06 mayo 2012

Entrevista/Fessia Emiliano, Director del espacio de la Memoria "La Perla"/Por Jorge Boccanera


Diálogo con Emiliano Fessia, Director del Espacio de la Memoria “La Perla”
La necesidad de construir memoria 
                                                                                                            Por Jorge Boccanera
(para La Tecl@ Eñe)

ALGO DE HISTORIA

Este pasado sábado 28 de abril dio inicio en la provincia de Córdoba un ciclo de charlas, lecturas y talleres de poesía que cruzan creación y política “Habitar el grito”, en el Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos “La Perla”, en Córdoba. Allí funcionó en los años de plomo el mayor campo de concentración del interior del país que albergó a más de 2 mil quinientos detenidos, la mayor parte de ellos asesinados.
Se habla de más de 600 Campos Clandestinos de Detención (CCD) funcionando en 1976. Uno de ellos,  “La Perla”, iba a ostentar una triste marca: la de ser el más grande del interior del país y el segundo –tras la ESMA- a nivel nacional. El mismo estuvo a cargo de Luciano Benjamín Menéndez, ex comandante del Tercer Cuerpo de Ejército.
La labor represiva en Córdoba se inició antes del golpe del 24 de marzo de 1976, con los numerosos asesinatos perpetrados por el grupo parapolicial Comando Libertadores de América, la Triple A y represores del Departamento de Informaciones de la Policía. Otro CCD -“La Ribera”,- funcionaría desde fines de 1975 a cargo del general Juan Bautista Sassiaiñ.


ENTREVISTA CON EMILIANO FESSIA

Director del Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos “La Perla”, Emiliano Fessia desglosa en el diálogo que sigue  las características de este centro y sus muchas actividades, a la vez que repara en temas referidos al accionar represivo, aún pendientes en la provincia de Córdoba.

-Qué particularidades tuvo el campo de La Perla respecto a otros Campos Clandestino de Detención (CCD) del país? 

-Al igual que sucedió con los más de 500 CCD que funcionaron durante el terrorismo de Estado en nuestro país, la función de La Perla fue el exterminio de una generación de luchadores políticos para el amedrentamiento y disciplinamiento de toda la sociedad, con el fin imponer un modelo de país basado en la concentración de la riqueza y la palabra en pocas manos. Entre las características particulares de La Perla, se pueden mencionar su asilamiento geográfico (inserta en un campo militar de más de 15 mil hectáreas), y que por allí pasaron detenidos-desaparecidos de todas las propuestas políticas transformadoras, de todas las creencias religiosas y de todas las clases sociales. Es decir, las y los 2 mil 500 detenidos-desaparecidos que, gracias a los testimonios de las y los sobrevivientes, se estiman pasaron por allí son una muestra de todo lo que se quiso exterminar para siempre en nuestra patria.

-¿Cómo y cuándo se crea este Espacio para la Memoria, y con qué objetivos?

-Como siempre decimos en las guías, el proceso de conquista de este espacio, es una larga lucha por hacer visible lo que funcionó bajo la clandestinidad, el ocultamiento y la impunidad. Comienza en la dictadura misma, con las denuncias de sobrevivientes y sigue en democracia con la labor de CONADEP, la exigencia de Juicio y Castigo, las marchas de los organismos desde el centro de Córdoba hasta La Perla. En este proceso llegamos al hito del 24 de marzo de 2007 cuando el Presidente Néstor Kirchner ordena que el predio donde funcionó el centro de exterminio pase a la Comisión Provincial de la Memoria y deje de ser una dependencia militar.
Entre los objetivos centrales del Espacio, además de preservar los edificios como testimonio material del terrorismo de Estado, buscamos que la interpelación a los visitantes que van a conocer lo que allí sucedió abra la posibilidad de elaborar sus memorias respecto de este período histórico en relación al presente que vivimos. Es decir, que se rompa que la dictadura “sólo les pasó a los desparecidos y sus familiares”, ya que la construcción de memorias colectivas es algo activo que se hace e incide centralmente en nuestro presente. Con ello, el desafío más grande es ver cómo se relaciona esta lucha de memorias con las luchas políticas actuales para seguir aportando a una Argentina donde se respeten todos los Derechos Humanos.

-¿Qué aspectos son comunes a otros espacios similares, como el Centro Haroldo Conti, que funciona hoy en Buenos Aires en instalaciones de lo que fue la ESMA?

-Creo que esa búsqueda de construcción de Memoria con promoción de Derechos Humanos es la línea que vamos construyendo en los diferentes sitios de memoria del país, pensando no sólo en hacer visitas para conocer cómo funcionó el horror, sino planteando actividades culturales, educativas, foros de discusión social, es decir lugares de encuentro y reflexión. Un desafío común nacional es consolidar los Espacios de Memoria como instituciones públicas sostenidas desde políticas de Estado que vayan más allá de los recambios democráticos de gobiernos. Esto para que no se repita lo que les está pasando ahora en la Ciudad de Buenos Aires donde Macri está atacando políticamente los sitios de Memoria como el ex CCD El Olimpo a partir del ahogo presupuestario.

