La necesidad
de construir memoria
Por Jorge Boccanera
(para La Tecl@ Eñe)
ALGO DE HISTORIA
Este pasado sábado 28 de abril dio inicio en la provincia de Córdoba un
ciclo de charlas, lecturas y talleres de poesía que cruzan creación y política
“Habitar el grito”, en el Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos
Humanos “La Perla”, en Córdoba. Allí funcionó en los años de plomo el mayor
campo de concentración del interior del país que albergó a más de 2 mil
quinientos detenidos, la mayor parte de ellos asesinados.
Se habla de más de 600 Campos Clandestinos de Detención (CCD) funcionando
en 1976. Uno de ellos, “La Perla”, iba a
ostentar una triste marca: la de ser el más grande del interior del país y el
segundo –tras la ESMA- a nivel nacional. El mismo estuvo a cargo de Luciano
Benjamín Menéndez, ex comandante del Tercer Cuerpo de Ejército.
La labor represiva en Córdoba se inició antes del golpe del 24 de marzo de
1976, con los numerosos asesinatos perpetrados por el grupo parapolicial
Comando Libertadores de América, la Triple A y represores del Departamento de
Informaciones de la Policía. Otro CCD -“La Ribera”,- funcionaría desde fines de
1975 a cargo del general Juan Bautista Sassiaiñ.
ENTREVISTA CON EMILIANO
FESSIA
Director del Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos
“La Perla”, Emiliano Fessia desglosa en el diálogo que sigue las características de este centro y sus
muchas actividades, a la vez que repara en temas referidos al accionar
represivo, aún pendientes en la provincia de Córdoba.
-Qué particularidades tuvo el campo de La Perla respecto a otros Campos
Clandestino de Detención (CCD) del país?
-Al igual que sucedió con los más de 500 CCD que funcionaron durante el
terrorismo de Estado en nuestro país, la función de La Perla fue el exterminio
de una generación de luchadores políticos para el amedrentamiento y
disciplinamiento de toda la sociedad, con el fin imponer un modelo de país
basado en la concentración de la riqueza y la palabra en pocas manos. Entre las
características particulares de La Perla, se pueden mencionar su asilamiento
geográfico (inserta en un campo militar de más de 15 mil hectáreas), y que por
allí pasaron detenidos-desaparecidos de todas las propuestas políticas
transformadoras, de todas las creencias religiosas y de todas las clases
sociales. Es decir, las y los 2 mil 500 detenidos-desaparecidos que, gracias a los
testimonios de las y los sobrevivientes, se estiman pasaron por allí son una
muestra de todo lo que se quiso exterminar para siempre en nuestra patria.
-¿Cómo y cuándo se crea este Espacio para la Memoria, y con qué objetivos?
-Como siempre decimos en las guías, el proceso de conquista de este
espacio, es una larga lucha por hacer visible lo que funcionó bajo la
clandestinidad, el ocultamiento y la impunidad. Comienza en la dictadura misma,
con las denuncias de sobrevivientes y sigue en democracia con la labor de
CONADEP, la exigencia de Juicio y Castigo, las marchas de los organismos desde
el centro de Córdoba hasta La Perla. En este proceso llegamos al hito del 24 de
marzo de 2007 cuando el Presidente Néstor Kirchner ordena que el predio donde
funcionó el centro de exterminio pase a la Comisión Provincial de la Memoria y
deje de ser una dependencia militar.
Entre los objetivos centrales del Espacio, además de preservar los
edificios como testimonio material del terrorismo de Estado, buscamos que la
interpelación a los visitantes que van a conocer lo que allí sucedió abra la
posibilidad de elaborar sus memorias respecto de este período histórico en
relación al presente que vivimos. Es decir, que se rompa que la dictadura “sólo
les pasó a los desparecidos y sus familiares”, ya que la construcción de
memorias colectivas es algo activo que se hace e incide centralmente en nuestro
presente. Con ello, el desafío más grande es ver cómo se relaciona esta lucha
de memorias con las luchas políticas actuales para seguir aportando a una
Argentina donde se respeten todos los Derechos Humanos.
-¿Qué aspectos son comunes a otros espacios similares, como el Centro
Haroldo Conti, que funciona hoy en Buenos Aires en instalaciones de lo que fue
la ESMA?
-Creo que esa búsqueda de construcción de Memoria con promoción de Derechos
Humanos es la línea que vamos construyendo en los diferentes sitios de memoria
del país, pensando no sólo en hacer visitas para conocer cómo funcionó el
horror, sino planteando actividades culturales, educativas, foros de discusión
social, es decir lugares de encuentro y reflexión. Un desafío común nacional es
consolidar los Espacios de Memoria como instituciones públicas sostenidas desde
políticas de Estado que vayan más allá de los recambios democráticos de
gobiernos. Esto para que no se repita lo que les está pasando ahora en la
Ciudad de Buenos Aires donde Macri está atacando políticamente los sitios de
Memoria como el ex CCD El Olimpo a partir del ahogo presupuestario.
