Por Ronaldo Wright*
(para La Tecl@ Eñe)
Se encuentra en el Congreso de la Nación el tratamiento de un
proyecto de ley cuyo objetivo principal es la erradicación de la violencia en las escuelas. Esta iniciativa tiende a impulsar políticas que promuevan
la buena convivencia, propiciando un ámbito educativo pacífico, tolerante y de mutuo
respeto.
Así, se busca fortalecer tanto a las escuelas como a los maestros y a
los equipos especializados para intervenir en todas las situaciones de acoso o violencia que puedan presentárseles.
Digamos que el acoso escolar —también conocido como bullying— se refiere a cualquier forma
de maltrato producido entre escolares y que implica habitualmente un abuso de poder utilizado para someter,
apocar, intimidar, amedrentar y/o reducir a la víctima. Muchas veces el agresor
suele estar rodeado de una banda o grupo de acosadores, por lo que es
reconocido como un líder por el resto de sus iguales seguidores. Algunos
denominan a este tipo de sujeto como niño
o joven tirano.
Por su parte, el menor hostigado sufre un fenómeno de
estigmatización que puede considerarse —en el entorno escolar— como mecanismo
de chivo expiatorio, quedando afectada su integridad y dignidad
ante el maltrato recibido. La Ley Nº 26.061 de protección integral de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes los resguarda, en su art. 9, contra todo trato violento,
discriminatorio, vejatorio, humillante o intimidatorio, como así también a que no
sean sometidos a ninguna forma de abuso.
La violencia escolar, entonces, no es sino la intimidación
entre pares; muchas veces configurando un juego perverso de dominio y sumisión entre acosador y
acosado. La segregación y la discriminación son moneda habitual en los
establecimientos educativos, al igual que en la vida cotidiana toda. Si bien
los pibes necesitan estar juntos, bien sabemos que cuando los humanos se
agrupan también se molestan. De allí que hay que ayudar a formar vínculos persona a persona entre ellos.
El proyecto de ley de marras intenta promover acuerdos de coexistencia
en cada escuela. Cabe señalar que las políticas de promoción de la igualdad educativa deben incluir
acciones preventivas para la efectiva eliminación de la violencia escolar, las que estarán
destinadas a enfrentar las situaciones de hostigamiento, de agresión o de intimidación
física y/o psicológica entre los estudiantes y los alumnos, máxime cuando se
halle afectada la convivencia y el derecho
de aprender de los chicos.
La idea central consiste en implementar un Plan de Convivencia en las comunidades educacionales
que tenga el fin de promover diversas actividades, talleres de capacitación, de
orientación y de atención de la violencia escolar. Tal programa se propone para
los establecimientos tanto públicos como privados, debiendo propender a una concientización y contención que involucre a la institución educativa toda. Es decir,
a los docentes y autoridades, a los pibes y a sus respectivas familias.
En la actual era del vacío y ante el fuerte impacto de la
globalización hipermoderna, nos encontramos ante un nuevo tipo de educandos. Ello implica que es imposible abordar esta
compleja problemática si no contamos con equipos inter y multidisciplinarios
que trabajen junto a los docentes y directivos. Máxime si se tiene bien en
claro que para lograr la tutela integral
de todos los derechos de nuestros pibes se requiere la responsabilidad
gubernamental y la participación comunitaria.
Sostenemos una vez más que el trabajo grupal es esencial en lo referente al cuidado de los pibes ante
el acoso escolar, siendo muy importante contar con una adecuada capacitación
docente a efectos de la resolución de conflictos de este tipo. Muchos denominan
al bullying como hostigamiento invisible o epidemia
silenciosa. Pues, será precisamente en los grupos conformados por los
propios alumnos donde se pueda romper ese silencio y habilitar a que circule la
palabra. ¡Que así sea!
Psicólogo - Abogado
www.ronaldowrig
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