Por Conrado Geiger*
(para La Tecl@ Eñe)
TEMA 1: YO NO SOY KIRCHNERISTA
“Ojo, yo no soy kirchnerista” – la aclaración viene al caso, siempre con un gestito que sería extendiendo el brazo derecho, la mano plana, mostrando la palma, a 90º del brazo. Esta aclaración debe ser hecha antes de plantear cualquier tipo de elogio o reconocimiento a la actual gestión. Porque paree que si uno es kirchnerista el elogio no es válido. No computa.
- ¡Claro! ¡Obvio! ¡Como no le va a parecer bien la Asignación Universal por hijo, si es K”
-------------------------------------------------------
TEMA 2: LOS “ISMOS”
Yo no entiendo bien esto de los “ismos”. Cuando yo era chico existían los peronistas, los comunistas, los socialistas, los sionistas… que sé yo que más. La terminación “ista” hacía referencia a alguna doctrina en particular a la que el “ista” seguía.
El Diccionario de la Real Academia Española lo explica mejor:
-ismo.
(Del lat. -ismus, y este del gr. -ισμός).
1. suf. Forma sustantivos que suelen significar doctrinas, sistemas, escuelas o movimientos. Socialismo, platonismo, impresionismo.
2. suf. Indica actitudes. Egoísmo, individualismo, puritanismo.
3. suf. Designa actividades deportivas. Atletismo, alpinismo.
4. suf. Forma numerosos términos científicos. Tropismo, astigmatismo, leísmo.
Una doctrina, escuela o movimiento se basaba por lo general en textos escritos, sea un manifiesto, varios manifiestos o libros enteros donde se desarrollaba una visión del mundo, donde se tomaba una posición con respecto a muchas de las problemáticas sobre la cual este “ismo” ofrecía un campo de acción y soluciones.
Por antagonismo (que no son los seguidores de Antagón) aparecían también aquellos que si bien no tenían un “ismo” claro, si tenían un “anti-ismo” definido: anticomunistas, antisionistas, anti peronistas.
Con el regreso de la democracia el “ismo” se fue ablandando al punto de designar a que político o funcionario uno está siguiendo en ese momento. El “ismo” es una condición mutable: Quién era peronista podía pasar a ser menemista, así como el alfonsinista se convirtió en delarruísta. Y los ismos se fueron haciendo cada vez más cortos temporalmente, más relativos y más coyunturales.
En esta democracia post-dictadura sólo dos presidentes argentinos no tuvieron tiempo de siquiera formular sus “ismos”. Nadie habló jamás de “puertismo” y mucho menos de “camañismo” si en cambio de “duhaldismo”, “ismo” que algunos analistas vinculan – yo no entiendo por qué – al “golpismo”.
Muchos dirigentes de la ciudad pudieron conformar sus “ismos”: Se habló de “Ibarrismo” y también de “Macrismo”, nunca de “tellermanismo”, sí en cambio de “oportunismo”.
Algunos presuntos dirigentes no han logrado imponer su nombre. Yo nunca escuché hablar de “carrioismo” o “bullrichismo”, tal vez por no tener líneas claras, sino líneas sinuosas en su decir y accionar.
Hoy, el candidato/a, al momento de “meterse en política” debe pensar sí su apellido le sirve para iniciar algún tipo de corriente.
No todos tienen un nombre adecuado para ser estadistas, o, al menos, para liderar una corriente interna de un partido.
El caso paradigmático es el del Subsecretario de Obras Públicas. Si alguna vez se habló de “Fatalismo” se hizo en referencia a la creencia según la cual todo sucede por ineludible predeterminación o destino, nunca referido al Ing. Abel Fatala.
En la Ciudad tenemos 60 legisladores cuyos apellidos les aseguran tener que escudarse siempre en el “ismo” de otro, o bien, definir una línea coherente con su nombre.
La legisladora de la Ciudad (por el Encuentro Popular para la Victoria) Gabriela Alegre, por ejemplo, podrá iniciar una corriente interesante con el “alegrismo” si pretende proponer la legalización de la marihuana.
El legislador por la Nueva Izquierda, Marcelo Parilli, puede juntar adeptos criollos, pero nunca podrá convencer a los vegetarianos haciendo crecer el “parrillismo”.
