Nagorno Karabakh:
un conflicto que aún persiste
El presente
artículo constituye un acercamiento general a la problemática, pues se trata de
un tema muy extenso y complejo que requiere de un análisis riguroso, detallando
cuestiones geopolíticas.
Por Eugenia
Akopián*
(para La Tecl@
Eñe)
Palabras
preliminares, resumen histórico y contexto
La República de Nagorno Karabakh o República
de Artsakh, está ubicada en el Cáucaso, cuenta con una superficie de 11.458
km², 141.000 habitantes y es una región históricamente poblada por armenios
desde antes del siglo II AC. A lo largo de los siglos supo ser la tierra de la
realeza: formó parte de las 15 provincias del reino de Armenia (189 AC – 387
DC); fue parte del principado armenio de Khachén, proclamado luego Reino de
Artsakh. En el año 301 Armenia fue el primer estado en instituir el
cristianismo como religión oficial, por eso, aún hoy en Karabakh se conservan
las ruinas de numerosas iglesias, junto con las ruinas de ciudades enteras y de
castillos medievales que dan cuenta del poderío, la grandeza y el resplandor
que tuvo la región. Hacia 1813, después de invasiones y enfrentamientos, los
persas perdieron el control y el imperio ruso pasó a dominar el territorio.
Posteriormente y con el correr de los años, varias disputas de poder típicas de
la región y luego de la Revolución Rusa, comenzaron a conformarse las nuevas
repúblicas soviéticas. En 1923 se estableció Oblast (región) Autónoma de
Nagorno Karabakh con una mayoría de población armenia (94%)[1] que,
por un decreto de Stalin, pasó a formar parte de la República Soviética de
Azerbaiján.
Durante los años soviéticos, Karabakh
continuó su desarrollo conviviendo con los azeríes y otras minorías. Pero las incipientes hostilidades hacia los armenios
se hacían sentir cada vez con más fuerza. Una materialización de esta
intolerancia fue lo acontecido con Nakhicheván, una región autónoma,
históricamente armenia, que formaba parte de Azerbaiján, a causa del decreto
antes mencionado. Hacia fines de los años 80, de la mayoría de su población
originaria armenia prácticamente ya no quedaba ni un 3%, gracias a las
políticas de limpieza étnica que propiciaba el gobierno azerí. Cuando la URSS
comenzaba a resquebrajarse, salieron a flote los odios étnicos, la intolerancia
a los otros, signados por un chovinismo latente y profundo que esperaba ver la
luz.
En febrero de 1988, teniendo en cuenta estos antecedentes, el pueblo de Artsakh hizo uso de sus derechos, expresó su voluntad y solicitó la salida de la órbita de Azerbaiján para pasar a formar parte de la República de Armenia. El parlamento elevó su petición al Soviet Supremo, estando este tipo de acciones contempladas en la Constitución de la URSS: por ende, su reclamo era legítimo y estaba basado en fundamentos que ofrecía la carta magna. En junio de ese año, el Soviet Supremo de la República de Armenia dio lugar al reclamo, mientras que su homónimo azerí lo negó. Como represalia a estos intentos independentistas, los azeríes buscaron revancha.
En febrero de 1988, teniendo en cuenta estos antecedentes, el pueblo de Artsakh hizo uso de sus derechos, expresó su voluntad y solicitó la salida de la órbita de Azerbaiján para pasar a formar parte de la República de Armenia. El parlamento elevó su petición al Soviet Supremo, estando este tipo de acciones contempladas en la Constitución de la URSS: por ende, su reclamo era legítimo y estaba basado en fundamentos que ofrecía la carta magna. En junio de ese año, el Soviet Supremo de la República de Armenia dio lugar al reclamo, mientras que su homónimo azerí lo negó. Como represalia a estos intentos independentistas, los azeríes buscaron revancha.
Los Pogrom como
manifestación de la intolerancia
Sumgait es una ciudad ubicada en Azerbaiján,
a orillas del Mar Caspio y, en tiempos de la Unión Soviética, convivían allí
armenios, azeríes, rusos, judíos, entre otros, de forma pacífica. En este
contexto, los armenios en particular, cumplían un papel clave y se destacaban
por sus profesiones. Se desempeñaban como ingenieros, médicos, profesores
universitarios, docentes, etc, es decir, tenían un rol fundamental en el
desarrollo de esa sociedad.
