Entre TodoNegativo y el relato “seisieteochista”
Conversamos con Tomás Eliaschev, periodista de la Revista Veintitrés y
Militante en el Colectivo de Trabajadores de Prensa y en el Frente Popular Darío
Santillán, sobre el kirchnerismo, la construcción del relato propio a través
del ejercicio del poder, y sobre la acción confrontativa de los medios
hegemónicos en la disputa por el poder. La expropiación del 51% de las acciones
de YPF también estuvo presente en la entrevista realizada para La Tecl@ Eñe.
Por Conrado Yasenza
(para La Tecl@ Eñe)
- ¿Cree Usted que se ha
realizado o realiza, desde las usinas mediáticas, una operación
de devastación simbólica y de tradición del concepto relato? Y pienso en la palabra relato que se actualiza en
tiempos del kirchnerismo, y al cual se lo define como farsa, engaño o mentira,
operación que permite la construcción de la idea de un mito kirchnerista.
- Por acción o reacción, se han
desarrollado dos relatos -para tomar el término- que se retroalimentan. Uno es
el discurso “clarinista”, de neto corte opositor, encarnado por principal
diario argentino en combinación con el segundo, que tiende a una visión que ha
sido ridiculizada tomando las siglas de canal de cable del Grupo Clarín, Todo
Negativo. El otro relato es el oficialista, o “seissieteochista”: se
realiza un enorme esfuerzo por embellecer la gestión gubernamental en clave
progresista. Los trabajadores de prensa tenemos varios desafíos en este
contexto de polarización mediática entre dos relatos: sin caer en los “dos
demonios”, ya que el “demonio” corporativo es peor, hay que advertir que en
ambos hay farsa, engaño y mentira: en ninguno de los relatos hegemónicos hay
lugar para denunciar que el régimen social capitalista sigue explotando a los
trabajadores y al pueblo. Es así como un diario opositor dejará que se escriba
sobre las puebladas contra la megaminería en la cordillera argentina sólo con
tal de chicanear al gobierno, por izquierda. O cuando fue la toma del Parque
Indoamericano en un medio oficialista se preguntará si la represión fue
perpetrada por la metropolitana o por la federal: si se da que fue la policía
de Macri, se difundirá profusamente: si fue la fuerza de seguridad que dependen
de la nación, se buscará disimular la noticia. Esto por supuesto que tiene sus
matices y hay en el medio existe una silenciosa (y no tanto) resistencia de
quienes ponen el cuerpo y las palabras para escribir las notas, que se resisten
a amoldar la noticia a algún relato que no sea el de la realidad. ¿Qué
realidad? Por más que parezca un simplismo extremo, vamos a decir que la
realidad que se debe buscar relatar es la del pueblo silenciado. Un periodismo
que indague e informe desde la óptica de los explotados debe prescindir de
“relatos” ajenos a la vivencia del pueblo: claro que muchos verán que el pueblo
ama y sigue a la presidenta y otros dirán que la padece y odia. Indudablemente,
muchos trabajadores ven que su vida mejoró desde que llegó el kirchnerismo: el
aumento del consumo popular y la reactivación de la economía de estos años es
real, así como es real la profundización del saqueo de los recursos naturales y
la persistencia de una pobreza inaceptable en un país rico como el nuestro.
- ¿Cómo observa las relaciones
entre el gobierno y las agrupaciones sociales; sus reclamos por los
planes Argentina Trabaja y otros, lo cual supone una escucha de izquierda
desde el Gobierno Nacional, sin tirar el 54 % de los votos como respuesta a una
acción estratégica de cortar todas las entradas a la cuidad en un día, como ocurrió
hace poco tiempo atrás, y ante reclamos sociales?
- El gobierno ha buscado
disciplinar a las organizaciones sociales, ofreciendo a cambio de apoyo a la
gestión la posibilidad de acceder a recursos que quienes se mantuvieron
independientes no obtuvieron. Ante el anuncio del Plan Argentina Trabaja, en
2009, un conjunto de movimientos, entre ellos el Frente Popular Darío
Santillán, salió a plantear que los vecinos organizados en los movimientos
piqueteros autónomos querían formar parte de las cooperativas propuestas. Hoy
1ero de mayo, marcharon muchos de los cooperativistas, que tuvieron, tienen y
tendrán que pelear cada conquista, pero independientemente de la estructura
oficialista han logrado mantener su propia organización de trabajadores. Ojala
el gobierno escuchara y dialogará más con la izquierda y con las organizaciones
populares, sin especulaciones y condicionamientos. Volviendo al tema de la
primera pregunta, en el relato kirchnerista se suele decir que este gobierno no
reprime la protesta social y que escucha a los movimientos, a lo que habría que
agregarle que no reprime de la misma manera sino más sutilmente o en lugares
lejanos, a la vez que se sigue criminalizando los reclamos y sigue habiendo
asesinados por la represión. Y se escucha a los movimientos oficialistas, nunca
a los que no se alinearon.
- ¿Es posible hablar de cierto
clima de meseta en el gobierno nacional, clima que depende excesivamente de una
conducción férrea y casi exclusiva - aunque legítima, claro - de la
Presidenta de la Nación, cuando y quizás, estos tiempos reclamen medidas
más creativas y discutidas en torno a equipos específicos relacionados con
temas sensibles como puede serlo el de los recursos petrolíferos? Por
ejemplo, revisando conceptos como el de comoditties y analizando también la
decisión de haber creído en la necesidad de una burguesía nacional (ejemplo
Esquenazi) sin tener en cuenta los principios de maximización de las ganancias
de esta burguesía.
