29 abril 2011

La Columna Grande/Orgasmo Nuestro que estás en los lechos/Alfredo Grande

ORGASMO NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS LECHOS.



Por ALFREDO GRANDE*

“No los perdones, señor. Saben perfectamente lo que hacen” (aforismo implicado)

(para La Tecl@ Eñe)


“En un polémico fallo, la Sala I del Tribunal de Casación bonaerense anuló una condena a un pastor de un culto no reconocido por corrupción de menores en perjuicio de dos niñas de 14 y 16 años de familias pobres, al argumentar que el delito no se configura al tratarse de “mujeres que viven en comunidades en las que el nivel social acepta relaciones a edades muy bajas” y que “además poseían experiencia sexual”. La sentencia, de los jueces Horacio Piombo y Ramón Sal Llargués, fue recurrida ante la Suprema Corte de la provincia por el fiscal adjunto ante Casación Penal, Jorge Armando Roldán, quien consideró, en diálogo con Página/12, que “discrimina a los sectores sociales más humildes y por ende más vulnerables a determinados delitos” y también “incurre en la falacia de incluir otro argumento que no tiene apoyo en las constancias probadas en la causa como la supuesta experiencia de las menores con otros hombres La sentencia del Tribunal de Casación favoreció al pastor Francisco Avalos, actualmente de 59 años. De nacionalidad paraguaya, Avalos había creado la “Iglesia Evangélica Jesús es el Camino”. En el juicio oral –aunque no público por tratarse de víctimas menores que fueron violadas–, se probó que, al menos las menores, no estuvieron en posición de negarse a lo que en realidad era, la satisfacción de los deseos sexuales del imputado, que se fue valiendo de su grey como un harén”, afirmó Roldán en el recurso extraordinario que elevó ante el máximo tribunal provincial. (Página 12. Mariana Carbajal)”
“San, sana curita de rana, si no coges hoy, cogerás mañana” El pastorcillo caliente recibía ánimo del superior ante una sorprendente catástrofe genital. La hija de Satán le había golpeado la entrepierna con un crucifijo, que, al ser blandido como espada flamígera, se hundió en los benditos testículos del mensajero del señor. Escena deseada por todos aquellos que han aprendido hace años que el amor a dios exige el odio a los mercaderes del cuerpo. Un pastor que en su perversión delirante, invocó el nombre de Jesús en vano y en el vaho de su aliento pestilente. Porque el pastorcito demente debe haber ensuciado cerebros con siniestras historias salidas del horno putrefacto en el cual convirtió su mente, que ahora es una poderosa maquina de corromper. No solamente el pastorcillo sirviente miente, sino que pervierte, degrada, contamina la pasión corporal, en su caricatura más grotesca. Este pastorete no podía afrontar ni siquiera ante sí mismo, la pasión corporal que lo devora desde el cuello hasta el culo. Volcanes de la carne que la miseria espiritual de los pastoretes no pueden respetar. Su enfrentamiento con la carne, con la sensualidad, con el erotismo, con la alegría del placer, no es menor que el de los abstinentes curas del catolicismo. Avalos y Grassi bien podrían estar unidos en un sacramento del horror. No pueden mirar su deseo de frente. Lo tienen que espiar de reojo, con un parche en el ojo, un taparrabos y un tapanabos. Son contrabandistas, estafadores, traficantes, falsificadores de la maravilla de todas las maravillas de la naturaleza: el cuerpo erógeno, altar del alma. El placer es anatema, la alegría es tabú. Necesitan excitar su reprimida y escindida pasión de padres, pastores y pastores con la sometida entrega de los cuerpos humillados. Si tuvieran que aceptar su temperatura corporal, se les secaría la lengua. Tienen la verga con arena, y atraviesan el desierto de su perversión y locura gracias al oasis de los cuerpos húmedos del néctar de la vida. Olvidan todas y cada una de las enseñanzas de Jesús y no solamente tiran piedras, sino que se consideran libres de pecado. Pero no están solos. Estas hienas que han dejado hace tiempo de ser pastores, tendrán su impunidad terrenal. Porque de acuerdo a los cánones de la cultura represora, son las víctimas las culpables de todo martirio. Siempre. Los de Casación cantan su propia canción: la jurisprudencia del estiércol. Piombo y Sall Largués se estimulan mentalmente conque las menores hubieran sido anteriormente abusadas, y por la condición económica y social ser objeto de conductas promiscuas. Lesionadas en su psicosexualidad, los abusos del pastorcete no hacen daño. Un verdadero pastor de almas las hubiera protegido, consolado, abrazado, incluso amado. Pero estos son pastorcetes de los cuerpos. Matarifes de los deseos, de los placeres, de los anhelos, de todo lo que se pueda organizar como vínculos eróticos. Estos pastores matarifes destrozarán los cuerpos y en el desgarro encontrarán su cobarde descarga entre jadeos y sermones. No lavan el cerebro. Ensucian el alma. Lamentablemente, no hay jabón que resuelva el problema. El daño realizado por los más cobardes violadores será permanente. Las víctimas quedarán presas en una prisión sin barrotes. El dolor, la humillación, el placer ultrajado, la estafa espiritual, el miedo, la vergüenza, son cadenas sin metal. Más fuertes y más permanentes. Ahora cabe esperar un recurso extraordinario, que un indignado Fiscal intenta hacer prosperar. El Che decía que cuando lo excepcional se vuelve ordinario, es la revolución. No será esta una ocasión para demostrarlo. Más bien, para darnos cuenta que tenemos que decapitar este abuso de poder político y sexual que los pastorcetes ejercen sobre pobres de espíritu. No los puedo considerar bienaventurados, aunque hereden el reino de los cielos. Me interesa este reino, el de la tierra. Quiero un reino de dios en la tierra, donde los pastorcetes y padrecetes vayan a morar por toda la eternidad por fuera de nuestros paraísos. El nombre “Iglesia Evangélica Jesús es el Camino” encubre que su lógica institucional es similar a las de las redes de trata. Destruyen el deseo de las victimas, para satisfacer los deseos de los victimarios. Son impunes, porque poderes de los cielos y de la tierra los protegen. Organizan lo que denomino “sexualidad represora”. La sexualidad, cuyo fundante es el placer, trastocada en un equipamiento de tortura, sufrimiento y dolor. Una catequesis miserable ha logrado institucionalizarse. El abuso sexual, la pedofilia, ya no son solamente excepciones a la pureza de las reglas. Rezan. Solos, acompañados, pero nunca abandonados y siempre protegidos, el murmullo casi inaudible, puede sin embargo escucharse: “orgasmo nuestro que estás en los lechos”- No tendrán mi amén.


*Médico Psiquiátra, Psicoanalista y Fundador de Atico Cooperativa de Salud Mental

1 comentario:

  1. Estimadisimo tal vez pariente lejano: el hecho en si es aberrante sin dudas, digno de toda desaprobación, pero a mi entender lo es aun mas, la determinación de los jueces (¿jueces????) Que mi destino no permita tener que comparecer ante ellos
    Alberto M. Grande

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