El 27 de febrero de 1988 tuvieron lugar los
lamentables hechos que luego serían conocidos bajo el nombre de “pogrom de Sumgait”. Pogrom en ruso
significa devastar y hace referencia a levantamientos organizados por parte de
una población civil contra otra, con el objeto de eliminarla: sintetizando,
consisten en matanzas hacia las minorías. Exactamente eso fue lo que sucedió en
aquél tiempo. Grandes grupos azeríes se organizaron bajo el mismo objetivo:
atacar y destruir a los armenios que allí vivían. Es importante destacar la
complicidad policial y política que se dio en Azerbaiján, pues es claro
indicador de esa intolerancia y deseo de destrucción masiva de lo que ellos
consideraban otredad. Se vivieron momentos de gran tensión: las turbas
frenéticas cumplían con su plan sistemático: asesinatos, saqueos, incendios,
violaciones… claro que no importaba ni el género ni la edad… una gran masacre.
En esos episodios había cierta reminiscencia a lo que había ocurrido el 24 de
abril de 1915: el genocidio contra el pueblo armenio por parte del Estado
Turco. Habían pasado muchos años, pero el objetivo era el mismo: exterminar al
pueblo armenio. Esa noche comenzaron las deportaciones masivas y los asesinatos
de un millón y medio de personas. La misma matriz se presentaba nuevamente. El
odio racial, la intolerancia y la sed de destrucción volvían a imponerse por
sobre la humanidad.
La situación en Sumgait comenzó a calmarse
cuando tanques y unidades militares soviéticos entraron a la ciudad, imponiendo
el estado de ley marcial y el toque de queda. El saldo fue más de 300 víctimas
fatales, la destrucción total de viviendas, deportaciones, la imposición de la
injusticia y una demostración de un estado de incultura feroz. Esto fue a lo
que condujo el ciego nacionalismo azerí, apoyado por intereses políticos y
económicos, repitiendo errores que degradan la dignidad humana.
Pero esto no quedó acá. En enero de 1990
nuevos episodios de violencia acontecieron en Bakú, la capital de Azerbaiján.
Nuevos pogroms contra los armenios dejaron un saldo de 700 personas afectadas
entre la muerte y heridas, un calco de lo que había pasado el Sumgait: robos,
muertes, saqueos, deportaciones, violaciones: los más terribles crímenes. Esto
puso en evidencia, nuevamente, la complicidad política acontecida.
Todos sabemos que las acciones del hombre son
promovidas por intereses: ex nihilo nihil. Entonces, está más que claro que
nada de esto fue casual, no hubo nada de azaroso ni inocente en este pogrom,
tampoco fue un hecho aislado, sino que es parte de la herencia turca, signada
por el odio y el chovinismo: son hechos motivados y promovidos. Si algo
aprendimos con la historia de la humanidad, es que no hay nada inocente en este
tipo de acontecimientos. De hecho, Human Rights Watch en un informe respecto al
tema pronunció: “estas acciones no fueron
espontáneas, ya que los atacantes tenían las listas de los
armenios y sus direcciones”[2].
Conflicto bélico
Hacia 1991 y tras la caída de la URSS, cada
república proclamaba su independencia. En este contexto y para la definir su
destino, Karabakh reafirmó su decisión de unidad con Armenia. Pero Azerbaiján
no pudo tolerar esta elección y su ejército invadió la región con la intención
de perpetrar una limpieza étnica, aplicando la solución final. El pueblo de
Karabakh se levantó en armas. Se unieron al ejército mujeres, ancianos y
adolescentes dispuestos a defender sus casas y su tierra. Estos, sin tener
armamento ni formación militar se enfrentaron con las fuerzas regulares de
Azerbaiján, quienes portaban tecnología militar de última generación y contaban
en sus filas con mercenarios afganos, chechenos, entre otros. Los azeríes
tomaron como blanco hospitales, escuelas y campos de refugiados los cuales
bombardearon permanentemente con misiles de alto alcance, produciendo de esta
forma, un alto número de víctimas civiles. Así, los azeríes invadieron la
república, induciendo al terror a la población. Pero, paulatinamente, con un
accionar heroico, las fuerzas armenias lograron controlar, liberar y recuperar
Karabakh, fruto de la valentía de quienes pelearon y defendieron lo que les
pertenece de antaño.