- Me parece que este gobierno ha
demostrado tener más iniciativa que cualquiera otra fracción política. Néstor
Kirchner primero y Cristina Fernández ahora encarnan el único proyecto político
que puede garantizarle al empresariado local e internacional las condiciones de
gobernabilidad necesarias para sus multimillonarias ganancias. No hay otro
liderazgo que pueda, por ahora, organizar la vida política y económica
argentina como lo hace el kirchnerismo. Es muy ilustrativo ver los
pataleos de los editorialistas de La Nación pidiéndole al empresariado que
confronte al kirchnerismo. Considero que estos tiempos requieren de otra cosa,
que no pasa por equipos ni por medidas, sino por la organización popular, en el
camino de gestar una contra hegemonía. Los comoditties son el reflejo de un
sistema decadente, donde la soja se cotiza en Chicago mientras los suelos se
pudren en nuestros campos. Cambiar la relación que nuestras sociedades tienen
con la naturaleza es un imperativo no ya moral, sino de supervivencia- .
- ¿Es posible re-editar el
intento de crear una burguesía Nacional Argentina, o puede verse como un anhelo
algo ingenuo?
- Habría que ver si alguna vez
hubo una burguesía “nacional” o desde los comienzos los sectores más ricos del
país, tanto agrarios como urbanos, tuvieron más que ver con otros ricos de
otros países y no con los pobres del suyo. No creo que sea un anhelo ingenuo
sino que es parte del relato del que hablábamos. Pensar que hay patrones que
por ser argentinos van a estar a favor de los intereses nacionales es negar 200
años de historia.
- Cree Usted que se puede hablar de un clima de persistencia en la acción
destituyente generado a diario por los medios dominantes en el
país? Me refiero a la captura constante de palabras, imágenes, sueltos,
construcciones no reales de noticias que tienen como objetivo horadar al
gobierno Nacional.
- Hay un intento permanente por
construir de acuerdo a los intereses de las patronales que son dueñas de esos
medios dominantes: van a intentar destituir cualquier cosa que condicione sus
ganancias. Lo hacen persistentemente, inclusive con mentiras, como cuando
Clarín tituló “la crisis causó dos nuevas muertas” para dar cuenta de la
Masacre de Avellaneda. ¿No mencionaban la represión como causante de las
muertes por que Duhalde les pesificó las deudas? En ese entonces, se buscaba
“destituir” la legitimidad de las protestas populares. Ese es su objetivo
central: horadar cualquier posibilidad de que se genere un relato (otra vez el
relato) que interfiera con sus intereses. De todas maneras, no me parece que lo
destituyente de los medios opositores sea argumento válido para caer en el
seisieteochismo del que hablábamos en la primera pregunta.
- ¿Cómo analiza este tercer
momento en la etapa kirchnerista, en el cual el objetivo político es la sintonía fina o el avance sobre
medidas de segunda generación como pueden serlo la minería, el transporte, la
explotación petrolera?
- El kirchnersimo va a seguir
generando novedades y medidas que generan fuerte adhesión, en el sentido de
construir un relato y de seguir teniendo la iniciativa política, la manera de
construir las alianzas necesarias para tener un liderazgo indiscutido. En
muchos casos, esto de la sintonía fina tiene más que ver con el ajuste que no
será abiertamente neoliberal, sino planteado de la manera más disimulada
(relatada) posible. Si el oficialismo va a romper con las corporaciones mineras
como la Barrik Gold o la Osisko es algo que está por verse, pero no hay señales
al respecto, sino que todo lo contrario. Entre las expresiones más lamentables
de la presidenta en los últimos tiempos estuvo la acusación de snobs contra los
ambientalistas (en la misma línea de criticar a los docentes por trabajar poco
y protestar…) En transporte, los Cirigliano estarán en problemas y Schiavi y
Jaime no serán funcionarios, pero no hay nadie preso. Y de la puesta en marcha
de un sistema ferroviario y de transportes donde se acabe con el festival de
subsidios sin control, ni noticias.
- ¿Cómo describiría la irrupción
del kirchnerismo en la escena política argentina, y como analiza esta etapa en
el mandato de la Presidenta?
- La rebelión de diciembre
de 2001 generó un desbarajuste en el sistema político que sólo saldó el
kirchnerismo, el principal garante de la gobernabilidad y de las
extraordinarias ganancias capitalistas. El kirchnerismo, como la expresión más
lúcida de la clase política, logró generar un discurso: derechos humanos,
integración latinoamericana, desarrollo con inclusión, lucha contra las
desigualdades y corporaciones. Un capitalismo “en serio”. Cada uno de estos
ítems podría ser discutido y relativizado, aunque sin duda ha habido medidas
progresivas. En esta etapa, hay mayor énfasis en cuidar el relato con medidas
que vayan en ese sentido, aunque persistan en el zigzagueo.
- ¿Cuál es su opinión acerca de
la decisión de enviar al Congreso una ley para recuperar el 51% de las acciones
de YPF?
- Desde ya que es positivo que se
incremente la presencia estatal en YPF. Debería serlo en un 100 por ciento y
con control de usuarios y trabajadores, como con los trenes. Y se debería investigar
a empresarios y funcionarios responsables del desfalco de todos estos años de
privatización, incluyendo los años kirchneristas. También como con los trenes.
Hay que elogiar y defender esta decisión contra quienes nos hablan en nombre de
“el mundo” y de “los inversores”. Pero no olvidar que muchos de quienes ahora
se llenan la boca hablando en contra de la privatización menemista fueron
participes necesarios del neoliberalismo.
*Periodista, trabaja en Revista Veintitrés y escribe en Marcha.org.art.ar
Militante en el Colectivo de Trabajadores de Prensa y en el Frente Popular
Darío Santillán
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