07 julio 2011

Cine/La Peli de Batato/ Entrevista a Peter Pank y Goyo Anchou

Entrevista a Peter Pank y Goyo Anchou, directores del documental La Peli de Batato.


Rastros de rouge en la historia común de los argentinos

Ilustración: Marcia Schwartz


El estreno en el BAFICI del documental sobre Batato Barea, artista único e inclasificable y emblema de la cultura de los años ochenta, y su posterior exhibición en el Malba, resume el clima de una época de primaveras democráticas que liberaron sentidos y experiencias en una exaltación romántica de la realidad. En esta entrevista, Peter Pank y Goyo Anchou, directores y guionista de La Peli de Batato, nos cuentan sobre la génesis del documental y recuerdan la espontaneidad y el espíritu de rebelión de los años en que la efervescencia reinó en La Ciudad Careta.

Por Conrado Yasenza
(para La Tecl@ Eñe)

Al ver el documental La peli de Batato se vivencian fuertes sensaciones: El recuerdo de los exuberantes y excesivos años ochentas se mezcla con la emoción que produce ver y escuchar a un Batato creativo pero también frágil, tierno – hasta por momentos casi ingenuo y lúcido en su ternura -; ofrece la posibilidad de acercarnos a la melancolía por momentos dramática de un clown-travesti arrojado a la aventura de vivir y de hallar una identidad honesta en su autenticidad. Batato es una figura imponente que conserva, de algún modo, un aire de provincia. Un ser de luz, de poesía y de impulso que se consume en el acto de crear viviendo.
Ver el documental genera – en aquellos que vivieron los ochentas – una conexión con el pasado personal, pero también con un pasado colectivo, social, cultural que es el territorio donde lo que ocurrió sucede nuevamente, hoy, ahora, pero transformado en un acontecimiento del presente, en una inversión del vértigo, en un hecho nuevo de la mirada y los sentimientos que descubren facetas imperceptibles del viejo acontecimiento. Una operación cultural que nos permite reflexionar, a partir de la figura de Batato Barea, sobre una época en la cual la épica de la deconstrucción, de la ruptura y la desmesura, transformó el hecho artístico, el acto teatral, en un analizador de un clima todavía represivo a pesar de la mentada ”recuperación de la democracia”. Un hecho de la contra-cultura, eso, como lo manifiesta Artaud en el Teatro y su doble. Pero también la película genera una fascinación en aquellos jóvenes que descubren que “algo tan divertido ocurrió en esta ciudad tan careta”.
Además, la película es un documento necesario que da testimonio de un clima de época y de una generación underground sobre la cual no existe demasiado registro. Bienvenida sea entonces La Peli de Batato.


- ¿Podrían contarnos cómo fue el primer encuentro con Batato Barea?



- Peter Pank: A Batato lo conocí en Cemento a fines de los ochenta. Me dio un Flyer con un poema de Alejandra Pizarnik con su teléfono y la frase “Soy Batato”. Lo llamé varias veces y hablamos de poesía. Después me quedaba charlando con él en los camarines del Parakultural.


- Goyo Anchou: Nunca vi personalmente a Batato. Vine de Mar del Plata a los 17 años, pero eso ya fue en los años 90, cuando el Parakultural estaba cerrado y la escena de los ‘80s estaba clausurándose. Sí conocía a Batato a través de su fama que llegaba hasta los diarios y revistas que leía durante mi adolescencia marplatense y que, desde lejos, me hacían creer en una Buenos Aires entendida como espacio de liberación y anarquía existencial. (Cuando llegué, finalmente, me encontré con otro panorama).


- ¿Y qué fue lo que te movilizó a grabar esos VHS que forman parte de la Peli? La admiración, el deslumbramiento por Batato y la época?

