07 julio 2011

Política/Lo Profundo/Por Marcos Cittadini

Lo profundo

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.

Paco Urondo, Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973

Por Marcos Cittadini*

(para La Tecl@ Eñe)

Ilustración: Lo Profundo/Jackson Pollock


La premisa a la hora de sentarme a escribir era referirme a los peligros internos y externos que acechan al proceso virtuoso que se inició en América Latina en la última década. Podríamos hablar de sus potenciales némesis. Es sabido que nuestra región tiene enemigos repetidos dentro y fuera de sus fronteras desde hace demasiado tiempo. Casi desde las guerras de independencia –pero sobre todo desde la segunda mitad del siglo XIX- las oligarquías latifundistas locales y los trusts económicos multinacionales se han asociado para utilizar en su provecho la complicidad de los gobiernos de la región, monitoreados, presionados y bendecidos por los países centrales. Quienes han pagado siempre el precio de ese complot han sido los involuntarios integrantes de la masa de desposeídos más inexplicable del globo. En una de las zonas más ricas de la tierra, el nivel crónico de injusticia y desigualdad ofende la sensibilidad y la razón.

Podríamos volver a repetir lo escrito por José Carlos Mariátegui acerca del “problema de la tierra” en Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana a fines de la década del ´20 del siglo pasado. O el grito de “Tierra y libertad” de los zapatistas del sur de México diez años antes. El avance y desarrollo de los latifundios en todo el continente conoció de ganadores y desposeídos. Lo mismo sucedió con la introducción de las grandes multinacionales fabriles. Sería lícito referirnos a todo esto porque, aunque los procesos sociales se han complejizado a lo largo de estos años y las experiencias colectivas se han vuelto más sofisticadas, lo que siempre ha persistido -casi en paralelo en todo el cono sur- es el carácter pendular del destino de los más humildes. Ese que ha ido de la esperanza a la desilusión, del ascenso a la caída, de la revolución a la masacre.

También podemos mencionar el intento de golpe fallido por parte de las patronales en abril de 2002 contra Hugo Chávez o la masacre de Pando en medio de uno de los tantos intentos de voltear a Evo Morales en Bolivia. O - para ser menos dramáticos- las presiones para que Uruguay y Paraguay abandonen el Mercosur, acicateando el reclamo justo de las asimetrías de esos dos países en relación con la Argentina y Brasil.

Centrados en nuestro país, podríamos remontar la historia de ese año largo y complicado entre el lock out patronal de 2008 y el triunfo de la antipolítica -el “alica- alícate”- en junio de 2009. O las múltiples operaciones de prensa de los medios hegemónicos que apenas ocultan la sangre en el ojo por los intereses lesionados.

Todo esto podría ser tenido en cuenta pero ya es conocido. No es la intención de este articulista menospreciar los elementos mencionados pero nos interesa hablar en esta oportunidad menos de los “enemigos de adentro” o los “de afuera”, que en los propios peligros que afronta el frente interno de un proceso de transformación que lleva ocho años en nuestro país. Cuando se habla de modo ambiguo de “profundizar el modelo”, de qué se habla exactamente. ¿No es hora de hacer un balance y preguntarse por qué luego de ocho años de crecimiento casi ininterrumpido, ha habido una recomposición general de los ingresos pero la desigualdad se mantiene y reproduce casi sin mella? ¿O por qué dentro de las exportadoras más grandes el capital extranjero sigue mandando y la concentración es cada vez mayor? Quizás sea hora también de señalar que el proceso de sojización, garante del modelo, avanza cada día más y los intentos de industrialización de nuestra economía continúan siendo tímidos. Es por eso que las exportaciones argentinas se apoyan cada vez más en productos con baja o nula agregación de valor local. Eso no lo señala la oposición porque no forma parte de su agenda. La seducción de Carrió a los dueños de la tierra, la identidad de clase de Macri o el imitador Alfonsín no parecen actores que vayan a reclamar estos cambios porque ellos son parte de la clase dirigencial que a lo largo de nuestra historia eternizó el status quo que condena a la mayor parte de la población a la exclusión más atroz. Es el Gobierno que encaró la nacionalización de los fondos de las AFJP, el de la asignación universal por hijo, el que instaló un ministro de Trabajo que presiona a las patronales para que cumplan la ley en favor de los trabajadores, el de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual el que puede cambiar las cosas. Si realizó esas empresas que parecían imposibles a priori es el mejor candidato para realizar esos cambios estructurales. Y el que tiene la obligación de hacerlos. Si después de octubre “profundizar el modelo” es eso, seguro que la gestión de Cristina Kirchner tendrá enemigos portentosos pero nadie podrá negarle un lugar de privilegio en la historia que queremos que se empiece a contar en nuestra región.