-Hay quienes afirman que salvo los  libros de Roberto Reyna y el de Ana Mariani, más algunos testimonios de sobrevivientes como Graciela Geuna y Gustavo Contepomi, historia de la represión en Córdoba es un tema pendiente en la investigación periodística…

-Sí seguro, falta muchísimo por hacer. Por ejemplo, siguiendo la propuesta del Doctor Eduardo Luis Duhalde, de que para entender la dictadura hay que conocer tanto la faz clandestina del terrorismo de estado como la faz pública de las políticas implementadas, aún falta en Córdoba seguir investigando cuáles fueron los referentes civiles –periodistas, intelectuales, empresarios, etc- que se beneficiaron con los negocios de los golpistas. No es menor que aquí se haya creado en 1977 la Fundación Mediterránea que sigue siendo hoy unos de los centros formadores de cuadros del neoliberalismo y que ejerce una enorme influencia política en nuestra provincia. No olvidemos que de allí salió, entre otros, Domingo Cavallo ese funcionario de la dictadura que estatizó la deuda externa privada y que luego fue varias veces ministro de economía aplicando todas las recetas neoliberales.
Con todo, se viene avanzando mucho en ese tema, sobre todo con los juicios a los genocidas. Acá se juzgó y condenó a Menéndez y Videla juntos. Este año comienza la mega causa La Perla donde sin dudas se abre una oportunidad enorme para profundizar estas investigaciones que nos hacen falta. 

-Hay quienes aseguran que durante el terrorismo de Estado, el país todo funcionó como un enorme centro de detención, ¿compartís esta idea?

-Es una idea potente que repiten muchos sobrevivientes de los centros clandestinos para dar cuenta de cómo el plan sistemático de exterminio se desplegó a partir del control territorial no sólo de nuestro país, sino a escala internacional, por ejemplo con el Plan Cóndor. Como metáfora nos sirve para pensar lo que te decía antes: el golpe nos pasó a todos. Sin embargo, creo que si se extiende “literalmente” justamente puede obturar esta relación tan siniestra entre lo clandestino y lo público, lo ocultado a medias y lo dicho a medias, que creo es lo que más efectos culturales nos dejó. Me explico un poco más: es muy común escuchar, sobre todo -pero no únicamente- de gente del interior profundo de nuestras provincias que a ellos “no les pasó nada” en la dictadura porque efectivamente en su pueblo no hay desparecidos ni supieron de los CCD. Sin embargo mientras esa vida seguía “normalmente” se implementaban políticas que destruían todas las conquistas sociales ganadas en las décadas anteriores, algo que indudablemente, más tarde o temprano afectó directamente su vida. Creo que allí la idea de todo el país como campo de concentración cierra la posibilidad de trabajar desde esas memorias.

-¿Qué otras actividades se han llevado a cabo en este Espacio para la memoria, y qué otras están programadas?

- Además de las visitas educativas -el año pasado fueron unas 130, es decir que vinieron unos 6 mil jóvenes-,  hemos hecho encuentros literarios, ciclos de teatro y cine, encuentros de formación política para jóvenes y docentes, encuentros de organizaciones sociales, celebraciones a la Pacha Mamá,  homenajes, recitales para el 10 de diciembre y el  24 de marzo. Hace poco cantó León Gieco y asistieron 15 mil personas.
Para este año, además del ciclo “Habitar el Grito” para compartir y crear poesía, estamos planeando más encuentros de formación con docentes  y seguir profundizando la propuesta de que todo el territorio donde funcionó el tercer Cuerpo de Ejército sea transformado en un Parque Nacional, tanto porque allí se encuentran los restos de cientos de desaparecidos como porque es el último pulmón verde que le queda  a la Ciudad de Córdoba.

-¿Estás conforme con la profundización en estos últimos gobiernos del tema derechos humanos, con los juicios y condenas a los represores? ¿Es suficiente para la reparación de las víctimas? 

-No sé si conforme es la palabra justa. Indudablemente que a partir de la decisión política de Néstor Kirchner, y continuada y profundizada por Cristina Fernández, de hacer de la lucha por los Derechos Humanos una política de Estado, como pueblo hemos avanzado enormemente en la construcción de una sociedad más justa y democrática. Por eso estamos trabajando en este lugar maldito y sagrado, terrible y maravilloso, que fue y es La Perla. Pero nos falta mucho en la consolidación institucional de los Espacios de Memoria. Por ejemplo, falta profundizar en la federalización de recursos, en articulación de políticas. Pero vamos en ese sentido.

La última pregunta es mucho más difícil. Ojalá fuera como en la mitología Griega que cuando Zeus derrota al titán Cronos, este devuelve de sus fauces a todos los que había devorado. Como eso es imposible, la imperiosa necesidad de Justicia es para ordenar las cosas: que los victimarios sean reconocidos como tales a partir de la demostración de sus crímenes. Que en cien años Videla no aparezca en los billetes de cien pesos.
No sé si eso repara tanto dolor, tanta ausencia. Sí da más fuerzas para seguir luchando por la trasformación de  este país en un lugar más justo. En eso estamos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

comentarios