- P.P: En realidad tenía que filmar la tesis documental para la Escuela de Cine de Avellaneda y como la materia me aburría mucho decidí filmarlo a Batato. De ese material salieron dos cortometrajes: “Batato” y “14 Pavos Reales”. Pero quedó muchísimo material afuera. Batato me había dado además, unos VHS caseros y otros de obras viejas para que use. Nunca llegué a devolvérselos porque falleció cuando estaba editando “14 Pavos Reales”.

- ¿Durante cuánto tiempo lo filmaste a Batato? El tenía alguna inquietud de hacer algo con las filmaciones o ni lo pensaba?


- P.P: Fue en 1991. El último año que vivió. Creo que él sabía que le quedaba poco tiempo y por eso confío todo eso en mí. Antes de morir le pidió a su mamá que me ubique y que me diga que tenía que hacer algo con esas filmaciones. Que no se perdieran.

- ¿Cuándo surge la idea de hacer una película sobre Batato?


- P.P: Cuando conocí a Goyo (NdR: Anchou) – actué para él en Safo y dirigió el videoclip de mi canción “Soy una neurona con curvas” – siempre me insistía en que hiciera algo con ese material pero yo quería hacer cosas nuevas, construirme como artista y no volver al pasado. Una noche vi la película Tarnation y me cayó la ficha que tenía que volver a trabajar sobre Batato. Lo llamé a Goyo y empezamos a planificar el proyecto.


- G.A: Diego Trerotola fue el primero en comentarme que Peter tenía este material juntando polvo en un estante. Desde entonces le hinché las pelotas para que hiciéramos algo con eso. NO podíamos dejarlo morir ahí.


- ¿Cómo describirían los 80? Con qué sensaciones, sentimientos, recuerdos? Teniendo en cuenta que fueron años de primaveras democráticas que liberaron sentidos y experiencias

- P.P: Es difícil ser objetivo. No sólo era la libertad, nueva y conseguida, y los raros peinados nuevos, sino también mi propia adolescencia y despertar sexual. Descubrir mi vocación, venirme de Campana a Buenos Aires. Todo el contexto era fuerte.

- G.A: En la Argentina pasaron muchas cosas buenas y muchas cosas malas, la cultura joven de los años ‘80 fue una de las cosas buenas que nos pasaron y que, hoy que los que quedan de esa generación ya no son jóvenes, es conveniente resguardar para que las juventudes actuales y futuras las puedan tener de precedente. Rastros de rouge en la historia común de los argentinos, que señalan caminos de la rebelión.


- ¿Piensan a Batato como un ícono-mito de los años 80?

- P.P: Más que como un ícono o mito creo que era un artista único e inclasificable que quedó como emblema de toda una generación. Su muerte prematura y no haber traicionado sus ideales ayudan a conformar la estampita. Pero era un ser humano, muy dulce, cargado de tragedias personales y una inquietud artística enorme.

- G.A: Batato es mito, porque murió joven y en su ley, sin haber transado con nadie, y Batato es cifra, porque resume la efervescencia y el atolondramiento de una época. Como muy bien lo definen en su sketch de La Historia del Tearto Universal (incluido en La Peli...), una exaltación romántica de la realidad y culto a la espontaneidad.


- ¿Es intención de la película dar cuenta del clima que se vivía en un lugar tan especial como el Parakultural?

- P.P: El Parakultural duró cuatro años (del 86 al 90); era uno más de todos los lugares que servían de encuentro, creación y diversión. El arte se apoderaba de la noche y los espacios, después de años de silencio y prohibición.

- GA: Entre otros climas, claro. La Peli es una montaña rusa de climas, ordenados con un sentido narrativo

- ¿Existe en la actualidad una expresión artística tan fuerte como la de Batato? ¿Hay un legado que dejó Batato?

- P.P: Es otra época, y cada época tiene sus artistas. A veces pienso en la autenticidad de Fernando Peña (aunque era muy diferente a Batato)

- ¿En qué sentido diferente?

