07 julio 2011

Política/Asignación electoral para Jefe y Vicejefe de Gobierno/Por Alfredo Grande

ASIGNACIÓN ELECTORAL PARA JEFE Y VICE JEFE DE GOBIERNO

POR ALFREDO GRANDE
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(ESPECIAL PARA LA TECL@ EÑE )


“una noticia buena y una mala. La buena: roban pero hacen. La mala: hacen para poder robar” (aforismo implicado)

La denominada coyuntura electoral es, a mi criterio, lo fundante de esta democracia donde se gerencia aunque se diga que se gobierna. Incluso el neologismo gobernabilidad ha sustituido casi siempre al verbo gobernar, botón que sirve para la muestra de lo que denomino democracia de la restitución. Si a la coyuntura le damos el carácter de analizador, entonces puede permitirnos pasar al otro lado del espejo. Sabemos que si no seguimos a Alicia, no solamente nos quedaremos en el país de las pesadillas, sino que apenas nos veremos reflejados en nuestro vivo retrato, como canta Sabina. De este lado del espejo, todo brilla, todo reluce, todo resplandece. Bastante ricos, lindos o por lo menos bonitos, y con certeza, famosos, pululan en todo medio que se precie de progre. Del progresismo que abarca desde el retroprogresismo hasta la hipocresía y el cinismo del centro derecha. Años de democracia representativa han dejado un sedimento inercial que podría definirse como resaca republicana. A una semana de la elección de jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el fervor cívico está ausente, y quizá con bastante aviso. El marketing ha rozado, ha chocado, ha perforado toda sorpresa posible. Desde la certeza delirante del “venimos bien”, hasta la provocativa asimilación de que votar a Filmus es estar con Cristina. Lo que sería la desmentida de la autonomía de la ciudad, y esa confesión de parte no ha generado ningún intento de relevo de prueba. Quizá sería demasiado pedir que la hegemonía tolere a los partidos denominados chicos, que son los que sostienen un fundamento clasista. Pero tampoco tolera a los partidos mayoritarios. Hay una regresión a ciertas formas del despotismo ilustrado. Se habla de internas abiertas pero se sostienen designaciones cerradas. El actual candidato para vicepresidente se entera en el mismo momento que todos. ¿Sorpresa y media? Abrazos al estilo de un pogo de funcionarios hipomaníacos. Pero antes el amado era parte de una terna donde solo había lugar para dos. Con una ampulosa campaña publicitaria donde los tres mosquiteros parecían pre-candidatos de diferentes partidos. Por supuesto, nadie se enteró si el partido justicialista de la Ciudad de Buenos Aires tuvo alguna decisión al respecto. Esto es un simulacro donde seguramente algunos pocos siempre supieron desde siempre todo lo que iba a pasar. Lamentablemente, la derecha y el fascismo más pútrido aprovechan estas torpezas servidas en las diferentes bandejas del poder. Sin embargo, clausurar el pensamiento crítico porque sería funcional a la derecha, ignora sin ingenuidad que esa clausura es justamente una de las marcas de la derecha. Se plantearía una de las tantas paradojas de la cultura represora: para no ser funcionales a la derecha, dejemos pasar los actos propios aunque sean de derecha. El paradigma fue la reacción corporativa del gobierno frente a las acusaciones por el funcionamiento de la Fundación Sueños Compartidos. O el silencio frente a la inusitada circunstancia que dos sindicalistas con altos cargos estén presos por delitos gravísimos. O sea: la marca de lo individual sigue presente y las cuestiones se resuelven solamente por errores, delitos, extravíos de personas. Las instituciones que lo posibilitan, no son cuestionadas, ni analizadas, y mucho menos modificadas. Parece que sigue vigente el miedo al cambio, o mejor dicho: el pánico por extraviar el “modelo”. Es decir: las cosas que se hicieron bien disociadas de las cosas que se siguen haciendo mal. La ley de medios va a la columna de las cosas buenas y el saqueo de los recursos naturales va a la columna de las cosas malas. Así con todo, transformando la política en un debe haber permanente, es una tarea más adecuada para un contador público. Es una política del balance, de la cal y de la arena, de las compensaciones por izquierda y los desequilibrios por derecha. El transvasamiento generacional ha dejado de ser un tema ideológico, un pasar la antorcha de la lucha a las nuevas generaciones, para convertirse en refugio de conversos y clonados. La transversalidad que prometía sacudir las anquilosadas estructuras del “pejotismo” termina por tercera vez consagrando a un vicepresidente de derechas. Y sosteniendo un federalismo sui generis, más cercano a la relación de las sucursales con una casa matriz. Por lo tanto no puede sorprender que las candidaturas sean en realidad asignaciones de cargos, otorgadas desde una centralidad del poder que no podrían nunca ruborizar a la derecha, pero que no acepto que puede ser transitado por un gobierno que al menos aspire a consolidarse como integrante del centro izquierda. Y tampoco que se compare a la militancia heroica de una juventud que enfrentó la dictadura de Onganía/Lanusse, con una construcción vertical desde el Estado de una patrulla juvenil aunque tenga de líder a un máximo. Por eso lo que más abrió el kirchnerismo, corre el inmenso riesgo de ser cerrado por el propio kirchnerismo. El espacio de la política por fuera de los aparatos del estado, ya que el kirchnerismo tiene su génesis en los finales del 2001 con el vigente “que se vayan todos” y el asesinato de Kosteki y Santillán. Néstor Kirchner entendió perfectamente ese mensaje político y social. Pero gradualmente, la lectura se hizo mas reduccionista. Los derechos humanos no son solamente las Madres, ni las Madres son solamente Hebe de Bonafini. Cuando la parte es el todo, se comienza con la política del fetiche. Y la fetichización de la política en los tiempos del tándem López Rega / Isabel Perón sirvió a los genocidas una de las más terribles cacerías en bandeja. En la Provincia de Buenos Aires, hay un balcón con dos macetas. Dos candidatos a gobernador ambos dos respondiendo a nivel nacional a la Presidenta. O asignarle al candidato supuestamente oficialista, porque ni eso es demasiado claro, un funcionario que para que todos nos quedemos más tranquilos dice que “no seré comisario político”. Las elecciones en la provincia más austral terminaron con la derrota de la candidata del Frente para la Victoria (no en este caso al menos) pero la candidata triunfante también referencia a nivel nacional con la Presidenta. O sea: ¿para que votamos? Las listas terminan siendo asignaciones del ejercicio ilustrado del despotismo, que deja el tendal de “calientes”, versión peronista de la indignación. Quizá nos demos cuenta que los únicos que le hacen el juego a la derecha, son los que en la hegemonía del poder, se tranquilizan construyendo fetiches y asignando cargos, subsidios y medios de comunicación. La lección de la historia es clara: las contradicciones, las paradojas, el tiempo, el absurdo, el simulacro, todo juega a favor de la derecha. Y nada más funcional a la derecha que parecerlo, sin serlo. No tengo claro si el peronismo será, pero es obvio que no será revolucionario. Sin embargo, tampoco será lo mismo sostener el “modelo” en la militancia social y popular que en la política de las asignaciones universales para candidatos y funcionarios. Lo importante en una democracia donde lo democrático sea su fundante, lo único importante no es parecerlo, sino serlo.

*Médico Psiquiátra y Psicoanalista. Presidente Honorario de Atico Cooperativa de Salud Mental

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