Sociedad/Educación y movimientos migratorios/ Wortman Ana

Ecos del sistema educativo argentino.

Nueva presencia: latinoamericanos y europeos en nuestra cotidianeidad

Por Ana Wortman*

(para La Tecl@ Eñe)

Un fenómeno que llama mucho la atención en Buenos Aires, pero también advertimos en la ciudad de La Plata, Rosario y Córdoba, es la gran presencia de extranjeros jóvenes  circulando por la ciudad, trabajando como mozos, manejando taxis, atendiendo negocios de ropa, vendiendo comidas típicas en lugares de paseo los fines de semana, y fundamentalmente estudiando carreras de grado y de posgrado en nuestras universidades nacionales estatales y privadas.

También podemos advertir el fenómeno en la diversidad de variantes del tango que han aparecido tanto en la producción musical, como en las variaciones que se advierten en la danza, en la enseñanza de inglés y de una variedad creciente de idiomas, de enseñanza de danzas caribeñas como la salsa, danza afro, danzas brasileñas, en la apertura de restaurantes con oferta de comidas étnicas de lo más variadas. 
Si siempre se dijo que nuestro país era demasiado blanco por las matanzas producidas en las guerras del siglo XIX y como consecuencia del mito fundacional de construir una Europa en América, hoy esto se ve transformado por la presencia de  nuevas migraciones.  Y en estas nuevas migraciones nos encontramos con impactos culturales del estilo del que plantea bibliografías sobre la dimensión cultural de la globalización.

Estas prácticas imaginativas se despliegan muchas veces en los lugares que habitan en los centros urbanos. Los hostels, los cuales también han crecido en cantidad  se convierten en espacios culturales donde se realizan actividades vinculadas a sus países de origen. En estas nuevas babel urbana se produce una dinámica de convivencia juvenil  de corte comunitario, donde se ensayan otras formas de lazo social y primario. Jóvenes europeos que buscan nuevos horizontes, jóvenes mexicanos y colombianos que huyen de la violencia, jóvenes chilenos que buscan una sociedad más abierta e igualitaria. En este espacio ya sus habitus deben ser modificados por vivir en un contexto diferente.  Algunos extranjeros vienen por un tiempo, como punto para seguir recorriendo América Latina, otros deciden finalmente quedarse y encauzar proyectos aquí

¿También podemos advertir esta nueva presencia en los nuevos espacios culturales que emergen hacia fines de los noventa, acompañando la reaparición de espacios culturales de carácter independiente, herederos de las tradiciones asociativas de principio de siglo? Recientemente un coordinador de un nuevo cineclub, fenómeno que también reaparece con entusiasmo en Buenos Aires, afirmó que la mayoría del público que asistía a las funciones era de origen extranjero.

Si en el 2001 esta presencia se advertía por la notoriedad mundial que Buenos Aires y la Argentina en general habían asumido luego de la singular crisis del 2001, ahora  comprobamos que muchos de ellos vienen a vivir a la Argentina y participan en ciertos círculos estudiantiles, profesionales.

Este fenómeno también es tema de reflexión en diversas instancias institucionales educativas y fue tema reiterado en la inauguración de las Escuelas de Posgrados de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA a comienzos de abril de este año.  En su discurso inaugural el coordinador de las Maestrías señaló que el 20 por ciento de la matrícula de estudiantes de posgrado eran extranjeros. ´También advertí este tema a propósito de una tesis de Maestría, ya que la alumna había vuelto a su país de origen, la República Dominicana y esta distancia generaba un problema a la hora de la defensa de la tesis . Este hecho generó un conflicto inédito, ya que por un lado se proponía que la tesista defendiera su tesis vía skype, como suele hacerse en otras maestrías en las cuales se advierten las consecuencias de estos nuevos procesos de globalización, pero la Universidad nacional no tenía normativizada esta situación y exigía la presencia de la alumna. Finalmente, al menos en forma provisoria, la alumna dominicana defendió su tesis desde su país de residencia, frente a un Jurado argentino virtual. Es evidente que esta nueva presencia nos obliga a repensar un conjunto de prácticas y normas instaladas en la dinámica educativa universitaria y de posgrado.

No va a ser algo novedoso que nos pongamos a hablar aquí de cuán original ha sido este país por la cantidad de inmigrantes que recibió en relación al resto de América Latina. Un fenómeno sobre el que se ha reflexionado es, en efecto,  cuanto esa diversidad poblacional y cultural en términos de estilos de vida, éticas en relación al trabajo etc. incidió en las formas de construcción del Estado, en la organización del movimiento obrero, las características movimientistas de la política, las formas de la producción cultural y sus consecuencias en el consumo, una dinámica singular en el ámbito de la sociedad civil vislumbrado en un notable asociacionismo cultural de corte independiente, la constitución de singulares clases medias, etc, etc.

Podríamos preguntarnos en esta nueva internacionalización que atraviesan los centros urbanos, si surge una nueva imaginería como consecuencia de estas nuevas movilizaciones de población, probablemente en su mayoría de un origen social más alto.  Si las diásporas migratorias hacia la Argentina hasta los años 40 del siglo pasado, como las definiría el antropólogo hindú Arjui Appadurai, se fundaban mayoritariamente en la búsqueda de trabajo y paz en un país percibido con futuro y en vías de expansión, hoy lo que se puede observar hasta el momento es que el motivo de la migración juvenil se funda en la búsqueda de educación.  A pesar de las crisis, dictaduras e inestabilidades y recortes, el sistema educativo argentino es heredero de un importante capital cultural percibido como tal en la mayoría de los países de América Latina. Y en sociedades arrasadas por la desigualdad, los conflictos sociales y la violencia cotidiana, nuestra educación parece brindar un marco de inclusión social.  En definitiva, este cosmopolitismo estudiantil pone en escena varios de los interrogantes y desafíos que colocan estudiosos de la globalización como Appadurai, Sassen u Ortiz en América Latina.  Esto es que las categorías de clase social, ciudad, territorio, movimientos sociales y fundamentalmente la de Estado Nación y en consecuencia el sistema educativo deben ser repensadas en el contexto de estas nuevas diásporas.  Probablemente sean nuevos mitos lo que nos constituyen hoy como país…

*Investigadora del Instituto Gino Germani-Area de Estudios Culturales

Facultad de Ciencias Sociales, UBA