- PP: Bueno, su arte era distinto, fundamentalmente. Y aunque a Peña no lo conocí, me da la sensación que era más agresivo al exponer sus puntos de vista comparado con la dulzura de Batato. Los dos eran sumamente auténticos, no tranzaban, fieles a sus ideales.

- G.A: El arte sigue vivo en Buenos Aires, pero, como todas los seres vivos, nunca es igual a los que se fueron. El legado de Batato es múltiple, pueden encontrarse sus huellas en la militancia homosexual que culmina en el matrimonio igualitario, o en las tetas que se puso Oggi Junco (o los diarios dijeron que se puso). Tampoco cabría imaginarse la movida de los teatros off de la zona del Abasto, sin el precedente de los teatreros under de los ‘80s.


- ¿Cómo fue la recepción de la película en el BAFICI?

- P.P: Excelente. Funciones agotadas, sala llena y mucha emoción y agradecimiento en los asistentes. Muchos de ellos vivieron esa época, y otros más jóvenes la descubrían por primera vez.

- G.A: Salas llenas. Aplausos cerrados. Parakulturaleros emocionados y jóvenes asombrados de haber desconocido que algo tan divertido había pasado en esta ciudad tan careta.

- ¿Y qué reacciones, si tuvieron comentarios, generó en los jóvenes que nunca vieron a Batato, la película y la aproximación a Barea?

- P.P:Hubo un chico de 19 años que me contó por Facebook que cuando llegó a su casa, después de la función, puso la postal de la película al lado de una estampita de la Madre Teresa y le prendió una vela en un altar improvisado. Es muy fuerte eso.

- G.A: Fueron varios los chicos de veintipico de años que se me acercaron desorbitados, al final de las funciones, para agradecernos por la película, porque no se imaginaban que algo así hubiera nunca pasado acá. Creo que abrimos un par de cabezas acerca de nuestras propias posibilidades como ciudad.

- ¿Qué es lo que dejó como huella o marca personal en sus vidas el encuentro y conocimiento de Batato?

- P.P: Creo que hoy en día yo no sería un artista under. O tal vez sí, no sé. Creo que hice esta película para buscar esa respuesta, pero no sé si la encontré.

- G.A: Mi encuentro con Batato fue mediúmnico, a través del arte; conviví cuatro años con su figura fantasmal y aún sueño con él.
- ¿Qué creen que refleja la película sobre la imagen de Batato a veinte años de su muerte?

- P.P: Es una invocación. él está ahí, de cuerpo presente. De eso se trata.



- G.A: La promesa de que acá algo va a pasar.

- Para finalizar: Una imagen, un recuerdo, una sensación o anécdota que tengan cada uno de ustedes de Batato

- P.P: Una de las últimas noches del Parakultural, cuando la policía hacía razzias continuamente, entraron y fui corriendo al camarín a avisarle a Batato. La cana entró atrás mío y nos pidió documentos ( estaban Urdapilleta, Tortonese y Omar Viola, entre otros). Viola, como dueño del lugar, dijo que si se llevaban detenidos a los artistas, al otro día iban a ir a todos los canales de TV. El policía le pide que señale a los del Show, y Batato inmediatamente agarra su bolso de vestuario, me lo da, y dice: “Peter es nuestro asistente”. Salimos a la calle y vimos cómo metían a todo el mundo (entre ellos, los chicos con los que yo había ido) a los celulares (NdR: camiones policiales). Lo acompañé a tomarse un Taxi y me sentí feliz de ser parte del show.

- G.A: Noy (Fernando NdR) me dijo una vez, cuando recién comenzábamos el proyecto, que si había soñado con Batato era que había recibido realmente su visita. Muchos de nuestros entrevistados comenzaron sus relatos comentando: "ayer soñé con Batato... ", esto se repitió tantas veces que hasta se convirtió en un chiste entre los miembros del equipo técnico.

Entrevista realizada en Junio de 2011 por Conrado Yasenza para La Tecl@ Eñe

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