La preparación de las cacerolas
Por las redes
sociales se prepara con minuciosidad el próximo cacerolazo, y los
grandes medios amplifican y difunden la
convocatoria. Facebook, twitter, sms, son los
canales que el ciberespacio pone a disposición de esta nueva ciudadanía mundial
que se está gestando desde la tecnología. Para analizar la manifestación
venidera es necesario acercarnos a la anterior, sobre la suposición de que
las razones son las mismas que provocaron el cacerolazo del 13 de setiembre
pasado.
Por Ricardo Rouvier*
(para La Tecl@ Eñe)
Por las redes
sociales se prepara con minuciosidad el próximo cacerolazo, y los
grandes medios amplifican y difunden la convocatoria. Facebook, twitter, sms,
son los canales que el ciberespacio pone a disposición de esta nueva ciudadanía
mundial que se está gestando desde la tecnología.
Para analizar la manifestación
venidera es necesario acercarnos a la anterior, sobre la suposición
de que las razones son las mismas que provocaron el 13 de setiembre pasado.
Constituyó, lo que fue a la vista de todos, un acontecimiento
político. Independientemente de la cantidad de gente que se agolpó
en las calles de la ciudad de Bs.As. y en algunas plazas del interior, sea
mínima o sea mucha, el acontecimiento tiene los condimentos y el
perfil de lo político; y así debe considerarse y
analizarse. Desde el conflicto con el campo, no se habían producido
reacciones antigubernamentales de estas características. La
masividad no impide observar segmentadamente la concentración; y precisamos que
la movilización fue compuesta mayoritariamente por la clase media. Aunque
cuando nos referimos a la clase media estamos hablando de un segmento complejo,
nos referimos a su multiplicidad que involucra desde sectores
profesionales hasta dueños de taxis, y hasta las diferencias intrínsecas, sobre todo
de sus exigencias aspiracionales.
Muchas veces la imagen
acústica del significante mencionando “clase media” incluye solo a la clase
media-media, recortando extremos. Y es un error. Si se lo
supone además; que es un sector encapsulado y cristalizado en la interpelación
que viene desde las izquierdas, peronistas o no peronistas, calificando a estos
sectores como “la derecha”. Olvidando, que aquellas expresiones
políticas son hijas de la clase media. ¿Qué fue sino el camporismo?
¿Qué es el kirchnerismo ? ¿Cuál fue la fuente originaria del radicalismo como
irrupción social progresista en la Argentina oligárquica? La clase media
acompañó buena parte de la gestión del primer gobierno de Perón, y en el
segundo lo abandonó. Este movimiento se iba a repetir muchas veces en nuestra
historia contemporánea, y hoy, vuelve a producirse un cierto
alejamiento de esos sectores que adhirieron al kirchnerismo.
Esta expresión callejera de
sectores antioficialistas del 13 de setiembre generó una señal para el gobierno
y para la oposición. Para el gobierno, porque ante una oposición profesional
inexistente, esta avanzada sobre la vía pública señala un cambio en el humor
social; y para lo oposición, porque esta manifestación sin cabeza refleja su
propia debilidad, su propia impotencia. Esa
dificultad hace que aquél encuentro como el próximo fluya entre redes sociales
y comunicación mediática, pero no en los partidos o dirigentes de la oposición;
y que no sea capitalizado por nadie.
Si continuamos con la descripción
sobre el 13 de Setiembre, podemos decir que tuvo varios núcleos concéntricos.
Un núcleo duro, fuertemente activo y que, sin duda, podemos señalar como la
derecha sin comillas; no votaron a Cristina, y su protesta se adentró en el
insulto y la verbalización destituyente. Para Presidente, en Octubre
de 2011, se orientaron preferentemente hacia Duhalde y Rodríguez Saá. Hay que
recordar que en el territorio porteño, Duhalde fue la salida al voto anti-k, en
los barrios de clase media alta y alta; más que por amor: por
espanto. Alrededor hubo sectores más blandos, incluido
un sector minoritario de votantes del FPV en octubre del ´11. Los
principales ejes de la protesta fueron: la posibilidad reeleccionista,
la inflación, la disponibilidad de divisa, la inseguridad, la corrupción, etc.;
y entre estos, había votantes de Binner, Alfonsín y la izquierda.