El legislador por Proyecto Sur, Rafael Gentili, está haciendo un fuerte trabajo en ser llamado “yentili” para evitar caer en el “gentilismo”.
El legislador PRO Enzo Luis Pagani, tendrá siempre problemas con la curia, porque jamás apoyarán el “paganismo”. Y el paganismo no es PRO.
Cristina Fernández hizo bien casándose con Néstor Kirchner. “Kirchnerismo” tiene mucha más fuerza que “Fernandismo” que- además que hay demasiados Fernández como para destacarse- remite inexorablemente a los seguidores del Rey Fernando VII.
-------------------------------------------------------
TEMA 3: ¿QUÉ SERÍA SER KIRCHNERISTA?
Cuando uno aclara que no es kirchnerista ¿qué está queriendo decir? ¿Qué NO se es?
Una primera lectura sería que uno brinda el apoyo crítico a la gestión K. “Apoyo lo que me parece bien y me opongo a lo que me parece mal”.
De esto podemos deducir que “ser kirchnerista” es apoyar todo, sin ningún tipo de criterio.
El verdadero kirchnerista, según esta concepción, sería aquel que apoyara la gestión aunque esta de un giro de 180º.
Ser “kirchnerista”, por lo tanto es ser medio nabo, es ser un tipo “oficialista”, un tipo que apoya al oficialismo acríticamente.
¿De dónde sale esta idea que tanto nos asusta del “ser kirchnerista”?
Es la definición instalada. La definición “Clarinista”.
Aunque más justo que referirse al diario y decir “Clarinista”, sería referirse a su ideólogo y CEO Héctor Magnetto. El “magnetismo”.
Y eso me lleva a hacerles una advertencia a muchos dirigentes políticos, carentes de doctrina clara: ser vocero del “magnetismo” indefectiblemente te deja pegado.
Y ojo, yo digo todo esto porque no soy kirchnerista ¿eh?
*Arquitecto, Periodista, Caricaturista, Humorista Stand Up y Conductor de Radio
“Ojo, yo no soy kirchnerista” – la aclaración viene al caso, siempre con un gestito que sería extendiendo el brazo derecho, la mano plana, mostrando la palma, a 90º del brazo. Esta aclaración debe ser hecha antes de plantear cualquier tipo de elogio o reconocimiento a la actual gestión. Porque paree que si uno es kirchnerista el elogio no es válido. No computa.
- ¡Claro! ¡Obvio! ¡Como no le va a parecer bien la Asignación Universal por hijo, si es K”
-------------------------------------------------------
TEMA 2: LOS “ISMOS”
Yo no entiendo bien esto de los “ismos”. Cuando yo era chico existían los peronistas, los comunistas, los socialistas, los sionistas… que sé yo que más. La terminación “ista” hacía referencia a alguna doctrina en particular a la que el “ista” seguía.
El Diccionario de la Real Academia Española lo explica mejor:
-ismo.
(Del lat. -ismus, y este del gr. -ισμός).
1. suf. Forma sustantivos que suelen significar doctrinas, sistemas, escuelas o movimientos. Socialismo, platonismo, impresionismo.
2. suf. Indica actitudes. Egoísmo, individualismo, puritanismo.
3. suf. Designa actividades deportivas. Atletismo, alpinismo.
4. suf. Forma numerosos términos científicos. Tropismo, astigmatismo, leísmo.
Una doctrina, escuela o movimiento se basaba por lo general en textos escritos, sea un manifiesto, varios manifiestos o libros enteros donde se desarrollaba una visión del mundo, donde se tomaba una posición con respecto a muchas de las problemáticas sobre la cual este “ismo” ofrecía un campo de acción y soluciones.
Por antagonismo (que no son los seguidores de Antagón) aparecían también aquellos que si bien no tenían un “ismo” claro, si tenían un “anti-ismo” definido: anticomunistas, antisionistas, anti peronistas.
Con el regreso de la democracia el “ismo” se fue ablandando al punto de designar a que político o funcionario uno está siguiendo en ese momento. El “ismo” es una condición mutable: Quién era peronista podía pasar a ser menemista, así como el alfonsinista se convirtió en delarruísta. Y los ismos se fueron haciendo cada vez más cortos temporalmente, más relativos y más coyunturales.
