanes, intemperie, plazas, veredas de toda la ciudad, la policía federal, al mando del tandem Alak-Fernández, haya reprimido con la pureza de los mejores tiempos de los derechos humanos avasallados? Pero lo más extraordinario, es que el kirchnerismo logra reducir el cambio necesario a una lógica meramente operativa. Relevo de autoridades, cambio de armamento. Nilda Garré es una garante confiable, salvo por la cuestión política de que viene a reemplazar a funcionarios que siguen en sus cargos. EL truco es digno de Tu Sam: nada por aquí, nada por allá, aparece el Ministerio de Seguridad. Pero recordemos al ilusionista: “Puede fallar”. La retórica anti cobos, anti carrió, anti solanas, anti, anti…puede no ser suficiente. La derecha existe, el fascismo existe, y no es el kirchnerismo el primero en descubrirlo. El tema siempre será como enfrentarlo. No es aconsejable combatir monopólicamente a los monopolios. Ni tampoco propiciar democracias obrera sin garantizar la persona jurídica a las centrales existentes. Y mucho menos hacer alianzas con intendentes, gobernadores, comunicadores que son reaccionarios de paladar negro. La advertencia de Adriana Calvo tiene actualidad: los derechos humanos como movimiento y el Estado deben estar separados. Una cosa es la ayuda mutua, y otra es la total captura de ambos discursos. En el marco del capitalismo, mas serio o menos serio, la tendencia al monopolio es inevitable. Y no solo en los medios de comunicación. No es una mera distracción que en el discurso oficial sobre las organizaciones de derechos humanos, solo se reconozcan dos. Y si bien esto puede ser parte de la corrección política, no deja de ser una de las mayores injusticias para la memoria histórica.
No podemos olvidar que el fascismo, que a veces se disfraza de derecha, y otras se trasviste de liberal, tiene tiempo, recursos y exceso de crueldad. En la ciudad de los buenos aires, un frente contra el macrifascismo es necesario. ¿Seguiremos atacando al fascismo con las balas de cebita de un movimiento popular fragmentado o híper oficialista? Si así fuera, no le echen toda la culpa al Cabezón. Siempre es mejor la autocrítica que la proyección culpógena. A lo mejor, los cabezones somos nosotros.
20 de diciembre. Las glorias del argentinazo cuando la utopia de que los piquetes y las cacerolas tenían una lucha sola, y que era posible de lograr “que se vayan todos”, han dejado paso a una preocupación, mas bien una terrible persecuta, que Duhalde, el Cabezón, más peligroso aún que la Mole Moli, haya sido el demiurgo de los enfrentamientos de pobres contra excluidos. Es evidente que el discurso kirchnerista no tiene empacho y por lo tanto se empacha frecuentemente, con lo que en psicología social llamamos “el chivo expiatorio”. Mas allá de las condiciones personales, políticas, psicológicas de algunas y algunos dirigentes y gerenciadores políticos, la tendencia a ultra chivatear es preocupante. Muerto el perro nunca se acaba la rabia y desconocer que, por ejemplo el vicepresidente, fue un invento de la transversalidad, es casi una descortesía histórica. El Cabezón fue el origen de esta narrativa llamada kirchnerismo. Por supuesto, el destino contrarió el origen y podemos decirle que al ya lejano intendente de Lomas de Zamora, le salió el candidato por la culata. Sin embargo, nunca muere cierta yerba, y menos cuando en los primeros años de gobierno K, ni siquiera se pretendió enfrentarla. Ahora renace, al calor de asesinatos, represiones al mejor estilo de la maldita policía, gatillos, trompadas, gases, hidrantes, todos fáciles. Demasiado fáciles. Las masacres de baja intensidad en Formosa, los ataques al movimiento estudiantil en Córdoba, cuna de la Reforma Universitaria de 1918, los embates contra la heroica resistencia de estudiantes ante la prepotencia academicista de Hallú, son mas que elocuentes analizadores de que el nunca más debería ser apenas una pregunta, pero nunca más una afirmación. Para el nivel convencional encubridor de la cultura represora
