23 diciembre 2010

Política y Humor/Del rock, la muerte y la política. Un Tributo/ Por Conrado Geiger

Del rock, la muerte y la política. Un Tributo.

Por Conrado Geiger*
(para La Tecl@ Eñe)

I. EL ROCK HA MUERTO

Muchas veces me preguntan por qué no vuelvo a hacer “Rock de Acá”, el programa de rock argentino que hice en Rock & Pop en la década del 90.
Puedo argumentar muchos motivos, pero uno sin duda, es que el rock ha muerto.
Hay muchos indicios de esto:
1) A Charly García, referente indiscutido del rock local lo salvó Palito Ortega. No lo salvó León que salva a todos. Lo salvó el referente indiscutido del Club del Clan.
2) El mejor recital que hubo en la década fue el de Paul McCartney. El tipo viene 40 años después de la separación de los Beatles y deja claro que no pasó nada mejor desde entonces. Hubo cosas buenas, pero el punto de partida fue el techo.
3) La proliferación de “Bandas Tributo” (género dentro del cual podemos incluir al recital del Beatle zurdo) con gran aceptación por parte del público.

II. LAS BANDAS TRIBUTO

El rock ha pasado a ser un género tributo como lo es la música clásica o el tango. Un género que se remite a recrear algo que ya fue. A emular un pasado feliz. Con la particularidad que la emulación se realiza no sólo por medio de la ejecución del repertorio, sino también usando los mismos instrumentos, los mismos amplificadores, la misma ropa, la misma cara.
Es algo más que música. Es una puesta en escena, donde se cuidan todos los detalles para que el espectador viva, aunque sea por un instante, la fantasía de que está viendo en vivo a la banda que adoró de adolescente. O de joven. No es, pero se parece. Podrá ver a los Beatles con sus flequillos, sus trajes de pana gris y sus botitas con taco. Algunos, hay que decirlo, se nota que han puesto más empeño en los pequeños detalles como el saco, el gestito con la boca, un determinado bigote, que –por decir algo- en afinar. (Tal vez deberían ser considerados, más que “Bandas Tributo” “Bandas Agravio”).
He visto Lennones con los mismos anteojos que John, Elvis con sus jopos y patillas, Sandros, Ceratis y Freddys Mercurys. (Me contaron de uno que hasta se tragó el bigote en escena ¡Patético!).
El Mundo Tributo también habilitó otra veta: parientes de las estrellas, que nada tuvieron que ver con la carrera artística, aparecen participando de los tributos. Julia, la hermana de Lennon – de otro padre, criada en otra casa y odiada por John, estuvo, por dar un ejemplo- en Buenos Aires en un evento Beatle.

III. MUNDO TRIBUTO

La cuestión es que vengo observando que el concepto “tributo” está desbordando los límites de las bandas musicales.
El epicentro de la movida “tributo” es en el “Cavern Club”, un bar temático que puede ser considerado abiertamente un “Bar Tributo”, ya que emula, en algunos gestos, al histórico “Cavern Club” de Liverpool donde solían tocar los fabulosos cuatro en sus inicios.
La Ciudad de Buenos Aires tiene barrios con nombres tributo, como Palermo, tributo al sur de Italia, que en los últimos años se ha fraccionado en “Palermo Hollywood” – tributo a San Francisco, “Palermo Soho” y “Queens”, en tributo a NY. Incluso el Jefe de Gobierno autorizó la instalación de unos 4 millones de Led´s que conformaron la famosa pantalla de 600 m2 en un intento de crear un tributo al Times Square.

Pero la cultura tributo sigue avanzando. Me puse a analizar y descubrí que la política siempre tuvo un fuerte ingrediente tributista.
En principio fue un patrimonio del peronismo. Desde la muerte del líder muchos intentaron ocupar ese lugar por la emulación. Recuerdo grandes afiches de Matera, allá por los 80, en los que aparecía peinado a la gomina, con una gran sonrisa y los brazos levantados haciendo el saludo del Pocho.
Todas las mujeres, por lo mujeres de, pretendían ser Evita. Recuerdo el caso de Palito Ortega y Evangelina Salazar, que ella intentó aplicar un apócope como al pasar haciéndose llamar “Eva”. Rodetes rubios por doquier. Los discursos de Isabelita, intentando sacar el tono. Cristina, sin ir más lejos hacía una versión aceptable de Evita en sus discursos que generaban el mismo nivel de irritación. Luego, muy bien asesorada, optó por hablar así, como es ella, y le fue mucho mejor.