En esta democracia post-dictadura sólo dos presidentes argentinos no tuvieron tiempo de siquiera formular sus “ismos”. Nadie habló jamás de “puertismo” y mucho menos de “camañismo” si en cambio de “duhaldismo”, “ismo” que algunos analistas vinculan – yo no entiendo por qué – al “golpismo”.
Muchos dirigentes de la ciudad pudieron conformar sus “ismos”: Se habló de “Ibarrismo” y también de “Macrismo”, nunca de “tellermanismo”, sí en cambio de “oportunismo”.
Algunos presuntos dirigentes no han logrado imponer su nombre. Yo nunca escuché hablar de “carrioismo” o “bullrichismo”, tal vez por no tener líneas claras, sino líneas sinuosas en su decir y accionar.
Hoy, el candidato/a, al momento de “meterse en política” debe pensar sí su apellido le sirve para iniciar algún tipo de corriente.
No todos tienen un nombre adecuado para ser estadistas, o, al menos, para liderar una corriente interna de un partido.
El caso paradigmático es el del Subsecretario de Obras Públicas. Si alguna vez se habló de “Fatalismo” se hizo en referencia a la creencia según la cual todo sucede por ineludible predeterminación o destino, nunca referido al Ing. Abel Fatala.
En la Ciudad tenemos 60 legisladores cuyos apellidos les aseguran tener que escudarse siempre en el “ismo” de otro, o bien, definir una línea coherente con su nombre.
La legisladora de la Ciudad (por el Encuentro Popular para la Victoria) Gabriela Alegre, por ejemplo, podrá iniciar una corriente interesante con el “alegrismo” si pretende proponer la legalización de la marihuana.
El legislador por la Nueva Izquierda, Marcelo Parilli, puede juntar adeptos criollos, pero nunca podrá convencer a los vegetarianos haciendo crecer el “parrillismo”.
El legislador por Proyecto Sur, Rafael Gentili, está haciendo un fuerte trabajo en ser llamado “yentili” para evitar caer en el “gentilismo”.
El legislador PRO Enzo Luis Pagani, tendrá siempre problemas con la curia, porque jamás apoyarán el “paganismo”. Y el paganismo no es PRO.
Cristina Fernández hizo bien casándose con Néstor Kirchner. “Kirchnerismo” tiene mucha más fuerza que “Fernandismo” que- además que hay demasiados Fernández como para destacarse- remite inexorablemente a los seguidores del Rey Fernando VII.
-------------------------------------------------------
TEMA 3: ¿QUÉ SERÍA SER KIRCHNERISTA?
Cuando uno aclara que no es kirchnerista ¿qué está queriendo decir? ¿Qué NO se es?
Una primera lectura sería que uno brinda el apoyo crítico a la gestión K. “Apoyo lo que me parece bien y me opongo a lo que me parece mal”.
De esto podemos deducir que “ser kirchnerista” es apoyar todo, sin ningún tipo de criterio.
El verdadero kirchnerista, según esta concepción, sería aquel que apoyara la gestión aunque esta de un giro de 180º.
Ser “kirchnerista”, por lo tanto es ser medio nabo, es ser un tipo “oficialista”, un tipo que apoya al oficialismo acríticamente.
¿De dónde sale esta idea que tanto nos asusta del “ser kirchnerista”?
Es la definición instalada. La definición “Clarinista”.
Aunque más justo que referirse al diario y decir “Clarinista”, sería referirse a su ideólogo y CEO Héctor Magnetto. El “magnetismo”.
Y eso me lleva a hacerles una advertencia a muchos dirigentes políticos, carentes de doctrina clara: ser vocero del “magnetismo” indefectiblemente te deja pegado.
Y ojo, yo digo todo esto porque no soy kirchnerista ¿eh?
*Arquitecto, Periodista, Caricaturista, Humorista Stand Up y Conductor de Radio
Twitter: @conrado_geiger
Facebook Conrado Geiger
No es éste, por cierto, el único trabajo que integra el número 43, que me interesa. Todos me promueven interés. Y lo dejo asentado acá, donde saludo a los dos Conrado(s), Geiger y Yasenza, muy cordialmente.
ResponderEliminarR. R.
www.revagliatti.net
___________________