Durante la guerra, organismos internacionales
como la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa)
intentaron mediar y resolver la situación, pero no fue hasta 1994 cuando se
declaró el alto del fuego, bajo la tutela de Rusia.
Nagorno Karabakh,
hoy
Actualmente rige el alto de fuego desde 1994,
pero el conflicto persiste. El Estado azerí le resta importancia a los sucesos
y a la herencia histórica, exigiendo como propia y sin fundamento lógico ni
válido, al territorio de la República de Karabakh. Lo cierto es que no se puede
negar la historia ni los derechos de la población originaria para su
autodeterminación. La política azerí, signada por el odio y la xenofobia, se
manifiesta en las palabras de su presidente, Ilhem Aliev, quien en el discurso
de cierre de una conferencia en febrero de 2012 declaró: “Nuestros principales enemigos son los armenios de todo el mundo y los
políticos hipócritas y corruptos bajo su control”[3].

En julio de este año un informe de las Naciones
Unidas[5]
reveló que Azerbaiján superó ampliamente los límites máximos establecidos por
tratados internacionales en cuanto a compra de armamento (Treaty on
Conventional Armed Forces in Europe). La posesión de tanques azeríes ascendió a 381 (límite máximo
permitido: 220); de artillería a 516 (límite máximo permitido: 285); los
helicópteros de ataque aumentaron de 3 a 5 y los vehículos blindados de combate
ascendieron a 106. En adición a esto, su presupuesto militar para 2012 aumentó a 3,47 mil millones de
dólares, lo cual la sitúa en una “posición
negligente teniendo un impacto muy negativo en los esfuerzos de Armenia para
promover un clima de confianza y cooperación en la región”[6], tal como
lo manifiesta el informe de la ONU.
Los yacimientos petrolíferos azeríes ubicados en el Mar Caspio generan
petrodólares que son destinados no sólo a las armas, sino que también sirven
para alimentar su gran maquinaria propagandística en todo el mundo. De esta
forma, desembarcaron en América Latina, particularmente en Argentina, donde con
mentiras y lobby intentan falsificar los hechos, tergiversando la realidad para
reproducir el mensaje de su presidente. El reclamo de Nagorno Karabakh es
legítimo, pues está basado en derechos constitucionales, avalados por el
derecho internacional y hace referencia a la verdad histórica que le pertenece;
el derecho de autodeterminación de los pueblos encuentra aquí su clara
materialización.
El camino no es la guerra. Es necesaria la solución pacífica del conflicto,
basada en el diálogo y la convivencia armónica entre dos pueblos vecinos.
*Lic. en
Ciencias de la Comunicación (UBA)
eakopian@epcomunicacion.com.ar
[1] Bradshaw,
Michael J; George W. White (2004). Contemporary
World Regional Geography: Global Connections, Local Voices.
[2] Conflict in the
Soviet Union. Black January in Azerbaijan, by Robert Kusen, Human Rights Watch
1991.
[3] Closing Speech by Ilham
Aliyev at the conference on the results of the third year into the “State
Program on the socioeconomic development of districts for 2009-2013”. http://en.president.az/articles/4423
(párrafo n° 40)
[4]http://www.nypost.com/p/news/international/israel_inks_billion_arms_deal_with_x2UMNP6eysQ6HwPnM7ENRJ
[5] Geneneral Assembly sixty-seventh session, 9th July 2012
http://daccess-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N12/412/92/PDF/N1241292.pdf?OpenElement (página 3)
http://daccess-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N12/412/92/PDF/N1241292.pdf?OpenElement (página 3)
No sabia de la existencia de Nagorno Karabakh... Muy buena nota! Gracias!
ResponderEliminarMuy buena nota!
ResponderEliminarExcelente nota, muy completa. Y tremenda información realmente. Es insoportable pensar que no puede haber paz en esa región. La codicio por controlar y manejar las vidas agenas no tiene límites. Nefasto.
ResponderEliminarIncreíble el lavado de cerebro que hay en toda la región. En vez de vivir, se matan. Necesitan viajar mas por el mundo y ver otras culturas y formas de vivir.
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