*Periodista. Forma parte del equipo periodístico del programa radial Mañana es Hoy, emitido por Radio Nacional

1 comentario:

  1. Marquitos, me pareció muy piola cómo abordaste los peligros internos y externos que acechan a nuestra región, centrándote en la última década. Pero sin dejar de lado, el racconto histórico, casi como una suerte de itiner...ario para comprender todo...s los procesos de cambio y de transformación que se fueron dando; subrayando, claramente, quiénes intentaron desde siempre socavarlos (y persisten en su intento, claro está). Sabés, me gustó mucho que rescatases la figura de Mariátegui, muy poco reivindicado por estos pagos –imposible olvidarnos que Milcíades Peña (padre) y Silvio Frondizi fueron quienes introdujeron su pensamiento en la Argentina, sin duda, un corpus teórico de una tremenda riqueza intelectual. Por tanto, comparto tu mirada al respecto.
    Me sucede lo mismo, cuando tratás todo lo que aconteció y acontece en nuestro propio país; en especial los interrogantes que te formulás y que es imposible no estar de acuerdo con los mismos. Es decir, hacerlos nuestros, interrogarnos al respecto, ya que es un buen modo de interpelarnos como sociedad, y para orientarnos hacia dónde nos dirigimos y de qué modo lo hacemos ¿no?; en pos de “profundizar el modelo”. Realmente, me encanta cómo escribís, demostrás no sólo tu lucidez, tu conocimiento –que lo socializás con todos nosotros-, sino también el resultado de tus lecturas, y tu mirada sobre este momento histórico que vivimos como país, este punto de inflexión que se dio a partir del 25 de mayo de 2003 a la fecha, pero que bien sabemos aún falta acortar algunas brechas, faltan reformas profundas (a las que mencionaste, le añadiría: una fuerte reforma tributaria, pero a menudo me pregunto: Las diferentes delegaciones de la AFIP en el interior de nuestro país, ¿se animarán a ir tan a fondo y en recaudar cómo corresponde, sin hacer “la vista gorda” con los grandes concentradores del capital? y siempre, como respuesta, me surgen más dudas aún). Y sobre todo, el profundizar, no implica "cantar victoria antes de tiempo", ni adhesiones acríticas.
    Si Cristina (nuestra columnista estrella, en la jerga de vuestro programa); uestra presidenta de la Nación, nuestra estadista superlativa) tal como señalás fue capaz de llevar a cabo todas “… esas empresas que parecían imposibles a priori es el mejor candidato para realizar esos cambios estructurales. Y el que tiene la obligación de hacerlos. Si después de octubre “profundizar el modelo” es eso, seguro que la gestión de Cristina Kirchner tendrá enemigos portentosos pero nadie podrá negarle un lugar de privilegio en la historia que queremos que se empiece a contar en nuestra región”.
    Además, tenés un modo de comunicar muy conciso, ideal para una lectura amena, lo hacés con sencillez, nada entreverado, y por si fuese poco: sin creértela, en absoluto, Marcos.
    Capítulo aparte, merece la elección de un artista de la talla de Jackson Pollok, fascinante desde todo punto de vista (me imagino que te acordás de la peli, cuyo protagonista era Ed Harris) y el epígrafe que te mandaste de Paco Urondo tiene una potencia sin parangón.
    Me da mucha alegría Marcos que estés ingresando a la gráfica, y en una publicación como ésta, tan atractiva e interesante, y con qué nenés de compañeros de ruta. Y es digno de celebrarlo. Bien merecido tenés este lugar que estás ocupando en los medios, y ejerciendo el oficio que tanto amás. Eso siempre se trasluce, cuando te escuchamos y ahora, cuando te leemos.
    Gracias, Marcos. Esperamos con fruición futuras producciones, eh. Un abrazo enorme. Andy (Andrea Álvarez Contreras)

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