En las elecciones del 2003 murió la UCR. Después de la gestión De La Rúa logró sacar inexplicablemente el 2,34% de los votos con la fórmula Moureau-Losada. En el 2009, con la muerte de Raúl Alfonsín y la consecuente congoja popular se produjo el efecto “UCR-Fénix”. Una militancia nostalgiosa quiso retrotraer los relojes a los mejores momentos de la Primavera Radical.
Allí surgió el primer político tributo de la Argentina: Ricardo “Ricardito” Alfonsín. El día del lanzamiento de su campaña como presidente Ángel Rozas lo contó así: “…es un día de fiesta porque hace unos años atrás muchos presagiaban la desaparición de la UCR, muchos nos adelantaron el certificado de defunción y hoy los que estamos acá le decimos al país “los muertos que vos matáis gozan de buena salud” argentinos, el radicalismo esta de pié, vuelve a tener fuerza, sigue vivo como hace 125 años”
La verdad es que, mal que nos pese, los muertos muertos están, pero como el viejo caudillo dejó un retoño, comenzó la carrera presidencial de esta experiencia de política-tributo.
Tiene las mismas características de las bandas tributo: Es una puesta en escena, donde se cuidan todos los detalles para que el espectador viva, aunque sea por un instante, la ilusión de que está viendo en vivo al candidato que adoró de adolescente. O de joven. No es, pero se parece.
Así como las bandas tributo se jactan de usar las mismas guitarras o los mismos amplificadores, Ricardito se jacta de usar los mismos trajes.
Un vocero off the record del partido me dijo que le quedan grandes. Pero eso no invalidó la idea:
“Si Raúl Alfonsín es ‘El Padre de la Democracia’, entonces Ricardo es el hermanito” que hace que este hombre de 59 años, tres más de los que tenía papi cuando asumió la presidencia de la Nación, se anime a imitarlo.
No sólo es el hijo. También se peina igual, se deja el mismo bigote e intenta parecer igual de llano. Ricardito intenta arrastrar a los fans de su padre. El discurso del lanzamiento fue esclarecedor:

Habló de “sentimiento”. Textualmente “…no alcanza la palabra gracias para expresar los sentimientos que nos dominan”. Esto dicho con el mismo tonito, la misma cadencia que su viejo. Pero no le bastó con eso. Agregó “Suelo decir con frecuencia que no siempre son los mismos, los desafíos a los que se ven sometidas las sociedades a lo largo de su historia, en 1983 el principal desafío tenía que ver con terminar de manera definitiva con las dictaduras militares en el país y lo hicimos, no era una tarea sencilla.”
¿Porqué esa referencia al ’83? ¿El 2001 no existió?
Y encima dice “LO HICIMOS” ¿Lo hiciste?
En esa época, Don Raúl andaba siempre con el Coti, apenas dos años mayor que Ricardito. Con Ricardito no iba a ninguna parte.

Así como uno va a ver una banda tributo con expectativas, esto le pasará pronto a Ricardito, si sigue haciendo este juego. Se generarán corrientes tributo.

Imagino correligionarios después de una marcha:
- Estuvo bueno el discurso, habla igual.
- Sí, pero no recitó el Preámbulo. Estuvo flojo. ¿No lo sabrá de memoria?
- Yo esperé toda la noche que hiciera un “Un médico por ahí”. Me defraudó. ¿Qué hacemos ahora?
- Hagamos como antes, después de Alfonsín al Rojas, está el Tributo a Batato Barea.
- No mejor a Cemento. Toca el tributo a Sumo, y el tipo que está en la puerta es igualito a Chabán.
- Estuvo bien Alfonsín, mucho peor es el nieto de Yrigoyen.
- A mí me gusta el hijo de Víctor Martínez. Hace el mismo silencio.
- ¿Alguien fue a ver a Antoñito?

*Periodista, conductor de radio y Humorista Stand Up

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