Todo empezó con el asesinato de Mariano Ferreyra. Incluso algunas de las teorías sobre las causas del fallecimiento de Néstor Kirchner, lo atribuyen al impacto emocional de esa noticia. Recuerdo cuando Carlos Auyero murió durante un programa televisivo cuando el ahora diputado Eduardo Amadeo le reprochó: “ahora el frepaso tiene su primer muerto”, en alusión al asesinato de Teresa Rodríguez. El dirigente democristiano, hombre de bien, no pudo tolerar la acusación del entonces, ahora y siempre menemista . Al menos Horacio Verbistky, también presente, logró que el programa se suspendiera, a pesar de la idea en contrario del redactor de comunicados castrenses, Mariano Grondona. Lo importante no es la certeza médica de la causa de muerte de Néstor Kirchner. Me interesa mas señalar que parte de ese impacto puede haber sido comprobar, con la certeza de una muerte irreparable, que los gorilas mas gorilas siempre han estado dentro del movimiento peronista. Ya lo cantaba la Tendencia: “que pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”. Y que la negación maníaca de la lucha de clases, uno de los fundantes del movimiento nacional y popular, implica, a veces mas temprano, a veces mas tarde, dormir con varios enemigos y despertar con amenazas renovadas. ¿Cómo entender que ante una ocupación de terrenos, que en una escala menor se realizan en los bajo autopistas, zaguanes, intemperie, plazas, veredas de toda la ciudad, la policía federal, al mando del tandem Alak-Fernández, haya reprimido con la pureza de los mejores tiempos de los derechos humanos avasallados? Pero lo más extraordinario, es que el kirchnerismo logra reducir el cambio necesario a una lógica meramente operativa. Relevo de autoridades, cambio de armamento. Nilda Garré es una garante confiable, salvo por la cuestión política de que viene a reemplazar a funcionarios que siguen en sus cargos. EL truco es digno de Tu Sam: nada por aquí, nada por allá, aparece el Ministerio de Seguridad. Pero recordemos al ilusionista: “Puede fallar”. La retórica anti cobos, anti carrió, anti solanas, anti, anti…puede no ser suficiente. La derecha existe, el fascismo existe, y no es el kirchnerismo el primero en descubrirlo. El tema siempre será como enfrentarlo. No es aconsejable combatir monopólicamente a los monopolios. Ni tampoco propiciar democracias obrera sin garantizar la persona jurídica a las centrales existentes. Y mucho menos hacer alianzas con intendentes, gobernadores, comunicadores que son reaccionarios de paladar negro. La advertencia de Adriana Calvo tiene actualidad: los derechos humanos como movimiento y el Estado deben estar separados. Una cosa es la ayuda mutua, y otra es la total captura de ambos discursos. En el marco del capitalismo, mas serio o menos serio, la tendencia al monopolio es inevitable. Y no solo en los medios de comunicación. No es una mera distracción que en el discurso oficial sobre las organizaciones de derechos humanos, solo se reconozcan dos. Y si bien esto puede ser parte de la corrección política, no deja de ser una de las mayores injusticias para la memoria histórica.
No podemos olvidar que el fascismo, que a veces se disfraza de derecha, y otras se trasviste de liberal, tiene tiempo, recursos y exceso de crueldad. En la ciudad de los buenos aires, un frente contra el macrifascismo es necesario. ¿Seguiremos atacando al fascismo con las balas de cebita de un movimiento popular fragmentado o híper oficialista? Si así fuera, no le echen toda la culpa al Cabezón. Siempre es mejor la autocrítica que la proyección culpógena. A lo mejor, los cabezones somos nosotros.
*Médico Psiquíatra, Psicoanalista y Cooperativista-Presidente honorario de Atico Cooperativa de Salud Mental
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