Los medios oficiales recortaron
la protesta y se quedaron con lo más conveniente, que era el grupo de sectores
medios altos que injuriaron a la Presidenta. Pero, no eran los únicos que
estuvieron en la calle.
Esta misma agenda es la que
cocina la próxima reunión; agenda cuyo formato es más político que económico.
El desaceleramiento de la economía influye, empeora, pero no es la causa
principal de los encuentros. Se está produciendo un cambio en el campo
psicológico-social de la población, que consiste en
separar contenidos políticos de como le va en la
góndola. Las reivindicaciones planteadas son estrictamente políticas
y se aglutinan en que estos sectores viven al gobierno como una amenaza. ¿Cómo
una amenaza? ¿A qué? A sus libertades individuales, consideran que están en
peligro y que nuestro país se mimetiza, a futuro, con la Venezuela de Chávez.
Profecía incumplible. Además, en la propia calle hacen un ejercicio
evidente de la libertad de expresión.
No ven, no perciben, o el
gobierno no logra persuadirlos, que los avances en los Derechos Civiles en
nuestro país nos ubican a la avanzada en la conquista de los
derechos individuales. Pero, la cuestión que pasa por la restricción a la
disponibilidad de divisa, o que pasa por no comprender lo que significa
pesificar la economía como logro soberano, coloca a este núcleo de la clase
media en posturas opositoras claramente retrógradas.
Sin embargo, sienten que el
populismo vigente se mete en sus decisiones más personales, o en las tierras de
los countries. Pero esto en política es lógicamente inevitable, si
consideramos que el kirchnerismo desde el 2003 viene provocando a la sociedad
nacional, interpelando aquello que parecía congelado e imposible, y tensionando
las cuerdas de la armonía social en función de un discurso popular y
progresista.
No sabemos como será el 8N, pero
presumimos que estimulados por el anterior es probable que concurra más
población que la anterior. En este caso, las directivas que circulan establecen
algunas cuestiones que parecen ridículas; por ejemplo, el como ir vestido,
tratando de no denotar la procedencia social. Se intentarán evitar
agravios a la figura presidencial. Algunos dirigentes de la
oposición concurrirán en mayor número que la vez pasada, pero su incidencia
será solo fotográfica.
No obstante, es un problema para
la política que esta contradicción se dirima entre un sector de la población
sin encuadramiento político, y sin liderazgos, frente a CFK , una presidenta
que no dispone de filtros o mediatizaciones que permitan mantener la autoridad
más protegida. En momentos en que se agudiza el conflicto con el grupo
Clarín, y en momentos en que la economía no luce lo suficiente, el oficialismo
marcha hacia fin de año con una cantidad de preguntas y
acechanzas. Pero, más allá de las mediciones y tendencias, CFK sigue
siendo la principal protagonista de la coyuntura.
A pesar de su orfandad, o por eso
mismo, no sabemos las derivaciones y evoluciones futuras de esta protesta; pero
sin duda la manifestación es ya un dato importante del escenario. No hay duda
que esta marcha se yuxtapone, con mayor o menor coincidencia, con el proceso
que tiene al mayor multimedio en jaque ante el posible desprendimiento de
algunas de sus propiedades. Una corporación que cubrirá sus
intereses con el valor de la libertad de expresión, y de un gobierno
que considera que esta es una batalla decisiva en su consolidación
de poder.
Todo esto es preparatorio de la
evaluación a la gestión que se realizará el año que viene en la elección
legislativa, en la prueba de medio término. La dinámica política nacional, como
nos tiene acostumbrados, produce en forma continua desafíos cuyas resoluciones,
solo serán respondidos por el tiempo. Las hipótesis giran alrededor
de si estas quejas con cacerolas tendrán algún efecto en las políticas del
oficialismo y la oposición; y otra sobre su propia evolución: será un fenómeno
en crecimiento hacia formas más orgánicas de la política, o se irá diluyendo
por su falta de engarce con la acción política concreta.
* Sociólogo y Analista Político
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