-Hay quienes afirman que salvo los
libros de Roberto Reyna y el de Ana Mariani, más algunos testimonios de
sobrevivientes como Graciela Geuna y Gustavo Contepomi, historia de la represión en Córdoba es un
tema pendiente en la investigación periodística…
-Sí seguro, falta muchísimo por hacer. Por ejemplo, siguiendo la propuesta
del Doctor Eduardo Luis Duhalde, de que para entender la dictadura hay que
conocer tanto la faz clandestina del terrorismo de estado como la faz pública
de las políticas implementadas, aún falta en Córdoba seguir investigando cuáles
fueron los referentes civiles –periodistas, intelectuales, empresarios, etc-
que se beneficiaron con los negocios de los golpistas. No es menor que aquí se
haya creado en 1977 la Fundación Mediterránea que sigue siendo hoy unos de los
centros formadores de cuadros del neoliberalismo y que ejerce una enorme
influencia política en nuestra provincia. No olvidemos que de allí salió, entre
otros, Domingo Cavallo ese funcionario de la dictadura que estatizó la deuda
externa privada y que luego fue varias veces ministro de economía aplicando
todas las recetas neoliberales.
Con todo, se viene avanzando mucho en ese tema, sobre todo con los juicios
a los genocidas. Acá se juzgó y condenó a Menéndez y Videla juntos. Este año
comienza la mega causa La Perla donde sin dudas se abre una oportunidad enorme
para profundizar estas investigaciones que nos hacen falta.
-Hay quienes aseguran que durante el terrorismo de Estado, el país todo
funcionó como un enorme centro de detención, ¿compartís esta idea?
-Es una idea potente que repiten muchos sobrevivientes de los centros
clandestinos para dar cuenta de cómo el plan sistemático de exterminio se
desplegó a partir del control territorial no sólo de nuestro país, sino a escala
internacional, por ejemplo con el Plan Cóndor. Como metáfora nos sirve para
pensar lo que te decía antes: el golpe nos pasó a todos. Sin embargo, creo que
si se extiende “literalmente” justamente puede obturar esta relación tan
siniestra entre lo clandestino y lo público, lo ocultado a medias y lo dicho a
medias, que creo es lo que más efectos culturales nos dejó. Me explico un poco
más: es muy común escuchar, sobre todo -pero no únicamente- de gente del
interior profundo de nuestras provincias que a ellos “no les pasó nada” en la
dictadura porque efectivamente en su pueblo no hay desparecidos ni supieron de
los CCD. Sin embargo mientras esa vida seguía “normalmente” se implementaban
políticas que destruían todas las conquistas sociales ganadas en las décadas
anteriores, algo que indudablemente, más tarde o temprano afectó directamente
su vida. Creo que allí la idea de todo el país como campo de concentración
cierra la posibilidad de trabajar desde esas memorias.
-¿Qué otras actividades se han llevado a cabo en este Espacio para la
memoria, y qué otras están programadas?
- Además de las visitas educativas -el año pasado fueron unas 130, es decir
que vinieron unos 6 mil jóvenes-, hemos
hecho encuentros literarios, ciclos de teatro y cine, encuentros de formación
política para jóvenes y docentes, encuentros de organizaciones sociales,
celebraciones a la Pacha Mamá,
homenajes, recitales para el 10 de diciembre y el 24 de marzo. Hace poco cantó León Gieco y
asistieron 15 mil personas.
Para este año, además del ciclo “Habitar el Grito” para compartir y crear
poesía, estamos planeando más encuentros de formación con docentes y seguir profundizando la propuesta de que
todo el territorio donde funcionó el tercer Cuerpo de Ejército sea transformado
en un Parque Nacional, tanto porque allí se encuentran los restos de cientos de
desaparecidos como porque es el último pulmón verde que le queda a la Ciudad de Córdoba.
-¿Estás conforme con la profundización en estos últimos gobiernos del tema
derechos humanos, con los juicios y condenas a los represores? ¿Es suficiente
para la reparación de las víctimas?
-No sé si conforme es la palabra justa. Indudablemente que a partir de la
decisión política de Néstor Kirchner, y continuada y profundizada por Cristina
Fernández, de hacer de la lucha por los Derechos Humanos una política de
Estado, como pueblo hemos avanzado enormemente en la construcción de una
sociedad más justa y democrática. Por eso estamos trabajando en este lugar
maldito y sagrado, terrible y maravilloso, que fue y es La Perla. Pero nos
falta mucho en la consolidación institucional de los Espacios de Memoria. Por
ejemplo, falta profundizar en la federalización de recursos, en articulación de
políticas. Pero vamos en ese sentido.
La última pregunta es mucho más difícil. Ojalá fuera como en la mitología
Griega que cuando Zeus derrota al titán Cronos, este devuelve de sus fauces a
todos los que había devorado. Como eso es imposible, la imperiosa necesidad de
Justicia es para ordenar las cosas: que los victimarios sean reconocidos como
tales a partir de la demostración de sus crímenes. Que en cien años Videla no
aparezca en los billetes de cien pesos.
No sé si eso repara tanto dolor, tanta ausencia. Sí da más fuerzas para
seguir luchando por la trasformación de
este país en un lugar más justo. En eso estamos.
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